ADN Barça con acento gallego

DEPORTISTAS

Cote Iglesias saltará de China a Japón en la estructura culé de formación

09 ago 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

José Luis Iglesias Cote (Ourense, 1991) es un apasionado del balompié, que hace cinco años abrió su mente, llenó maletas de enseres e ilusiones y se plantó en la populosa Shanghái. El reclamo de entonces era el de impartir clases de fútbol en el Jinshajiang Road Elementary School, un proyecto auspiciado por Nike. Su trabajo y su integración en una cultura tan distinta a la europea captó la atención de los emisarios del FC Barcelona en Asia.

«Después de dos años en China, tuve suerte con las pruebas de acceso a la Barça Academy y me destinaron como entrenador a la sede de Chengdú. Tras ocho meses, nuestro director ascendió y me quedé yo en ese puesto», relata Cote, cuya aventura en aquel país terminó de modo abrupto, por la pandemia que afectó a todo el mundo, aunque iniciada precisamente en el gigante asiático: «Nunca habíamos vivido algo así, estuvimos unos diez días confinados, pero cuando oímos que iban a cerrar los aeropuertos, los integrantes de las academias chinas nos volvimos a España. Aprovechamos para participar en algunas formaciones técnicas en Barcelona, pero la cosa se puso fea también aquí y preferí confinarme en casa, así que volví a Galicia».

El fútbol y una maquinaria como la del club azulgrana no se detienen más que el tiempo imprescindible y, desde Ourense, Iglesias Rodríguez ya mira a otro desafío, el de poner en marcha una nueva academia barcelonista en Yokohama: «Es un reto que agradezco, porque en la entidad interesa mucho la nueva sede. Es la segunda ciudad de Japón, muy cerca de Tokio y me ilusiona mucho comenzar a trabajar. De hecho, ya lo estoy haciendo por vía telemática. Quizás es la urbe más futbolera del país, con dos equipos y con el campeón de Liga, el Marinos. Es una prioridad importante para el Barça».

Cote admite además que la experiencia nipona le atraía mucho e incluso había aprovechado su estancia en China para conocer otras referencias cercanas: «En concreto estuve de vacaciones en Osaka. Me encanta la cultura japonesa. Sus habitantes son muy educados y es un país súper limpio. Aún así, no me esperaba el cambio a estas alturas, porque ya estaba defendiéndome con el idioma chino y la de Chengdú era la mayor academia de las cinco del país. Antes del virus habíamos superado los 500 alumnos».

A la hora de explicar el modelo de funcionamiento de los centros promovidos por los culés en Asia, José Luis destaca cuestiones que quizás serían difíciles de imaginar a tantos kilómetros de distancia: «En cada una de ellas, el director técnico trabaja de modo estrecho con el personal local. Somos los responsables de introducir e implementar la formación e incluso llegamos a supervisar las acciones de marketing, si bien en la mayoría de ellas trabajamos con un partner local, que colabora en la difusión del sello Barça. De todos modos, las ideas y sobre todo los valores son los mismos que imperan en las escuelas de Sant Joan Despí, lo que intentamos transmitir a todo el mundo, aunque como es lógico le damos contexto».

Volcado en esa propuesta formativa, a Cote se le nota el empeño que le pone a su trabajo: «Es un proyecto ambicioso y tienes que afrontarlo con esa misma dedicación. Estamos muchas horas en la oficina, preparando entrenamientos y coordinando los cometidos de los entrenadores locales, que allí también son muy profesionales. En cualquier academia de a pie trabajan a tiempo completo. Los directores también nos desplazamos a los campos y coordinamos las tareas de los demás técnicos». Una inyección de fútbol blaugrana en pleno corazón de Asia.

«De vuelta a casa he visto que aún faltan campos para facilitar los entrenamientos»

La ya estimable trayectoria asiática de José Luis Iglesias le ha valido para constatar que en países más alejados de los núcleos de élite del fútbol, han realizado apuestas importantes por el fútbol de base, incluido ese vínculo directo con clubes como el FC Barcelona.

En Ourense es más complicado encontrar figuras como la del partner privado y las instituciones no terminan de completar todas las dotaciones necesarias. El director de la nueva academia barcelonista en Yokohama, relata su propia visión: «He aprovechado para tomar algún café con mis compañeros y amigos ourensanos. Veo que aunque el trabajo en las categorías inferiores por aquí es importante se lo toman cada vez más en serio, sigue habiendo un déficit de campos para entrenar. Y eso es clave en cualquier planificación, tanto los campos como el resto de las infraestructuras».

Y Cote pone el ejemplo concreto de un club que conoce bien, puesto que estuvo vinculado en sus primeros años: «La UD Ourense ha estado sin campo desde su fundación y, apenas ahora va a disponer de una sede estable. Se lo merecen, porque no dejaron de trabajar pese a todas las dificultades, pero todas las inversiones en infraestructuras son necesarias, porque se trata del fútbol del futuro».

De momento, aunque no le quita ojo al trabajo que se realiza en su Ourense natal, la mira de Cote Iglesias está apuntando a Yokohama. Le toca cambiar el chino por el japonés, o lo que es lo mismo, su ya dominado ni hao por un konnichiwa con acento pulcro. O con toques de gallego, que para eso somos un pueblo emigrante. Y gracias al fútbol, incluso en el lejano oriente, las figuras del futuro podrán hablar con un cierto deje ourensano, gracias a su profe.

Priman los técnicos jóvenes de mente abierta

José Luis Iglesias considera que la selección de técnicos para las academias asiáticas del FC Barcelona no varía demasiado de los procesos que se pueden desarrollar en Cataluña: «Se buscan distintos perfiles de entrenadores, porque también hay algunos con notable experiencia y buenos conocedores del panorama local, pero por lo general son técnicos jóvenes, con una cierta proyección y con una visión más abierta del fútbol. Que estén dispuestos a empezar a desarrollar métodos que no conocían hasta ese momento».

Es un apartado importante, más allá de la detección de jóvenes valores que el trabajo de las academias barcelonistas también favorece al integrarse en el tejido deportivo de países que cada vez respiran más fútbol.