La pediatra que lleva a Senegal salud y educación: «Allí me llaman mamá»

Bibiana Villaverde
bibiana villaverde VIGO / LA VOZ

COOPERANTES

La oenegé Da Man, fundada por Pilar Martínez, cura cataratas, extrae muelas y hace operaciones en África. «Hay niños en nuestra escuela que irán a la universidad»

22 mar 2022 . Actualizado a las 17:50 h.

«Acabo de llegar de África y en unos días me volveré a ir. Vamos a poner en marcha una cooperativa, porque por mucho que los operes o los niños vayan al colegio, si tienen el estómago vacío...». Pilar Martínez (Vigo, 1953) no termina la frase, ni falta que hace. Esta pediatra del Sergas, que se jubiló en el 2019 de su trabajo en el centro de salud de Rosalía de Castro, es más de hacer que de decir. Sus obras hablan por sí solas.

Desde que Da Man, la oenegé que creó esta redondelana en el 2009, se asentó en el centro de Senegal, de las tierras áridas de la zona ha brotado un miniestado de bienestar. «Cada vez que vamos hay más chozas, se van asentando porque van teniendo más servicios». Un oasis donde están fijando su residencia los miembros de una comunidad nómada de pastores que está construyendo sus casas cerca de los colegios y los consultorios médicos que ha puesto en marcha la oenegé de esta sanitaria. «Allí me llaman mamá, no solo los niños, también los adultos».

Varias veces al año, Pilar Martínez hace las maletas acompañada de colegas sanitarios. Cada uno se paga su viaje, los fondos de la organización son para material y para sufragar los servicios que han puesto en marcha en Senegal. «Acabamos de llegar de allí, en el último viaje hicimos más de seiscientas extracciones dentales y unas quinientas consultas médicas para mayores y niños. También alguna pequeña cirugía». La oenegé gallega beca a ciudadanos locales para que se formen como técnicos sanitarios y puedan asumir esas funciones los meses que Pilar está en Galicia. Y en pocos años, viene una cantera de talentos. Da Man fundó una escuela en el 2011 con tres profesores donde se educa a los hijos de los ganaderos locales. «Estaban destinados a cuidar las cabras, nosotros les damos otras expectativas. Tenemos niños que ya están en secundaria y en breve van a ir a la universidad». Al aporte intelectual se suma el nutritivo, en el centro educativo se da de comer a 122 niños.

El proyecto que Martínez está preparando consiste en construir pozos que permitan poner en marcha huertas en la región de Daramousti, donde trabaja esta oenegé. «El año pasado fue de muchísima sequía, ellos plantan cacahuetes, mijo y alubias y no pudieron sacar nada. La idea es hacer una cooperativa para que trabajen y tengan para comer». Mientras gestiona su próximo viaje a Senegal, Pilar organiza la recogida de productos y fondos para enviar a Ucrania. «Lo estamos poniendo en marcha con el Ayuntamiento de Redondela y de forma oficial. No estoy de acuerdo con que las campañas se hagan sin control, con ayudas que no sabes a dónde llegan». Además, Martínez viene de colaborar con el Sergas formando parte del grupo de médicos retirados que atendieron pacientes covid durante las semanas con más presión en los centros de salud.

Por la consulta de esta pediatra han pasado miles de niños y, a pesar de la jubilación, sigue en activo. «Lo mejor de todo es la alegría de los niños. Cuando llegué a Senegal y empecé a jugar con ellos haciéndoles ruidos como si fuese un bicho, salían despavoridos. Hoy vienen a que les haga ese juego, se escapan y se mueren de risa». En el último viaje, Martínez recuerda las caras de los más pequeños cuando, por primera vez, le proyectaron una película de Disney en una sábana blanca. «Era delicioso ver sus caras». Algunos de esos niños han venido al mundo en partos asistidos por esta médica. Aunque estudió pediatría, Pilar Martínez ha visto nacer a decenas de bebés. Siendo una niña, ayudaba a su madre comadrona. «Vivíamos en una zona de Vigo donde había mucha pobreza. Mucha gente paría en casa, mi madre hacía partos gratis y yo le ayudaba. Con diez años, yo cogía a los bebés en colo en el momento en el que nacían. Era una sensación preciosa».

El milagro de la vida lo ha presenciado también en Senegal, donde ha llegado a desmayarse tras traer a un bebé al mundo. «Recuerdo que nos vinieron a buscar porque había una mujer que llevaba horas de parto y soltaba líquido amniótico verde. La tuvimos que subir a la camilla y hacer el parto con antibiótico. Hubo que hacer episiotomía porque era un bebé enorme y no salía. Había 45 grados. Cuando terminó el parto me desmayé entre las piernas de la madre, del calor y el estrés. Todo fue bien, la niña es preciosa y se llama Ana». Este relato de vida es solo una de las múltiples anécdotas de esta cooperante que recuerda cómo un hombre, al que operaron de cataratas, se enamoró de la hija de Pilar nada más recobrar la vista. «Era un vejete, le enseñaron una foto mía para decirle que mi hija era muy joven para él pero él dijo que no, que madre ya tenía él, que quería a mi hija», explica entre carcajadas. «Nos reímos mucho, pero también lloramos. Me encanta mi vida», concluye.

Su canción favorita

«Alfonsina y el mar», de Mercedes Sosa. «Desde muy joven siempre he escuchado este tipo de música, de hecho esta canción me dejó marcada. Hay muchas enfermedades horribles, algunas muy duras, pero los problemas mentales son muerte en vida. Esta canción me quedó grabada y es mi bandera».