La ourensana que sedujo a la WNBA ya reina en Valencia

Luis Manuel Rodríguez González
luis m. rodríguez OURENSE / LA VOZ

DEPORTISTAS

Raquel Carrera con su trofeo de mejor jugadora de la final de la Liga Femenina
Raquel Carrera con su trofeo de mejor jugadora de la final de la Liga Femenina MIGUEL ÁNGEL POLO

Raquel Carrera fue la jugadora más valiosa en la final que le otorgó su primera Liga

09 may 2023 . Actualizado a las 08:30 h.

En Galicia todavía identifican a Raquel Carrera Quintana (Ourense, 2001) con aquella niña larguirucha reclutada en el patio de Josefinas por el Pabellón, su primer equipo federado, donde perfeccionó su lanzamiento a canasta al tiempo que se enamoraba del baloncesto.

Tan solo 21 años le han bastado a esa niña ourensana para escribir páginas históricas en los anales del baloncesto intercontinental. Desde su selección en el draft de la WNBA, a la apuesta que realizó por su proyección el Valencia Básquet, en el que se proclamó campeona de la Liga Femenina española con el cartel de mejor jugadora de las finales.

Pero vayamos por partes, porque si la trayectoria de Raquel es todavía corta, destaca sobre todo por la cantidad de conquistas que atesora esta veinteañera de 1,88 metros de altura. Volviendo al modesto equipo pabellonista donde forjó sus primeros pasos, pronto pudieron ver el diamante que tenían entre manos y su siguiente paso fue saltar al Celta de Vigo, donde trabajó con Carlos Colinas y Cristina Cantero, llamando pronto la atención del citado club taronja, uno de los más pujantes del país.

Poco antes de llegar a la mayoría de edad, la estructura levantina le extendió un contrato por cinco temporadas, y la envió al Araski para que debutara con las vitorianas en la máxima categoría nacional. Su tarjeta en las selecciones españolas de base ya era amplia, puesto que debutó en el mundial sub-17 con solo 14 años, para añadir después dos europeos sub-16 (con una medalla de oro). Se colgó también una plata continental en la sub-18, además de jugar otros dos Campeonatos del Mundo con la sub-17. En el 2021 llegó su hora de debutar en el combinado absoluto y ya participó en la doble cita del Eurobasket y los Juegos Olímpicos de Tokio, celebrados con retraso por la pandemia.

Para entonces, su nombre también figuraba en las agendas de buena parte de los más prestigiosos ojeadores internacionales. Basta recordar su pletórico mes de abril, cuando con solo 19 años fue decisiva en la Eurocup que ganó el Valencia. A falta de un segundo y con un punto de ventaja, las jugadoras del Reyer Venecia no dudaron en hacerle falta a la jugadora más joven de su rival. Raquel, con la plena concentración dibujada en su rostro, clavó los dos tiros libres mientras más de una compañera rezaba sin pestañear.

La ourensana se convirtió, días después, en objeto de deseo de la WNBA, y el draft de su competición femenina la eligió en la decimoquinta posición. Las estimaciones que la esperaban en tercera ronda saltaron por los aires, y Atlanta Dream confió en ella para la primera vuelta de la elección. Al año siguiente, New York Libery se hizo con sus derechos, a cambio de Asia Durr y recibiendo a Megan Walker, una jugadora que ya no está en el plantel de la Gran Manzana, más interesado en una jugadora que a su juventud añade una gran experiencia competitiva. Además, por las filas de esta franquicia ya han pasado otras españolas como Betty Cebrián, Marina Ferragut y Anna Cruz, sin olvidar a Rebecca Allen, con la que Raquel coincidió en L’ Alquería.

La Supercopa de España y la de Europa también están en el zurrón de la joven Carrera, que en la final de Liga, volvió a demostrar ese gen que la distingue de otras deportistas cuando los trofeos están en juego. En la Fonteta arrancó con 14 puntos y 4 rebotes, que incrementó en la histórica pista salmantina de Wurzburg, para irse a los 20 puntos, 8 rebotes y 5 asistencias. 28 créditos de valoración y 14 de ventaja de su equipo con ella pista, lo que define el por qué de su distinción como jugadora más valiosa de la serie. Es, sobre todo, una jugadora de equipo, con la inteligencia para producir lo que sus compañeras necesitan. Una cualidad que los técnicos más prestigiosos del planeta básquet tienen en cuenta. Ya se veía venir a aquella niña de Josefinas.