Arroz con leche y turrón de chocolate para unos licores que beben de la tradición

Ana Gerpe Varela
A. Gerpe RIBEIRA / LA VOZ

INTERNACIONALIZACIÓN

MARCOS CREO

Berrimes, creada en los años 90 en Lousame, tiene 18 referencias, que distribuye en negocios hosteleros y que los turistas llevan a todos los rincones de España

01 mar 2020 . Actualizado a las 05:10 h.

Todo comenzó en una taberna de la aldea de Berrimes, en Lousame, en los años 90 con la elaboración de aguardiente de hierbas y blanca. Después llegó el licor café, cuya fama fue extendiéndose con el boca a boca hasta el punto de que los clientes acudían al bar para comprarlo por botellas. Así, macerándose lentamente, nació en el 2015 la marca Licores Berrimes, de la mano de Roxana Fernández Freire, la hija de aquel tabernero que comenzó a destilar cuando una normativa acabó con los cañeros que iban de pueblo en pueblo.

Roxana Fernández ha dado un empuje a un negocio familiar que tenía los días contados. Ejerce una actividad muy alejada de su titulación en Ingeniería Naval, profesión a la que se dedicó hasta hace un lustro. Ella es heredera de una tradición que ha sabido acrecentar.

Su padre acabó comercializando 10 licores y ella ha incrementado la gama hasta los 18. Su producción anual es pequeña, unas 10.000 botellas, pero selecta. Entre las incorporaciones figuran el licor de arroz con leche, de miel o turrón de chocolate, que solo elabora en Navidades. De su laboratorio particular también salen otras combinaciones, como el de mojito y hasta de ruda, un arbusto aromático: «Hai pouca xente que o faga».

Roxana Fernández asegura que su buena aceptación se debe a que «son licores naturais, elaborados como fai moita xente nas súas propias casas. A diferenza é que nos comercializámolos». Sus puntos de venta son establecimientos hosteleros, pequeños comercios y los veraneantes que descubren la marca y se acercan a la tienda que Roxana Fernández tiene en Berrimes para llevarse alguno de sus productos.

Queimada para llevar

Una de las variedades más demandadas por los turistas es Lume de Queimada: «É augardente con azucre, leva pel de limón, mazá e grans de café. É a queimada tradicional envasada. Hai frascos de 70 centilitros ou de 20 e cada persoa que a leva pode queimala na súa casa ao seu gusto. Incorporamos unhas instrucións para facelo».

El aguardiente lo destila entre octubre y diciembre y los licores se realizan paulatinamente, pero no hay año en el que no aparezca algún nuevo sabor. Una de sus últimas creaciones recibe el nombre de Mestura, un 80 % de albariño y un 20 % de aguardiente, acompañado de frutas y especies.

Roxana Fernández explica que la suya es una empresa pequeña en el que únicamente trabajan dos personas y, sin embargo, manifiesta que su intención no es crecer más porque, entonces, se desvirtuaría el poso que ha permitido mantener durante tantos años el negocio. De hecho, manifiesta que «unicamente traballamos con clientes finais, tanto particulares como hostalería ou negocios locais».

Está satisfecha de lo conseguido hasta ahora, ya que el boca a boca continúa siendo su mejor carta de presentación. La herencia de su padre continúa muy presente en esta actividad que eligió tras pasar una veintena de años recorriendo el mundo.

Precisamente, su progenitor fue el artífice de la sirena que sirve como emblema de la marca: «É unha talla que fixo el en pedra, xa que tivo unha época da súa vida na que se dedicou tamén a traballar con madeira e pedra». La simbología que acompaña a estos misteriosos seres marinos y, posiblemente, su propia vocación la llevaron a decantarse por esta evocadora imagen para su marca.