Gallegos que no son de Galicia

ESPAÑA EMIGRACIÓN

Casi 3.000 personas residen en pueblos que llevan por nombre el gentilicio de la comunidad pero que están más allá del Padornelo. Y los hay verdes y con vacas

20 abr 2014 . Actualizado a las 00:26 h.

Juan Francisco Lucas Yagüe es el alcalde de un pueblo que presenta unas características familiares. Tiene dos cruceiros, una carballeira, prados verdes para pasto (hay 800 vacas censadas), donde antiguamente cultivaban el lino, fuentes de piedra y orballos de vez en cuando. Lo mejor del presupuesto municipal se va en las fiestas patronales. Juan, que algo de retranca tiene al hablar, no es el regidor de un pueblo gallego. ¿O sí? Depende.

El pueblo se llama Gallegos de la Sierra y queda algo lejos de Galicia. Está en Segovia, junto a la sierra de Lozoya, a un paso de Madrid. Tiene 106 habitantes, a los que antiguamente llamaban gallegos . No es extraño entonces que el grupo folclórico local se denomine Los Galleguitos.

Gallegos de la Sierra es uno de los 21 lugares, sean municipio o no, que hay en España con el nombre de Gallegos, a secas, o con algo más. Suman entre todos 2.700 habitantes teóricos, pero basta darse una vuelta por alguno de ellos para comprobar que la cifra es menor.

Cabecera municipal son Gallegos de Altamiros y Gallegos de Sobrinos, en Ávila; Gallegos de Argañán, de Solmirón y San Felices de los Gallegos, en Salamanca; Gallegos de Hornija, en Valladolid; Gallegos, en Segovia, y Gallegos del Pan y del Río, en Zamora. Núcleos dependientes los hay en Mieres, Albacete, León, Madrid, Málaga, Murcia, La Gomera o Segovia. Algunos nacieron de las colonias de segadores que se iban a Castilla; otros ya vienen de antes, de los asentamientos de larga época de la Reconquista.

En algunos de estos lugares parece que se ha quedado algo del alma de la tierra original. Por ejemplo, entre Gallegos de Altamira y Gallegos de Sobrinos, ambos en Ávila, a un tiro de piedra, hay cerros que a menudo son cubiertos por la niebla, la brétema . Casas de piedra, pistas estrechas, despoblación...

En el de Altamiros, un vecino atiende al visitante.

-¿Cuántos son ustedes?

-Éramos -responde.

Lo explica: «Es que la gente se ha ido toda. Quedamos ocho».

-¿Dónde está el alcalde?

-¿Qué día es hoy? -contesta con otra pregunta.

Es martes, así que no toca visita. Si fuese lunes...

Habla del pasado al lado de un cruceiro, uno de los numerosos que se encuentran en el camino en esta parte de Castilla. En algunas zonas, incluso más que en muchas parroquias de Galicia.

En Mirueña de los Infantes, por ejemplo. En un tramo de menos de un kilómetro aparecen cinco, y varios de ellos de impecable factura. Nadie diría que no son gallegos. Tal vez sí lo sean.