Nerea se hace un hueco en USA

DEPORTISTAS

La alero viguesa promedia 20 minutos en sus primeros meses en el Salem University de Virginia

21 nov 2018 . Actualizado a las 10:25 h.

La alero viguesa Nerea Arambarri cambió el pasado agosto el Celta de baloncesto femenino, donde aún compaginaba el conjunto júnior con sus primeras incursiones en el equipo de Liga 2, por el Salem University Tigers, en Virginia, que compite en la segunda división de la liga universitaria, que puede considerarse una liga intermedia. Apenas unas semanas después de su llegada, asegura que la experiencia no puede ser más positiva «en todos los aspectos». «Estoy mejorando mucho tanto en inglés como en mi forma de jugar», cuenta satisfecha tras un período de adaptación que tuvo sus dificultades.

«Al principio me costaba seguir el ritmo de las clases y también de los entrenos porque no me enteraba de todo lo que decían», admite. Prueba de la magnitud de un salto que había dado tras un año preparándose a conciencia, el tiempo que pasó desde que contactaron con ella por sorpresa -«ves que a otras compañeras les surge la oportunidad, pero no piensas que te va a pasar a ti», relata- para ofrecerle hacer las maletas hasta que efectivamente puso rumbo a Estados Unidos para dar un paso más en su carrera baloncestística y empezar la de INEF.

Reconoce Arambarri que desde Vigo se imaginaba un escenario diferente cuando fantaseaba con lo que se iba a encontrar en Estados Unidos. Lo que más le chocó fue la parte deportiva, aun intuyendo que poco iba a tener que ver con lo que ya conocía. «Sabía que este deporte y la forma de jugarlos aquí eran diferentes, pero no pensé que tanto», señala. Y profundiza en esos detalles que marcan las diferencias: «En Estados Unidos el juego es más rápido y más individual, les gusta que ejecutemos siempre lo más rápido posible y al principio me costó habituarme a lo que me pedía el coach porque era muy distinto a lo que estaba acostumbrada», recalca.

La viguesa promedia 20 minutos «de momento» y se muestra satisfecha con cómo transcurren las cosas. «En el ámbito académico me encuentro bien, ya que no es demasiada la dificultad de las materias, es más complicado adaptarse al entorno y a hablar siempre en otro idioma que, aunque lo domines, no es tu primera lengua», dice sobre sus estudios. En lo deportivo, tras tener sus más y sus menos, ya se ve «bastante bien en el equipo y ya adaptada a este modo de juego».

Alojada en una residencia universitaria, comparte habitación con una compañera de equipo y se siente completamente integrada. «El trato con todo el mundo es fantástico. Aquí hay bastante gente internacional con los que te relacionas y casi todos practicamos algún deporte», indica sobre un ambiente en el que no taró en sentirse cómoda.

Su día a día consiste en levantarse «muy pronto por la mañana» y ponerse en marcha enseguida, alternando durante todo el día las dos actividades que la han llevado hasta Virginia. En primer lugar, va a tirar y al gimnasio y luego llegan las clases. A continuación toca entrenar con el equipo y luego de nuevo a estudiar en la biblioteca o en las salas comunes de los dormitorios, detalla. Sin apenas tiempo para pararse a pensar en la distancia, no niega que la morriña está presente.

«Pasados unos meses empiezas a echar de menos a la familia, a los amigos... ¡y por supuesto la comida!», dice divertida. Los dos primeros problemas los soluciona «haciendo videollamadas con ellos con mucha frecuencia», lo que le permite «ir llevándolo» como se puede. Además, no pierde de vista en ningún momento al Celta, el equipo donde se formó. «Están haciendo una temporada estupenda y les deseo mucha suerte para lo que queda por delante. Echo mucho de menos a mis compañeras, aunque por supuesto sigo en contacto con ellas».

Precisamente fueron compañeras suyas que probaron suerte en Estados Unidos antes, como Candela Hermida, las que la animaron a dar el paso y le aconsejaron sobre cómo afrontar esta aventura que desde el primer momento ha considerado «un sueño cumplido». Ante lo bien que le están yendo las cosas, ya tiene claro que cruzó el charco para quedarse un rato largo: la idea es finalizar sus estudios en Virginia y, de paso, seguir creciendo como deportista.