Ángel Viña, fundador de Denodo, la empresa que saltó de A Coruña a Palo Alto: «Desde el día uno nacimos con vocación internacional, donde no tenemos clientes hoy en día es en Galicia»

INTERNACIONALIZACIÓN

La tecnológica creada en la ciudad y con oficinas en Palo Alto, California, celebra sus primeros 25 años de vida
18 sep 2025 . Actualizado a las 05:00 h.Es de A Gaiteira, «galegofante», y vive entre A Laracha y Palo Alto (California). Dedicándose al mundo tecnológico, Ángel Viña ( A Coruña, 1959), era consciente de que, para competir, había que jugar en casa, la de los gigantes del sector. En el 2005 abrió la oficina de Denodo en Estados Unidos. Un paso clave en una compañía que fundó hace 25 años, cuando internet empezaba a coger forma. Se nutrió de talento gallego, en buena medida, de alumnos, investigadores y docentes de la Facultade de Enxeñería Informática de A Coruña, donde dio clase tras su paso por Madrid. «Hay personas muy importantes hoy en la empresa que estaban en ese equipo inicial», remarca Viña. Ayer celebraron en el Teatro Rosalía de Castro su primer cuarto de siglo.
—¿Se imaginaba en 1999 el crecimiento que tendría Denodo?
—Desde el día uno nacimos con vocación internacional. Nunca miramos a Galicia como un mercado, pero sí miramos el mapa tecnológico de la gestión de datos: teníamos una tecnología innovadora, disruptiva, distinta, y fuimos a por ello. Ya entonces nuestros clientes eran fundamentalmente extranjeros: France Télécom, Expedia o grandes bancos españoles, como BBVA. Éramos pioneros en el mundo en tecnología de integración de datos.
—¿Cuál fue el impulso final para expandirse a la tierra de Google?
—A comienzos de los 90 hice un posdoctorado en la Universidad de Stanford. En aquellos momentos serían como unas diez las start-up de Silicon Valley. Después, hice un par de viajes en el 98 y el 2000 para conocer el mundo de esas pequeñas compañías y vi que teníamos ventajas competitivas. La oportunidad era real.
—¿Cuáles eran esas ventajas?
—Teníamos una tecnología mejor: el núcleo de virtualización de datos, este núcleo que permite unificar semánticamente bases de datos o repositorios. Era más potente, tenía una funcionalidad más avanzada. Y lo desarrollamos aquí, en A Coruña. Con esa idea, buscamos capital.
—¿Fue sencillo conseguirlo?
—Sabíamos que no iba a ser fácil, pero esto es lo que les decíamos a los inversores: tenemos una pieza tecnológica con un potencial de desarrollo grande y vamos a validarla primero en el mercado más exigente, el de Estados Unidos.
—Hoy están en todo el globo.
—Tenemos clientes en 46 países. Empresas muy grandes, que facturan billones de dólares por decenas. Donde no tenemos ahora mismo clientes es en Galicia, esperamos que esto cambie pronto.
—En un sector global, ¿cuál es el papel de las oficinas coruñesas?
—La de A Coruña es una pieza clave, diría que la más clave, con la de Palo Alto, que es más ejecutiva. Aquí se lidera el desarrollo del producto. Alberto Pan, que fue profesor también en la Universidade da Coruña (UDC), es el responsable técnico del desarrollo.
—¿Qué importaría del sistema norteamericano a Galicia?
—Nos falta el mercado donde desarrollar las ideas. Hay poco cliente para temas sofisticados. Y poco cliente que se atreva a innovar. También tenemos pocas empresas grandes.
—Trabaja en un sector que cambia cada día y, por si fuera poco, llegó la inteligencia artificial.
—En tecnología te levantas todas las mañanas pensando que, a lo mejor, ya hay algo nuevo. Aquí vivimos siempre en el alambre, pero, fíjate, hice mi tesis doctoral en los 80, y era sobre inteligencia artifical, que no deja de alimentarse de datos. Nosotros somos el puente para que estos nuevos motores de razonamiento inteligente que se están haciendo tan populares [ChatGPT] puedan utilizar datos que le contextualicen su inteligencia en el ámbito de la empresa, el corporativo o de los gobiernos, quien sea el cliente, de forma segura y gobernada.