Galicia cotiza por vez primera en la bolsa del vino de lujo de Burdeos

Luis Díaz
LUIS DÍAZ MONFORTE / LA VOZ

INTERNACIONALIZACIÓN

CARLOS CORTÉS

Algueira vende en La Place 6.000 botellas de un tinto de Ribeira Sacra

07 nov 2023 . Actualizado a las 13:41 h.

La Place es un club de lo más exclusivo. El universo sofisticado y elitista de los grandes châteaux se abre una vez al año en Burdeos a las bodegas más importantes del mundo. Los courtiers, intermediarios en el complejo entramado de la venta de vinos de esta región francesa, organizan en septiembre una subasta de marcas exclusivas previamente seleccionadas. El rioja Yjar, proyecto personal del bodeguero Telmo Rodríguez, fue en el 2021 la primera referencia española en cotizar en esa bolsa internacional. Solo dos años después, Galicia entra en el Wall Street del vino con un tinto de Ribeira Sacra: Dolio, de Adega Algueira.

«Para estar en La Place debes tener un gran terroir, pero también hace falta un perfil y una historia detrás del vino para seducir a los courtiers, los que tienen la llave», apunta Fernando González, fundador de Adega Algueira. Los terruños son viñas de Doade (Amandi) y Abeleda (A Teixeira) plantadas con mencía merenzao, brancellao, caíño y sousón. En el relato, Dolio se inspira en la singularidad vitícola de la Ribeira Sacra y en la apuesta personal del bodeguero, que dejó hace treinta años su despacho de director de banco para plantar cepas en los bancales del Sil.

De Dolio salieron a subasta 6.000 botellas que fueron adquiridas en su totalidad en pocos minutos por ocho marchantes franceses. La mayor parte del lote se lo quedó Pierre-Antoine Castéja, propietario de Maison Joanne, casa especializada en la venta internacional de grands crus vinos de alta gama bordeleses— que mueve unos cuatro millones de botellas al año. Los négociants fijarán a partir de ahora precios con arreglo al poder adquisitivo de los mercados donde creen que este vino de Algueira —crianza de la cosecha del 2019— puede tener mayor demanda.

Incremento de valor

Burdeos siempre fue proclive a la inflación. Los vinos que se compran a la avanzada —antes de que estén acabados— pueden incrementar de forma significativa su valor entre ese momento y la salida al mercado, años después. Y muchos ya se subastan por más de 1.000 euros la botella. El precio puede dispararse por diversos factores (una alta puntuación) cuando están en venta. Esto explica la compra de grandes bodegas por marcas de lujo (Chanel, Louise Vuitton) e inversores de variadas procedencias, magnates chinos incluidos.

Pero la caída global de las ventas de vinos tintos ha alcanzado también a Burdeos, donde se acaba de incentivar el arranque de viñedo para ajustar la oferta y mantener los precios. Las grandes marcas sufren menos las crisis, pero pese a su elevado volumen de negocio y su plus de prestigio suponen un reducido porcentaje de la producción total de esa denominación de origen.

Pese a todo, la sede de la aristocracia del vino conserva su atractivo para la distribución mundial. «Solo con llegar a La Place ya tocas el cielo. Pero una vez allí quieres vender el vino y antes de la subasta nos asustaba la situación actual», comenta Fernando González. Los négociants de Burdeos —prosigue— «ven en España una verdadera revolución del vino, la singularidad que reclama el mercado internacional. Entrar en ese mundo es un altavoz muy potente y puede tener un efecto llamada para Ribeira Sacra y para Galicia».

La Place no es un espacio físico. Designa una subasta que se celebra todos los años a comienzos de septiembre y en la que los courtiers —intermediarios entre las bodegas y la distribución— ofrecen pequeñas partidas de marcas de todo el mundo. A diferencia de la otra gran cita del año en Burdeos — la venta en primicia de marzo, en la que se apalabran lotes que aún inician una larga crianza—, en La Place se comercializan vinos ya terminados y las operaciones no se llevan a cabo de forma presencial.

Los primeros vinos de fuera de Francia en entrar en esta puja fueron en 1998 marcas icónicas de Chile y Estados Unidos de bodegas asociadas a grandes familias de Burdeos, como los Rothschild. Courtiers y négociants abrieron en los últimos años el abanico a un centenar de productores, de los que casi la mitad son italianos.

«Nosotros —explica Fernando González— somos una bodega muy humilde. Todo esto fue posible con la ayuda de Telmo [Rodríguez], que tiene una enorme credibilidad fuera de España. Estamos con él en una asociación [Futuro Viñador] con la que trabajamos para tratar de cambiar la imagen del vino español».

Desde el 2021 habían entrado en la subasta de La Place vinos del grupo Illera en la Ribera del Duero y riojas de Marqués de Riscal, Cvne y Benjamín Romeo. Telmo Rodríguez colocó este mes en Burdeos un segundo vino con su firma, Matallana (Ribera del Duero) y animó a dar el salto a Adega Algueira y al bodeguero Willy Pérez con el jerez De la Riva, otro de los elegidos para la última puja.

Enólogo formado en Burdeos y asesor de Remelluri, la bodega de su familia en Rioja, Telmo Rodríguez da nombre a una compañía de vinos con una de sus múltiples ramificaciones en la montaña ourensana del Bibei. También ha encontrado tiempo de contribuir a la publicación del manifiesto Matador, que reivindica el potencial del vino español para salir al mercado mundial con argumentos distintos al del bajo precio. Es la filosofía que predican bodegas como Algueira desde el colectivo Futuro Viñador.

«Hubo que trabajar muy duro para entrar en La Place, pero fue algo tremendamente satisfactorio», dice Fabio González, segunda generación de Algueira. A finales del pasado mes de enero, acompañó a su padre en una criba previa dirigida a operadores del vino en Burdeos, en una antigua base nazi de submarinos ahora convertida en espacio cultural en esa ciudad. Ya en solitario, representó a Algueira, en agosto, en dos muestras de marcas seleccionadas para La Place celebradas en Londres, donde vivió varios años antes de implicarse en la bodega.

La última fue en Berry Bros&Rudd, casa de vinos fundada en 1698 y proveedora de la casa real británica. «Si vas a vender en Burdeos, siempre puedes tener la tentación de hacer un tinto con más madera, más potente. La clave estuvo en ofrecer Galicia: ligereza, frescura, mineralidad. No imitamos a nadie. Si de verdad crees en algo, no puedes pecar de cobarde», dice Fabio.