La empresa de autobuses que compitió en plantilla con una fábrica de gabardinas

Martín Fernández RIBADEO / LA VOZ

ESPAÑA EMIGRACIÓN

La Empresa Ribadeo, que durante muchos años unió Lugo con A Coruña y A Mariña llegó a proporcionar 60 empleos directos

30 jul 2018 . Actualizado a las 22:58 h.

A finales del siglo XIX, Galicia estaba repleta de diminutos negocios de transporte de personas y mercancías por caminos y calzadas que unían localidades próximas. Eran pequeñas carrilanas que suplían las carencias del ferrocarril y trasladaban a los viajeros en carruajes.

En los inicios del siglo XX, emigrantes retornados de América-Suárez Casas, Papaíto, Canceleiro, Canoura…- fueron los primeros en crear compañías con servicios regulares de automóviles y autobuses entre pueblos de A Mariña y de ésta con Lugo.

Sin embargo, ninguna de ellas alcanzó la fama ni el prestigio de la Empresa Ribadeo que fue toda una referencia en Galicia. La constituyeron tres familias de procedencia maragata que agruparon en 1930 en una sola entidad sus empresas de transporte de viajeros que enlazaban A Mariña con Villalba y Baamonde con Lugo.

Eran la familia Freire, que operaba desde Baamonde en 1913 con su ómnibus El Porvenir y tenía talleres y garajes en Vilanova de Lourenzá, y las familias Nistal del Campo y Nistal Manzanal, de Ribadeo.

La sociedad fue suscrita por Antonio Nistal, Manuel Freire Amieiro y Manuel Nistal Nistal que aportaron, a partes iguales, un capital de 1,2 millones de pesetas para crear Nistal, Freire y Nistal SL con sede en San Roque 5 y con el título Empresa Ribadeo, Transporte de Mercancías Rodadas. En un edificio propio, levantaron nuevas cocheras, obradores y oficinas y reunieron una de las mejores flotas de España: 15 unidades de las marcas Saurer y Dion Bouton. 

Saurer pioneros en España

En los años 40 y 50 la empresa implantó un servicio de viajeros entre A Coruña, Oviedo y Gijón en consorcio con Automóviles de Luarca SA (ALSA). Para ello compraron los cuatro primeros Saurer rápidos que llegaron a España con su lujosa carrocería Pullman. La Empresa Ribadeo se encargaba del servicio en la parte gallega y ALSA en la asturiana. El trasbordo era en Ribadeo donde paraban una hora para comer. Era su línea más importante y una de las más largas de España, con 360 kilómetros.

En los años 30, la nueva sociedad tenía servicios regulares entre Ribadeo y Lugo, Lugo y Mondoñedo, Lugo-Meira-A Pontenova-Vegadeo, Vegadeo-Ribadeo y A Coruña-Ribadeo-Vegadeo. Luego implantó los de Lugo-A Coruña y Foz-Mondoñedo-Lugo primero, y más tarde Ribadeo-Viveiro y Lugo-Meira-Mondoñedo.

La empresa tenía planteamientos modernos. Combinaba formación y promoción de sus trabajadores que, como Ribadeo, sentían la firma como propia. Muchos ingresaban casi niños, adquirían conocimientos y práctica y ejercían de conductores o mecánicos. En los años 50 tenía tres directores: Casimiro Freire Amieiro (comercial), Carlos Nistal Ares (administrativo) y Antonio Nistal Nistal (técnico). Disponía de autobuses Pegaso, Saurer y Leyland, acarrozados en Chavín, y empleaba de modo directo a 60 personas.

El Cervense, de Federico Blas, recogía mercancías y pasajeros

Las familias creadoras de la Empresa Ribadeo -los Nistal del Campo, Freire y Nistal Manzanal- eran de procedencia maragata. Como también lo era Federico Blas Otero -abuelo de los actuales propietarios del restaurante O Almacén- promotor de otra empresa de transporte de mercancías y viajeros, llamada El Cervense, que, desde Cervo, operaba en A Mariña y el norte lucense en la primera mitad del siglo pasado.

Los Nistales procedían de una localidad del municipio leonés de San Justo de la Vega, próximo a Astorga y separado de ésta por el río Tuerto. Y Federico Blas era originario de Lagunas de Somoza, un pueblo del ayuntamiento de Val de San Lorenzo, el que mejor conservó las tradiciones de la comarca de La Maragatería y, en concreto, la artesanía de paños, mantas y otras prendas confeccionadas en pura lana virgen.

Los maragatos eran una población emprendedora y viajera que acostumbraba a recorrer con carromatos, en el siglo XIX y comienzos del XX, el oeste y el centro de España vendiendo sus productos artesanales. La mayoría de estos arrieros, además de transportar mercancías y personas, eran comerciantes, rentistas y prestamistas que solían llevar un registro sistemático de los aspectos comerciales y económicos de sus negocios en libros de cuentas perfectamente organizados…

Se explica así una vocación por el transporte que, en A Mariña, se plasmó en la potente Empresa Ribadeo y en un autobús, El Cervense, que, como escribió el profesor Francisco Piñeiro, «transportaba viaxeiros realizando as mesmas rutas que os autobuses de liña regular recollendo aqueles pasaxeiros que o agardaban».

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De mayor centro de empleo a la absorción

A finales de los 50, la Empresa Ribadeo era el principal centro de trabajo de la villa con sus 60 empleos directos. Ribadeo era, como hoy, punto de encuentro comercial para una amplia zona y una villa que despuntaba en empresas y servicios.

La fábrica de gabardinas Llaú empleaba a muchas mujeres que también trabajaban en Conservas Peláez o la fábrica de algas de Villavieja. Y había empresas como Cementos Lens, el comercio y talleres y aserraderos que, junto a una flota pesquera pequeña pero con mucha ocupación directa e indirecta, hacían de la villa un lugar de progreso.

La Empresa Ribadeo vivía entonces su hora alta. Pero con la llegada de la ayuda americana a Europa, la tecnocracia al franquismo, el desarrollismo y la sociedad de consumo, los hábitos de ciudadanos y viajeros fueron cambiando. La industria automovilística se expandió y fue generalizada la adquisición de turismos, el Tren de la Costa se inauguró a principios de los 70 y el transporte vio incrementada la competencia de líneas, servicios y empresas.

Todo ello aumentó las dificultades de la Empresa Ribadeo. Y en 1993 fue absorbida por IASA. Tenía entonces un capital social de 420.792 euros y 19 empleados. Inicialmente, IASA mantuvo la marca pero en 1998 impuso a la empresa ribadense sus propias señas.

Un año antes, IASA se había convertido en el primer grupo de transporte de viajeros por carretera de Galicia, con unas ventas de 12,3 millones de euros, 170 autocares y 300 trabajadores. Había comprado la empresa santiaguesa El Celta y absorbido otras como Autos Veiga, entonces establecida en O Valadouro.

Pero un año después, en 1999, IASA, la antigua empresa El Ideal Gallego que había fundado el emigrante ortegano Jesús Pita Saavedra en los años 20- fue a su vez comprada por la multinacional Arriva por 27,6 millones.

La empresa de los Nistal y Freire que tanto contribuyó, desde A Mariña lucense, a dinamizar el transporte de viajeros y mercancías ?y con ello la sociedad y la economía de buena parte de Galicia- pasó definitivamente a manos extranjeras, inglesas.

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