Talento de Lira para el fútbol universitario de EE.UU.

Álvaro Sevilla Gómez
Álvaro SEVILLA RIBEIRA / LA VOZ

DEPORTISTAS

Sandra Alonso

La futbolista recalará en la University of Mobil de Alabama tras triunfar y brillar en las filas del Victoria

25 abr 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Acostumbrada a no dar jamás una batalla por perdida, Carla Saborido (Lanzarote, 2002) afronta ahora el reto más difícil de su corta pero frenética carrera. El pasado día 28, en pleno partido, le ocurrió lo que toda deportista teme. Sintió un crujido en la rodilla. Había roto el ligamento cruzado. El año, que tan bien había arrancado para este talento de Lira, comenzaba a complicarse. Fue en febrero cuando firmó una beca en la University of Mobil, en Alabama. El sueño de Estados Unidos y el soccer se abrían ante ella. Temió que por culpa de la lesión esa puerta se cerrase. Pero nada más lejos de la realidad. La carnotana espera regresar al césped en agosto y viajar a su nuevo país a finales de año.

«Me dijeron que me querían sí o sí. Si no voy en verano lo haré en enero. Creen que es mejor que haga la recuperación aquí», afirma la joven, nacida en las Islas Canarias, pero criada en Lira. Ahora, en Bertamiráns, espera el momento de operarse: «No saben si la rotura es parcial o total, pero creen que lo segundo. De ánimos estoy bien, pero también algo nerviosa».

Es comprensible para una joven para la que el balompié lo es todo. Ese deporte que la atrapó un día «viendo a mi hermana entrenando a fútbol sala y tirando penaltis al terminar». Fue un flechazo, aunque todavía desde la grada. Ella aún tardaría un poco más en lanzarse a la competición. El debut le llegó en Carnota, aunque dejó el equipo al poco tiempo. Afirma que no se sintió arropada por su entonces entrenador.

«Después fui a jugar a Muros, con Os Miúdos. Ahí fue donde crecí y comencé a aprender. Me trataron muy bien. Me sentí muy querida». El Victoria, uno de los equipos que más se implica con el fútbol femenino de Galicia, apostó por Carla Saborido: «Me dieron alas para llegar a donde estoy ahora».

La madurez

Aunque llegó en infantiles al Victoria, reconoce que «para mi es una familia. No tengo otra palabra para ellos. He tenido mucha suerte con los entrenadores, entrenadoras y jugadoras. Recuerdo el primer adiestramiento allí. Solo conocía a una compañera, Inés, que también se fue para Estados Unidos. Solo hablaba con ella. Soy muy vergonzosa, pero allí conocí a muy buena gente, y a mi mejor amiga».

A medida que pasan los años, lo noto una parte mí, no sería la que soy sin el. Es mi vía de escape»

Sobre qué supone ahora el fútbol para ella, afirma que «a medida que pasan los años, lo noto una parte mí, no sería la que soy sin el. Es mi vía de escape. En el aspecto de los estudios me ayudó muchísimo, me permite despejar la mente. Y también a conocer gente, relacionarme...».

Destaca que el futuro es una incógnita. Sí, le gustaría llegar a profesional en la MLS o en la Liga Iberdrola, pero cree que será el camino el que la colocará donde tenga que ser: «Juego más por divertirme que por ser profesional. A todas nos gustaría llegar a profesionales, pero no me preocupa». Sus características son la velocidad y la contundencia. Quienes la conocen sobre el verde afirman que es una defensa férrea, imposible de superar: «Soy más física que técnica».

América

Ese talento innato le ha abierto las puertas del mundo universitario americano, aunque reconoce que dudó si afrontar el reto. «Ya me habían llamado antes, solo que por los estudios no lo acepté». Este año dio el sí. «¿Si me lo presentan una tercera vez por qué no?», confiesa la de Lira, que todavía duda qué estudiará en la University of Mobile: «No lo tengo muy claro. Estoy entre Criminología y Finanzas. Tengo que mirar los horarios, cómo me encaja todo. Allí voy a estar más centrada en el fútbol. Tendremos que viajar, entrenar, competir, pero las finanzas me gustan. Se me dan bien los números».

Cuando aceptó la propuesta se echó a llorar: «Con mi entrenador, Chivi García. No sabía qué hacer. Fue él quien me dio el último empujón». Mientras espera el avión que la lleve a cumplir el sueño americano, aprovecha el tiempo para «estudiar inglés. Tuve que sacar un título para poder irme para allá. También estuve con el carné de conducir y bueno, preparando selectividad. Si lo de EE. UU. no funciona, es bueno tener una segunda oportunidad». Lo primero ahora es recuperar la rodilla. Esa es la gran batalla para una Carla Saborido que tiene el reto de mostrar al soccer americano su talento.