Antonio Pérez Caínzos se enfrenta a la historia con el Africain de Túnez

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Antonio Pérez, entrenador del Africain de Túnez
Antonio Pérez, entrenador del Africain de Túnez

Uno de los clubes de referencia en el baloncesto africano pone en manos del entrenador gallego su ilusión por levantar la Basketball Africa League

22 sep 2025 . Actualizado a las 17:30 h.

Antonio Pérez Caínzos (Ferrol, 1974) estaba madurando el extraño final de temporada que vivió en el Lucentum Alicante cuando le llegó la llamada de uno de los clubes de referencia en el baloncesto africano. «La temporada anterior en Alicante fue fabulosa. Conseguimos una idea de juego, una identidad, pero sucedieron cosas en verano que no nos permitieron tener continuidad en el proyecto. También se aprende que estas cosas pueden pasar y tienes que intentar adaptarte como entrenador», analiza, cuando en plena reflexión, «llega esta oferta del Africain, y cuando lo hace, intentas conocer, documentarte, investigar». «Hablas con entrenadores que conocen esto, como Pep Clarós, que fue campeón del Afrobasket con Angola, que coincidió con Román Gómez, ayudante en el Básquet Coruña. Saben lo que supone venir a África y me dicen que Túnez es el país, a nivel cultural, más europeo que hay y que es uno de los cinco clubes con mejor estructura y seriedad que hay en África. Es un club referente, multideporte: baloncesto, balonmano, voleibol masculino y femenino, y un equipo de fútbol que arrastra unos sesenta mil aficionados en cada partido», relata.

«Cuando ves que es una posibilidad... piensas que tiene más de cien años de historia y que ofrece la oportunidad de volver a luchar por un título. La sección de baloncesto nace en 1959 y en todos estos años solo han ganado cinco veces el título. Y lo ganaron el año pasado, quieren volver a ganarlo y están muy motivados con volver a competir a nivel continental. Es una oportunidad gigante a nivel profesional, no solo para intentar conseguir ganar títulos, sino para luchar por un título continental y aportar valor a este club y darle crecimiento después de ganar la Liga nacional y con la ilusión que tienen de competir en la continental», reflexiona. Firmó por una temporada.

Acto seguido, elabora una composición de lugar: «Hay varios candidatos a ganar la Liga nacional de Túnez: nosotros, el Monastirienne (el que más títulos tiene en los últimos quince años), el Kairouanaise (es uno de los rivales más fuertes)... Ahora afrontaremos la Copa, la Supercopa contra el Monastirienne, la BAL (la Basketball Africa League que dura desde marzo hasta junio), un torneo en febrero en Dubái. Trabajamos para llegar lo más lejos en la BAL, sin ponernos límites. La expectativa del club es grande y la masa social que le acompaña es enorme. Y te lo transmiten desde el primer día».

Recursos

«Mi aterrizaje aquí fue muy positivo. He tenido todas las necesidades cubiertas desde el primer día. Me tratan muy bien, me cuidan, son muy familiares, hay un respeto muy grande hacia la figura del entrenador... me imagino hasta que empieces a perder algún partido [bromea]. Pero, de momento, se genera un círculo de confianza en el que te puedas sentir seguro», describe el entrenador gallego.

«Aunque a nivel de facilidades e infraestructuras están más atrasados que en Europa, ellos ponen todo lo que tienen y van al límite, no se dejan nada de lo que tienen. Iremos avanzando en aspectos de exigencia material, comunicativa y conceptual con los jugadores. Eso nos permitirá crear una cultura e identidad con el grupo de trabajo. Y poco a poco a ver si conseguimos esa química y esa disciplina que nos permita identificarnos con la afición y con los objetivos del club y optar a cosas importantes», avanza con optimismo.

Inicio en menos de dos semanas

La Liga tunecina comienza el 27 de septiembre, para dar paso al inicio de la Copa, mientras que la Supercopa se disputará en diciembre y la BAL se empieza a jugar en marzo.

Entre tanto, Antonio Pérez Caínzos se adapta a las costumbres del país. «Se manejan, en cuanto a los horarios de las comidas principales, por unas franjas más al uso del norte de Europa, alrededor de un par de horas antes de lo que solemos comer en España. Por ejemplo, a las siete menos cuarto ya desayunas, y la cena suele ser sobre las ocho de la tarde», cuenta.

«La diversidad cultural y la historia que se respira en la ciudad, con todo el legado que han dejado los pueblos que han pasado por aquí es palpable. Las diferencias sociales también se notan, tanto en el modo de vida como en las creencias religiosas. Son muy familiares, les gusta conversar, respetan mucho tus costumbres», destaca antes de resaltar la gastronomía y el potencial económico de Túnez: «Es la tercera potencia económica de África. Los sectores agrario, textil y tecnológico son importantes».

«A los europeos nos chocan el no reciclaje de residuos, la permisividad de fumar en lugares cerrados, o de conducir sin cinturón, o hablando por teléfono», concluye.

«Los tres meses con los Nuggets fueron un regalo del baloncesto»

Antonio Pérez Caínzos ha tenido que acostumbrarse a vivir con una maleta a cuestas. Nada nuevo en la vida del entrenador. Pero el camino es el que construye la historia, no la meta, según sus palabras

«Valoro de manera muy positiva cada una de las etapas que he pasado como entrenador. Me han preparado para la siguiente, y han sido experiencias inolvidables. Sobre todo, la etapa en A Coruña, en la que me he hecho como entrenador, en el club de mi vida, donde me he formado y he estado siete temporadas... Esa parte de mi carrera profesional la recuerdo con muchísimo cariño. No solo por lo que conseguimos como club, sino por las personas que me acompañaron», repasa.

«Después, fue un regalo que el baloncesto me dio estar tres meses con los Denver Nuggets en Estados Unidos. Etapa corta, pero muy intensa, un golpe de realidad de lo que supone el máximo nivel», reconoce acerca de uno de los momentos importantes de su trayectoria.

«El paso por LEB Oro en varios equipos... la etapa en Araberri. Fu un grupo fantástico de jugadores. Llegamos a jugar muy bien al baloncesto. Y la oportunidad de ser ayudante de entrenadores como Ricard Casas, Luis Casimiro, Joan Plaza. Son temporadas de máximo aprendizaje, con equipos que seguramente también te enseña estar en los equipos que no aspiran a ganar títulos, que luchan por no descender, por mantener la categoría o jugar unos play-offs», analiza.

«Aprendes muchísimo de gestionar vestuarios y momentos críticos, cómo comunicar y la experiencia competitiva. Cómo tratar el poder, cómo identificarlo, igual que la idiosincrasia de la cultura donde estás», insiste. «Son trabajos diferentes. Para la federación china eran los Juegos de Pekín y la clasificación para el Mundial..., era scouting y análisis», detalla.

«Esos procesos me han traído hasta aquí. Y en todos me ha acompañado mi mujer, Rocío. Este crecimiento es también gracias a ella», reconoce.