Un pedazo de Barbanza en el espacio

antón parada / M. A. RIBEIRA / LA VOZ

ESTADOS UNIDOS

Tubío se encuentra en California desarrollando una tecnología para interconectar satélites

15 sep 2014 . Actualizado a las 12:01 h.

Con 15 años los chicos se olvidan de mirar al cielo. Suelen ocupar su tiempo en utilizar el ordenador para divertirse con videojuegos. No obstante, hay jóvenes hechos de otra pasta, que consideran que la propia maquinaria es el juguete. Es el caso del pobrense Ricardo Tubío Pardavila, que prefirió destripar el objeto y montarlo una y otra vez, sin saber que su futuro estaría muy relacionado con esa singular afición. Y con mirar al cielo.

El chico creció y en estos momentos Ricardo se encuentra en el condado californiano de San Luis Obispo, en un pueblo de unos 40.000 habitantes, que acoge una de las sedes de la Universidad Politécnica de California. El ingeniero de telecomunicaciones ha coronado la cumbre de su carrera profesional y está desarrollando una tecnología para interconectar satélites denominada Satnet, que forma parte de un programa de la Agencia Espacial Europea, el ESEO. Además imparte varias clases a la semana en la universidad sobre electrónica, potencia, comunicaciones e ingeniería aeroespacial.

El despegue

Tubío Pardavila guarda un buen recuerdo de la formación que recibió tanto en el CEIP Fernández Varela como en el IES A Pobra: «Tuve muy buenos profesores, lo que más valoro es que me hayan enseñado a ser ordenado» rememoró el profesional de las telecomunicaciones. Durante el bachiller dudaba sobre hacer medicina, así que no se la jugó y se presentó al selectivo por la doble vía. Con 18 años llega a Vigo y se sumerge en las matemáticas y la física, algo que a algunos de sus compañeros les desconcertaba pero a él le divertía, como si fueran pasatiempos. En 2007 termina la carrera y se especializa en la modalidad de telemática, ya que en cuarto había entrado en ese departamento.

Al principio desarrollaba una aplicación de publicidad personalizada para la televisión digital, pero un buen amigo suyo, Javier Comesaña, le invitó a participar en el plan que dirigía Fernando Aguado. Se trataba de construir el nanosatélite universitario Xatcobeo de un peso de 1?33 kilogramos: «La gente cuando piensa en un satélite le vienen a la cabez las proporciones de Hollywood, pero la evolución apunta en otra dirección, solo hay que fijarse en los móviles y los ordenadores» explicó el encargado del diseño del aparato. El equipo de 60 personas vinculado a la Agencia Espacial Europea logró hacerlo despegar desde la base de Kourou, en la Guayana francesa, el 13 de febrero de 2012.

Más tarde, Fernando Aguado requirió sus conocimientos para lo que fue el objeto de la tesis doctoral del pobrense, la arquitectura de una constelación de nanosatélites. La misión Humsat consiste en crear una red que dé soporte a operaciones de carácter humanitario y contra el cambio climático, en el marco del Programa de la Oficina de Espacio de Naciones Unidas. La idea consiste en colocar sensores en cualquier punto del planeta y cuando el satélite pase por una antena remita los datos a los solicitantes que hayan pasado un registro previamente.

En la actualidad sigue colaborando con el Humsat, a la espera de lanzar el segundo satélite, Serpents, desde Kazajistán con soporte de la Universidad de Brasilia: «Conseguiríamos una cobertura perfecta con cuatro o cinco satélites» afirmó Pardavila.

Lo que le ha llevado a California ha sido la Beca Barrier, que consiguió presentando su estudio para conectar antenas de satélites a través de Internet. Durante este año ha participado en la creación del sistema de computación en nube Satnet, que está incluido en el proyecto ESEO. La Agencia Espacial Europea pretende conectar un satélite con antenas en Múnich, Vigo y Forlì. Quizás no dispone de mucho tiempo libre, pero el niño que abría ordenadores ahora surfea y toca la guitarra eléctrica.

ricardo tubío pardavila ingeniero de telecomunicaciones