El turismo no ha tocado techo

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ESPAÑA EMIGRACIÓN

TAMARA MONTERO

Las islas han fidelizado con «calidad y excelencia» a muchos viajeros que, ante la amenaza terrorista, cambiaron África por Canarias; para los gallegos es una oportunidad laboral

12 abr 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Lo normal al asomarse a la costa canaria es no ver nada. Solo mar. Y más mar. La inmensidad del océano Atlántico. Los ojos gallegos, acostumbrados a la estrechez de la ría, siempre agradecen ver en la línea del horizonte, al otro lado del agua, un trozo de tierra. Es lo que ocurre al asomarse al borde norte de Fuerteventura. Allá, al fondo, está Lanzarote, otro de los principales destinos de la emigración gallega. Una isla a la que el año pasado llegaron nada menos que 2,7 millones de turistas de los casi 15 millones que optaron por las islas Canarias para sus vacaciones.

Muchos de los que hacen más agradable si cabe el viaje son gallegos. Porque la explotación turística ha sido el otro gran refugio laboral para los emigrados al archipiélago. En el hotel más paradisíaco de ese trocito de cielo que es Lanzarote trabajan al menos una veintena de gallegos. En el departamento de lencería, en pisos, en cocinas, en restaurantes, en mantenimiento... Y en la dirección y la gestión. Luis Folgar, natural de Santiago, llegó a Lanzarote hace quince años. Hoy es director residente del hotel Princesa Yaiza de Playa Blanca. Un total de 411 habitaciones, la mayoría suites, en un hotel cinco estrellas gran lujo. «Había acabado mis prácticas y me propusieron hacer una formación». Después, llegó la oferta de trabajo. «Me gustó el trabajo, me gustó la isla, me gustó el hotel y me quedé». Y hasta hoy.

Hace quince años Lanzarote estaba en expansión. Parece que nunca ha dejado de estarlo y que las bondades canarias siguen atrayendo gallegos. Como Aitara Pardo. Curiosamente, también compostelana. Como Bosi, encargado de uno de los restaurantes de este gran complejo hotelero con vocación, sobre todo, familiar. Aitara llegó a Fuerteventura hace seis meses. «Quería estar un poco más cerca de casa». Llegó al Princesa Yaiza desde China, donde trabajó como relaciones públicas para la cumbre del G20. Toda una experiencia. «Quería un lugar de turismo de sol y playa, donde hubiese turistas todo el año». Y como está enfocada a las cinco estrellas, escogió el Princesa Yaiza.

Allí conoció a Beatriz Formoso. No, no es de Santiago. Es de Muros. A Lanzarote llegó hace un par de años. Su historia ejemplifica la de otros muchos. Después de ser premio de excelencia en bachillerato y acabar la carrera de Derecho, lo intentó con las oposiciones. Pero la oferta menguaba, menguaba, menguaba. Y no había trabajo. Así que decidió irse. Y en Canarias ha encontrado un buen puesto. Porque Beatriz es la asistente del director general del grupo de gestiona, entre otros, el hotel Princesa Yaiza.

Calidad y excelencia

Hay una hipótesis que parece que se confirma, y es que las islas Canarias han sido durante los últimos años el refugio de aquellos que, ante la inseguridad, han preferido abstenerse de pasar las vacaciones en lugares en los que ha sembrado el miedo el terrorismo.

La cifra de viajeros desde el 2010 no ha dejado de crecer un solo año, y si hace ocho llegaron al archipiélago canario 10,6 millones, el pasado 2017 ya eran esos casi quince millones. «Los destinos como los países árabes, Egipto, Turquía, Túnez e incluso Marruecos, bajaron en su momento y aquí se hizo bien», explica Luis Folgar. Ahora que esos destinos empiezan otra vez a atraer visitantes, porque nadie puede imponer la dictadura del terror eternamente, hay muchos turistas que prefieren seguir pasando sus vacaciones en la isla. «Ir a Túnez y a Egipto ahora es muy barato y en hoteles muy buenos, pero cuando a uno le gusta estar en un sitio ¿por qué cambia?». En el Princesa Yaiza hay muchos. Los llaman los repetidores. Los repetidores son familias, sobre todo de británicos -la principal nacionalidad que, junto con los alemanes, visita Lanzarote y en general las Canarias-, que año tras año vuelven al Princesa Yaiza porque están encantados con la experiencia. Incluso traban amistad durante su estancia en el resort y después se organizan en Gran Bretaña para volver de vacaciones juntos. Uno de los momentos más emocionantes para el personal del hotel es ver cómo llega una familia preguntando si otra ya ha recogido la llave de su habitación.

