Un policía gallego: «Nos hemos ganado el respeto de la población palmera»

Santiago Garrido Rial
Santiago Garrido LA PALMA / ENVIADO ESPECIAL

ESPAÑA EMIGRACIÓN

SANTIAGO GARRIDO

Miguel Puga lleva 17 años destinado en la única comisaría de la isla canaria

30 sep 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Uno de los lugares claves de atención en La Palma todos estos días es el puesto de mando avanzado situado en el centro de visitantes de la Caldera de Taburiente, donde trabajan todas las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, además de sanitarios, bomberos y, por supuesto, científicos. La Policía Nacional también forma parte de ese amplio dispositivo.

Este cuerpo tiene su base en la única comisaría de la isla, en la capital, Santa Cruz, donde trabajan unos 60 agentes, cuatro de ellos gallegos. Y uno de ellos, veterano ya, es el carballés Miguel Puga, que lleva 17 años en la isla (otro paisano lo supera en antigüedad). Se da la circunstancia además de que Miguel Puga realiza funciones habituales de enlace con los medios y ha impartido numerosas charlas en centros educativos o entidades sobre temas de seguridad o interés social. Y estos días, como a todos, también le tocará algún turno en las labores de vigilancia y control en las zonas más afectadas por el volcán. Unas tareas para las que es imprescindible la cooperación ciudadana.

«En ese sentido no hay problemas, porque la población colabora muy bien, presta atención a nuestras indicaciones y a las demás fuerzas y cuerpos de seguridad. Creo que los habitantes de La Palma están muy concienciados en este aspecto», señala.

En la comisaría, como en todas las de la Policía Nacional, se tramitan numerosos documentos relativos a la nacionalidad, como el DNI o el pasaporte. Como medida de apoyo a los residentes, que han sufrido las consecuencias más directas de la furia del volcán de Cumbre Vieja, «damos preferencia a los afectados que tengan que realizar algún trámite», explica Miguel Puga.

El carballés señala que, desde el primer día, la Policía Nacional se integró en el Plan de Emergencias Volcánicas de Canarias, el ya célebre Pevolca, donde se toman las principales decisiones y, al mismo tiempo, se transmiten a diario. De hecho, ya estaban en alerta en algunas zonas asignadas antes del domingo 19 para, en caso de erupción, actuar, algo que finalmente ocurrió.

A los agentes de La Palma se unieron los refuerzos que llegaron de la unidad de intervención con base en la jefatura provincial. Desde entonces, los agentes se movieron por determinadas zonas sensibles y de necesidad de control, sin desatender en ningún momento las funciones habituales de seguridad, vigilancia o escolta, incluido el funcionamiento de la propia comisaría.

El volcán lo ha marcado todo. «En los primeros momentos había mucha incertidumbre en general. Yo tenía expectación ante lo que pudiera pasar, pero al segundo lo único que sientes es tristeza y amargura cuando ves la magnitud de sus efectos. El factor humano es lo que importa, ya que esto ha causado muchos daños», comenta Puga.

El día a día en la comisaría de la isla canaria es la propia de una ciudad tranquila. «Nos hemos ganado el respeto de la población palmera, como ya se vio en la pandemia, saben que pueden contar con nosotros», señala.