El godello que pasa del «brexit»

Luis Díaz
luis díaz MONFORTE / LA VOZ

INTERNACIONALIZACIÓN

Interior de la bodega de Karma do Sil, en la que se elabora el godello Maga
Interior de la bodega de Karma do Sil, en la que se elabora el godello Maga

Maga, uno de los blancos de referencia en Ribeira Sacra, vuelve a recibir elogios en la prensa británica

21 may 2019 . Actualizado a las 14:00 h.

El importador de sus vinos en el Reino Unido no fue esta vez el primero en darle la noticia. «Me enteré por mi profesora de inglés. Me llamó el sábado y me dijo ‘mira, ¡que sales en The Times!», dice Antonio Lombardía, de la bodega Karma do Sil. La sección de vinos y gastronomía del diario británico dedicó el pasado fin de semana una elogiosa reseña a las variedades emergentes españolas. Y entre los vinos destacados aparece Maga, el godello que produce Lombardía con la etiqueta de la denominación de origen Ribeira Sacra.

A la articulista, Jane Macquitty, le sorprende que España haya tardado tanto tiempo en sacar partido de su gran diversidad vitícola. Desde fuera, la recuperación de zonas y variedades se contempla como un proceso imparable. «Hazte a un lado, rioja», escribe en The Times. Al godello se refiere como la «uva de moda». Y a Maga no le va nada mal en el mercado del Reino Unido. «Mandamos unas 3.000 botellas, pero podríamos vender muchas más. Nos piden por encima del cupo que podemos darles», apunta el bodeguero.

No es un ejercicio de soberbia, sino una estrategia comercial. Karma do Sil produce en torno a 18.000 botellas anuales, en su mayoría godello, toda una rareza en Ribeira Sacra. La bodega aspira a crecer, pero dentro de un orden. «No vamos a ir más allá de las 30.000 botellas porque eso obligaría a redimensionar la empresa. Habría que comprar uva, contratar personal, ir a otras gamas de precios más reducidos...», reflexiona Lombardía.

La pasada Navidad, su godello fue incluido por la prestigiosa crítica británica Jancis Robinson en una lista de compras recomendadas que publicó el Financial Times en su edición digital. Desde entonces, el bodeguero ha tenido que perfeccionar su inglés para atender los requerimientos de la distribución. «Hay que salir fuera -explica-. Con la competencia actual, si no tienes algo de presencia es complicado vender».

Ayer recibió la visita de un grupo de catadores del monopolio estatal que controla la importación de vinos en Noruega. Hicieron escala en su bodega de camino a Algueira, otra de las marcas por las que estaban interesados. Los vinos les gustaron y los precios [el Maga joven cuesta en tienda entre 9 y 10 euros] no parecen ser un obstáculo cuando el comprador conoce las viñas en bancales.

En el mercado del Reino Unido, sin embargo, el brexit plantea serias incógnitas a medio plazo. «No sabemos qué puede pasar, ni nosotros ni los importadores. No creo que lo sepa ni Theresa May», bromea Lombardía. De momento, la incertidumbre tiene un lado bueno: la distribución hace acopio de vino.