Tamar Novas: «Llevo 16 años en Madrid, pero soy absolutamente picheleiro»

ESPAÑA EMIGRACIÓN

Tamar Novas (en la foto, en Muxía en noviembre) está en cines con «O corpo aberto».
Tamar Novas (en la foto, en Muxía en noviembre) está en cines con «O corpo aberto». Ana García

El actor que debutó, por azar, de la mano de José Luis Cuerda y ganó el Goya a los 18 se transforma en «O corpo aberto», terror romántico que invita a barrer fronteras

23 dic 2022 . Actualizado a las 09:04 h.

Es actor por un golpe de fortuna. «Cuando tenía 11 años, vinieron por mi colegio, nos hicieron pruebas a todos para La lengua de las mariposas. Era una lectura de un poema de Machado, me acuerdo como si fuese ayer...», recuerda Tamar Novas (Santiago, 3 de octubre de 1986), que descubrió en aquel momento, de casualidad, que existía esa profesión en la que se podía explorar lo de ser otro. Hoy, 25 años después, afronta un ardiente viaje interior en O corpo aberto, armada a partir de Arraianos, de Méndez Ferrín.

­—Empezó en el top, descubriendo el cine de la mano de Fernando Fernán Gómez y José Luis Cuerda. Y logró el Goya al Actor Revelación a los 18 años...

—En Mar adentro tenía 17, igual cumplí los 18 cuando me dieron el Goya...

­—Y enseguida chico Almodóvar, en «Los abrazos rotos». Qué comienzo.

—Eso fue que vine a Madrid el último año de Audiovisual con una beca Séneca y a los cuatro meses salió la prueba. Yo iba con la idea de seguir con la carrera, formándome como actor en la escuela Corazza, y me salió lo de Almodóvar y algún trabajo más. Luego descubrí que algunos compañeros de Madrid de la Carlos III me llamaban «Tamar No-vas a clase».

—Lo que no parece es que se le haya subido a la cabeza...

—Es que no relaciono esta profesión con creerme mejor o peor. Es un oficio y si alguna vez se me sube a la cabeza es por la sensación de ganarme la vida con él, pero soy consciente de que esto son rachas. Sé lo que es esperar. Y hay gente que se dedica a esto más válida que yo que está sin trabajar. Lo decía Fernán Gómez: «Ahora mucha gente no quiere ser actor, quieren ser actores triunfantes». Quiero que me vaya bien, pero sobre todo quiero tener la sensación de manejar mi oficio. Tengo muy buen recuerdo de La lengua de las mariposas, pero yo ahí era uno que colocaban y que iba haciendo lo que podía. Me siento mejor actor ahora, o ahora me siento actor.

­—¿Qué siente al ser «corpo aberto»?, porque este concepto de la peli tiene que ver con el oficio del actor...

—Sí, tiene que ver. Corpo aberto habla de gente habitada por otra, por gente que ya se marchó. Creo que, sobre todo, es una metáfora de todo lo que podemos ser. Y a mí como actor una de las cosas que me mueven es entender otros tipos de comportamiento o de carácter diferentes al mío. Creo que, efectivamente, el trabajo del actor debería ser estar abierto a lo que la historia pide.

—Es interesante la tranformación de uno, de Miguel, su personaje, por el deseo o el amor por otra persona, por Dorinda.

—Una de las cosas que más me fascinan de las personas es que, por deseo, pueden llegar casi a salir de sí mismas. Los grandes relatos tienen que ver con las pasiones humanas. Miguel, tan racional, rígido, hace todo un viaje hacia su oscuridad.

—¿La vida no está llena de cosas que no sabemos explicar?

—Es que es un misterio absoluto. Dónde empieza y acaban las cosas. Dónde acaba la vida, dónde acaba el amor, dónde acaban lo masculino y lo femenino... Los límites, los lindes, son una cosa muy de Galicia y Portugal. Lo compartimentamos todo ¡y pensamos que esos límites son naturales! Tiene que haber un sitio para lo misterioso, para lo diferente. A veces parece que estamos más en construir naves espaciales que en el trabajo que hay que hacer aquí...

—¿Es racional como Miguel o se ve más en su transformación emocional?

—Ahí hay temas que son dilemas personales. No he tenido en mi vida un trastorno como el que sufre él, pero el conflicto es universal, ese escepticismo, el intentar darle una cabida racional a las cosas. Soy actor para poder entender comportamientos que escapan a eso, para estar yo más flojo, más libre.

—Actor gallego. Defiende con su actitud y su trabajo el gentilicio.

—Sí. Es algo que llevo con orgullo. Siento una conexión cada vez más grande con Galicia. Llevo casi 16 años en Madrid, pero me encanta volver a Galicia a trabajar.

—En Madrid, pero picheleiro...

—Absolutamente picheleiro. Me hizo muchísima ilusión que me llamasen para dar el pregón de mi ciudad. Es de las cosas que me han puesto más nervioso en mi vida.

—¿Siente morriña?

—A veces la morriña se ha convertido en un cliché. No me veo volviendo a vivir a Galicia, pero lo que no sé es si estaría aquí sin la posibilidad de volver.