Domingo Catoira, el arquitecto gallego de un Pucela de Primera: «Ronaldo quiere dejar un legado»

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IÑAKI SOLA | REAL VALLADOLID

El director deportivo del Real Valladolid se muestra tranquilo con el futuro del proyecto pese a los rumores de venta

22 jul 2024 . Actualizado a las 15:43 h.

Domingo Catoira Mosquera (Évian-les-Bains, 1972) es el arquitecto gallego que forjó un Pucela de Primera. Después de crecer como futbolista en la cantera del Dépor y militar en el Lugo, hace 25 años que se convirtió en un «emigrante del fútbol». Tras retirarse en el Benidorm, se pasó a los despachos y desde esa faceta trabaja con la misma pasión. Exsecretario técnico del Valencia, Real Valladolid y Espanyol, colaborando «con referentes como Braulio Vázquez, Pablo Longoria y Mateu Alemany», en el 2022 se estrenó como director deportivo en el club de Cornellá y el pasado verano dio el salto al José Zorrilla.

—Después del ascenso, le toca preparar un proyecto de Primera. No habrá tenido mucho tiempo para celebraciones...

—Igual que en la vida diaria, estamos acostumbrados a no parar por nada, pero creo que esta vez tocaba celebrar, porque sufrimos mucho toda la temporada. Ascendimos cuando aún restaba una jornada, nos pudimos tomar una semana de celebraciones y, luego, me cogí otra para desconectar por necesidad.

—¿Se quita una espina tras el descenso con el Espanyol?

—Es cierto que había descendido con el Espanyol, pero también habíamos subido antes. Es una experiencia más, ahora tengo la satisfacción del deber cumplido. Me subí a un tren en marcha, con el mercado de fichajes ya muy avanzado. Venía del Espanyol, que es un histórico, y llegué a otro histórico recién descendido y con un ambiente raro por varios años sin terminar de consolidarse. Me dieron una gran responsabilidad y estoy satisfecho de que las cosas hayan salido bien.

—Ficharon en el mercado invernal a César Tárrega, Biuk, Amath, Negredo, Lucas Oliveira y André Ferreira. ¿La clave del ascenso fueron esos buenos movimientos?

—Se ha hecho mucho hincapié en el mercado invernal, pero casi todos los jugadores que ya estaban en la plantilla han sido muy importantes. En la primera vuelta estábamos segundos hasta la derrota en casa contra el Racing de Ferrol. Creo que, ahora que está tan de moda esa palabra, hemos sido un ejemplo de resiliencia. Tras el descenso el equipo cambió casi por completo, había muchos jugadores con cláusulas de salida en caso bajar, nos encontramos un clima de cierto distanciamiento con la afición y una Segunda División igualadísima. Cualquier club histórico piensa que va a ascender con comodidad, pero solo hay tres plazas. La competición demuestra que hay muchos equipos con ese objetivo y hace falta trabajar mucho para conseguirlo.

—¿Cuál es su hoja de ruta en Primera?

—La primera temporada el único objetivo será salvarse. Firmo que lo consigamos en la última jornada. Este club viene de encadenar varios ascensos y descensos, y creo que el objetivo es asentarse en Primera y consolidar un modelo propio que priorice los procesos de trabajo y tenga muy presente a la cantera, conscientes de la dificultad de generar una base en Castilla y León. El primer año hay que sobrevivir y, a partir de ahí, crecer de una forma sostenible. El fair play financiero limita nuestra capacidad de acción, y los datos demuestran que hay una correlación bastante directa entre la capacidad financiera y los resultados deportivos. Nosotros intentaremos fichar jugadores jóvenes que puedan convertirse en buenas ventas y, a partir de ahí, crecer. Pensamos más en el conjunto que en los nombres.

—¿Cómo es trabajar con Ronaldo?

—No voy a descubrir yo quién es Ronaldo en la historia del fútbol, pero, además, es una persona muy cercana. A diferencia de otros clubes con propiedad extranjera, el Real Valladolid tiene una estructura muy operativa. En el día a día, nosotros tomamos las decisiones y tenemos la confianza y el apoyo de la propiedad.

—Ya había trabajado en Valladolid con Braulio Vázquez entre el 2014 y el 2017. ¿Se ve muchos años ahí?

—Es una ciudad sencilla y afable, donde me siento a gusto con mi mujer y mis hijas. Mantengo en A Coruña a mis padres, hermana y el resto de mi familia, voy allí una o dos veces al año, pero ahora no pienso más que en trabajar día a día. Me gustaría continuar aquí mientras pueda desarrollar este proyecto e intentar asentarnos en Primera. Pero, hoy en día, con los cambios de propiedad que se producen en los clubes, nunca sabes cuándo puede terminar.

—¿Le preocupa que Ronaldo venda el club?

—Es algo de lo que se ha hablado mucho, pero dentro del club trabajamos con normalidad. Mi impresión es que Ronaldo tiene la intención de dejar un legado en Valladolid.

—Ya lleva 25 años asentado en los despachos. ¿Desde ahí se vive el fútbol de una forma muy distinta?

—Es una responsabilidad diferente, pero intento disfrutarla al máximo. Antes y ahora me sentía un privilegiado por vivir de lo que más me gusta. Como futbolista tomas decisiones en décimas de segundo, ahora tienen otro proceso y afectan a todas las personas que forman parte del proyecto... De todas formas, la dirección deportiva ha cambiado mucho, ahora es más reactiva porque dependes de un límite salarial.