Toque redondelano en Vietnam

Míriam Vázquez Fraga VIGO / LA VOZ

DEPORTISTAS

Tras jugar en Kuwait, Croacia e Italia, la última aventura de Jun Puertas ha sido un torneo de fútbol sala en el país asiático

04 may 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Juan Puertas acaba de vivir la que califica como «una de las mejores experiencias» de su vida. Y se la debe, como tantas otras, al deporte que le apasiona. El fútbol sala, tras llevarle a países como Croacia, Italia y Kuwait, le ha permitido también cumplir el sueño de visitar un país que siempre le había llamado la atención: Vietnam. Allí, donde se quiere potenciar esta disciplina deportiva, pasó dos meses jugando en el Cantho Catfish, equipo al que ayudó a conseguir el título por el que luchaba.

El redondelano, consciente de que vive los últimos años de su carrera, los está exprimiendo al máximo. Tras una experiencia fallida esta misma temporada en Croacia, volvió al club de toda la vida a echar una mano mientras esperaba a que surgiera un nuevo reto. Y llegó. «Fue por mediación del entrenador español Héctor Sousa, que lleva cuatro años en Vietnam y con el que tengo una gran amistad», recuerda. Como sabía que estaba sin equipo, le propuso sumarse para participar en un torneo de dos meses en el que cada club podía incorporar a un jugador extranjero a modo de refuerzo. Y allí se fue.

Admite que «cuando te sugieren de repente que te vayas a Vietnam choca un poco», pero al mismo tiempo le resultaba más que suficientemente atractivo como para lanzarse por enésima vez. «Hablé también con un antiguo fisio mío que está en Vietnam y me dijo que no me lo pensara dos veces, que era una oportunidad única», señala. A día de hoy, él mismo lo corrobora en primera persona.

«No pensé que fuera a ser tan increíble. Se trabaja muy bien, son disciplinados, no paran de correr y, sobre todo, son muy buena gente. Conocer desde dentro su cultura es algo impagable», apunta. En el aspecto estrictamente deportivo se encontró «una intensidad muy alta y muchísima igualdad, donde cada partido es una guerra en el buen sentido y muchos terminan en empate».

Encuentra que el fútbol sala en Vietnam está creciendo de manera notable gracias a que se está apostando por él. «Se nota la huella de los entrenadores españoles con los que están contando. Ya demostraron yendo al último mundial que hay un gran potencial», indica. Tras lo que ha podido ver directamente, se ha reafirmado en el convencimiento de que ese logro no fue casual. «Creo que también estarán en el siguiente. Quieren hacer bien las cosas, van a crecer a nivel mundial en poco tiempo porque hay muchísimas ganas de trabajar. Parece que Vietnam y fútbol sala suena raro junto, pero dejará de ser así», pronostica.

Asegura que ser el extranjero elegido por su club no le ha convertido en la estrella, sino que se ha sentido uno más. «Otros clubes trajeron gente de Japón y Uzbekistán. Te siguen un poco más porque vienes de lejos y llamas más la atención, pero hay muchos jugadores de un buen nivel», comenta. Él fue con la intención de «ayudarles a madurar y a aprender» desde su veteranía y que la experiencia fuera enriquecedora para las dos partes como así ha resultado.

Uno de los impedimentos a priori era el idioma: «Algunos hablan inglés, otros no mucho. También hay un traductor que traduce al vietnamita», revela. Aun así, nadie le libró de «aprender los números para las jugadas de estrategia. Al principio era un coñazo, pero acaba siendo divertido con unos chavales tan encantadores».

Feliz por haber tenido esta vivencia que a su vez le ha quitado el regusto amargo de la anterior, no cierra las puertas a nada que pueda surgir en adelante. «Vuelvo a casa y ya veremos. Este se pensó como un torneo excepcional con extranjeros y aún no se sabe si en su liga seguirán con jugadores de Vietnam como hasta ahora». De lo contrario, hay un redondelano que se apunta seguro.