Árnica de Lugo para un gigante farmacéutico

Dolores Cela Castro
dolores cela LUGO / LA VOZ

INTERNACIONALIZACIÓN

Champivil inició la campaña de recogida de una planta de la que el año pasado vendió 1.500 kilos

08 jun 2018 . Actualizado a las 13:02 h.

La empresa de Vilalba Champivil-Castelo acaba de empezar la campaña de recogida de árnica, una flor que seca y prepara para la exportación. Entre sus principales clientes figuran las industrias farmacéuticas alemanas, en concreto la multinacional Bayer, que acaba de comprar el gigante de semillas Monsanto. La utiliza para la elaboración de cremas y antiinflamatorios y selecciona la materia prima que le suministra la compañía chairega por su calidad. El año pasado recolectó 1.500 kilos. Esta campaña se presenta diferente, según la gerente de Champivil, Luz Divina Castelo, como consecuencia de las prolongadas lluvias, que han supuesto que se esté retrasando el punto óptimo de recogida, que es cuando las flores están abiertas. Para que eso se produzca tiene que salir el sol, o transcurrir más tiempo, con lo que la campaña se podría prolongar hasta las primeras semanas de julio, según explicó Castelo.

Planta silvestre, seca

La compañía vilalbesa está comercializando la planta silvestre, ya sometida a un proceso de secado, a la farmacéutica alemana. Sin embargo, según explicó Castelo, las parafarmacias españolas están ofreciendo en estos momentos mejores precios por este producto, que la industria germana, que ha encontrado también en los antiguos países del Este, -Rumanía en concreto- un filón para el suministro de árnica, de diente de león y de sabugueiro. Todas estas plantas las usan la industria farmacéutica y cosmética y las han encontrado a precios más económicos y en mercados más próximos que el gallego.

El proceso de recogida de las flores es manual. En Champivil toda la plantilla se dedica en esta época a la recogida de la árnica, una vez finalizadas las otras campañas. También se las compran a recolectores particulares.

Cinco euros el kilo

Las industrias están pagando el kilo de árnica a 5 euros el kilo. «É o noso azafrán particular», asegura la empresaria, que reconoce que para conseguir reunir un mil gramos de flores hay que dedicar bastante tiempo, entre otras razones porque es una planta que está en peligro de extinción. La renovación constante de las praderías y el estado en el que se encuentran la mayor parte de las riberas de los ríos, que es donde se suele dar la árnica, hace que sea un producto cada vez más escaso, pese a que su demanda aumenta.

Champivil proyecta realizar cultivos experimentales de árnica ecológica, al igual que hizo con las ortigas. Sin embargo, Luz Divina reconoce que no es fácil el conseguir plantaciones de esta especie que crece silvestre. «É complicado e laborioso -dijo- en moitos casos inténtano pero non se consigue».

La empresaria de Vilalba reconoce que en el momento en el que logren cultivar de forma masiva de esta planta medicinal, que es un empeño de la industria. cambiarán casi con seguridad las reglas del mercado y posiblemente bajarán los precios.

Sin embargo, un estudio que está en marcha de la Universidad de Santiago, a través de dos departamentos de la Politécnica y en colaboración con la Diputación, que aporta los fondos para la investigación, constataron que de las dos variedades silvestres de árnica que crecen de forma salvaje, la que es más abundante en la provincia de Lugo posee unas propiedades antiinflamatorias más potentes que la europea y además genera menos reacciones alérgicas.

Tradición familiar

Luz Divina Castelo recogió el testigo de la recolección de árnica silvestre de su madre Mari Luz Rey, que llevaba haciéndolo muchos años y que le enseñó a distinguir las dos variedades y a saber cuándo la planta está en su momento óptimo para secarla.

Una vez recolectadas, las flores, una a una de forma manual para no dañar la planta y permitir que siga produciendo al año siguiente, se someten a un proceso para eliminar la humedad, a temperatura ambiente y extendidas al aire libre para que reciban los rayos del sol. Por la noche la tapan para que no se humedezca. El proceso, que exige el volteado para un secado uniforme, generalmente dura dos días.

Una vez seca, Champivil introduce la árnica en sacos de tela, lista para la exportación. «A que nós apañamos -señaló la empresaria- é de moi boa calidad e vai para Bayer, en Alemania». Para este producto silvestre hay muchas más demanda que oferta.