Acento gallego para la eólica marina mundial

Beatriz García Couce
Beatriz Couce LONDRES

INTERNACIONALIZACIÓN

Iberdrola

Iberdrola rinde homenaje al factor humano que le ha permitido materializar su parque británico de East Anglia One, entre ellos a los trabajadores de Navantia Fene

21 nov 2019 . Actualizado a las 19:17 h.

En aguas del Mar del Norte, a 50 kilómetros de la costa del condado inglés de Suffolk, se levantan sobre el mar 51 de los 102 aerogeneradores del parque eólico que Iberdrola ha bautizado como East Anglia One. Acero, fibra y cables subterráneos para el que será uno de los recintos off-shore más grandes del mundo. Pero los latidos del corazón y el alma de este parque eólico marino están repartidos en muchas partes del globo, detrás de los centenares de personas que moviliza durante casi una década la ejecución de una infraestructura como esta. La mayoría, en España, Reino Unido, Emiratos Árabes y Países Bajos, pero además en menor medida en otra decena de países.

En el East Anglia One también resuena el acento gallego. Un total de 42 de las 102 jackets -cimentaciones de acero que sustentan los aerogeneradores en alta mar- han sido fabricadas en la ría ferrolana, conjuntamente por Navantia Fene y la asturiana Windar Renovables. Un factor humano determinante para materializar unos trabajos que ya han convertido al astillero en referencia internacional de la industria del viento en alta mar. Un hito que solo ha sido posible con el apoyo de la red de compañías auxiliares que, tras décadas volcadas en la construcción naval, han sabido reconvertir parte de su actividad a un sector hasta hace un lustro completamente desconocido en Ferrolterra. «La eólica marina nos vino como anillo al dedo», sostiene José Luis Allegue, trabajador de Nervión, subcontratista principal de Navantia en este mercado, y uno de los protagonistas de un vídeo elaborado por Iberdrola para reconocer el esfuerzo realizado por sus suministradores, presentado el pasado martes en Londres. «Al principio fue complicado, porque fue un cambio muy radical, pero conseguimos el primer contrato en plena crisis y pasamos de que no el astillero no tuviera trabajo a que lo hicieran entre 600 y 700 personas», recuerda Allegue, en alusión al encargo realizado por Iberdrola para su parque eólico alemán de Wikinger. Su faena está vinculada a la colocación de las piezas, a las maniobras y a la parte de tubería de las cimentaciones. Ahora, admite que «a mí me da igual hacer barcos que eólica marina. Si el naval no me da de comer y sí las jackets, bienvenidas sean y cuantas más, mejor».

José Luis Ponce, que también comparte protagonismo con Allegue en el vídeo, pertenece a la plantilla de una filial de Nervión, Neosic, especializada en el andamiaje para poder fabricar esas enormes estructuras, de superan los 60 metros de altura y las 600 toneladas de peso. Como muchos empleados auxiliares del sector naval, tuvo que emigrar de la comarca ferrolana cuando las gradas de los astilleros se vaciaron, y también acostumbrarse a trabajos en otras instalaciones, como las termosolares. Cuando los pedidos de eólica marina empezaron a llegar -Navantia y Windar ya han conseguido siete, tres de los cuales fueron generados por Iberdrola- pudo regresar. Para José Luis Ponce, el sector supuso un antes y un después para la antigua Astano. «Volvimos a verlo arrancar y relucir de nuevo», subraya.

B.C.

Ambos consideran que la eólica marina aún va a reportar muchas otras oportunidades nuevas a Navantia Fene y sus subcontratas. También piensa lo mismo Ana Sánchez, jefa de obra de Nervión en el proyecto del East Anglia One. «El nivel de exigencia para este tipo de proyectos es muy elevado. Fue un cambio importante, pero muy positivo para todo Ferrol», subraya. 

«Volver a sentirse vivos»

En Navantia, el balance de la entrada en la eólica off-shore no puede ser más positivo. «Supuso volver a sentirse vivos, después de una temporada en la que el sector naval cayó en picado, permitió volver a tener el astillero lleno, a que entrasen casi mil personas a fabricar, de la mano de Iberdrola Seguimos haciendo construcción naval, ayudando al astillero de Ferrol, pero además teniendo proyectos propios», afirmó Raúl Rico, responsable de este mercado en el astillero de Fene. Es una factoría que en solo cinco años reivindica su papel como referencia a nivel europeo, «porque tocamos todos los palos, jackets de tres y cuatro patas, plataformas flotantes tipo spar y para Windfloat», subraya Rico.

«Cuando llevamos a cabo grandes proyectos de infraestructuras, nos obsesionamos con el resultado y es fácil olvidarse de lo importante. Nos paramos en las cifras, en hablar de cuántos pisos tiene el edificio o lo altas que son las subestaciones, pero no deberíamos olvidarnos del esfuerzo humano enorme necesario para hacerlo realidad», concluyó Jonathan Coll, responsable del negocio off-shore de Iberdrola.