En realidad depende un poco de la época del año y el perfil. Aunque es familiar, también se abre a otros tipos de turistas, como grupos o parejas, sobre todo fuera de la época vacacional. Es el paraíso de los niños, porque tienen más de 10.000 metros cuadrados y un equipo de 26 personas dedicado solo a Kikoland, el área de ocio de los más pequeños.

Lanzarote es destino turístico, eso es innegable, y es la opción no solo de los extranjeros. También los que viven en la Península optan por pasar sus vacaciones en las islas. El año pasado fueron 2,8 millones los turistas españoles. De ellos, 95.000 provenían de Galicia. Pero Canarias «también ha sido un destino de oportunidades para los gallegos», explica Folgar, que mira a Beatriz Formoso. Ella ha conseguido, en menos tiempo que en Galicia, «un puesto más adecuado» a lo que ha estudiado.

Aitara Pardo se encarga de crear experiencias únicas. De cerciorarse de que todo está al gusto del cliente, de diseñar planes divertidos. De preparar todo antes de que lleguen los huéspedes y confirmar que todo ha ido bien tras la estancia. «Creo que nos dedicamos al trabajo más bonito del mundo, que es hacer felices a las personas», dice Luis Folgar. Su labor está centrada en la parte de alojamiento. ¿El turismo en las islas Canarias ha tocado techo? «Yo creo que nunca tocará techo, porque son las islas de España, buen tiempo asegurado. Creo que esto se va a seguir manteniendo».

Alemanes, británicos y nórdicos son los que más visitan el archipiélago

Las islas Canarias son sinónimo de internacionalización. De los 14,7 millones de turistas alojados en hoteles y apartamentos durante el 2017, más de once millones provenían del extranjero. Tres son las nacionalidades que se llevan la palma: los británicos, con más de cuatro millones de turistas en el 2017, y los alemanes, que se quedan en la nada desdeñable cifra de 2,6 millones de viajeros.

Parece que a Canarias llegan directamente del frío, porque los países nórdicos también son uno de los principales mercados turísticos de las islas Canarias, en las que últimamente también empiezan a pasar las vacaciones los franceses. El año pasado, más de medio millón de turistas procedían de Francia.

Además, se da la casualidad de que cada isla tiene un segmento concreto en el que triunfa especialmente. Lo explica Luis Folgar, que de todos modos matiza que no son dependientes de una nacionalidad concreta. Pero sí es cierto que británicos y alemanes tienen querencia sobre todo por Lanzarote y Fuerteventura. Que a Tenerife arriban muchos viajeros de los países del este y que a Gran Canaria se trasladan muchos turistas procedentes de los países nórdicos.

Las cifras del Instituto Canario de Estadística lo atestiguan. De los cuatro millones de británicos que el año pasado visitaron Canarias, 1,2 millones visitaron Lanzarote y otros casi dos millones optaron por Tenerife. En el caso de los alemanes, la mayoría eligieron como destino Fuerteventura, con 819.000 turistas procedentes de ese país en el 2017. Los suecos y los finlandeses escogieron masivamente Gran Canaria. De los casi 613.000 visitantes procedentes de Suecia el año pasado, 367.000 se trasladaron a Las Palmas. De Finlandia procedían 221.000 turistas. Más de cien mil se decantaron por la isla de Gran Canaria.

El otro gran mercado que toma posiciones en el archipiélago es de un tiempo a esta parte Francia. ¿Las islas preferidas? Tenerife y Fuerteventura. «Este lugar es tan cosmopolita como una gran urbe», dice Folgar. En las islas «confluye gente de todo el mundo». Ya no existen las nacionalidades.