«Esta es mi casa y los niños del orfanato son como mis hijos»

alejandro martínez VIGO / LA VOZ

COOPERANTES

Rafael Martín, cooperante de 27 años, desarrolla el programa Vigo por el Congo en un hogar infantil a las afueras de Kinsasa

24 oct 2021 . Actualizado a las 20:12 h.

Llegó para pasar un año, pero ya lleva cuatro años y no tiene planes para regresar a Vigo. Rafael Martín Vicente, de 27 años, es un cooperante de la ONG con sede en la ciudad olívica Malembe que se encuentra desplazado en la República del Congo. Trabaja como educador en un orfanato de Kimbondo en el que viven 500 niños, a las afueras de la capital, Kinsasa. Es responsable de Maison Foyer, una de las casas del hogar infantil en la que residen y se educan medio centenar de niños de seis a diez años. «Vivo aquí y esta es mi casa. Quiero ir en Navidad para ver a mi familia, pero de vacaciones. Estos niños son como mis hijos. No tengo pensado volver por ahora», afirma.

La experiencia le está resultando muy enriquecedora, tanto a nivel personal como profesional. «La vida aquí es dura, pero te llena mucho. No voy a cambiar el país, pero sí a estos niños a que reciban algo de amor y que se les escuche. Ese amor que recibes de ellos es lo que me anima a continuar», afirma. Su presencia en el orfanato sirve para llenar las carencias afectivas de los niños. «Aquí hay trabajadores que cumplen sus funciones, pero no hacen esa labor de acompañamiento, de escucharles, que es algo que necesitan», afirma.

El Concello de Vigo acaba de otorgar a Malembe una ayuda de 10.000 euros para contribuir a la educación y a la seguridad sanitaria de los pequeños. Ya es el tercer año consecutivo que la administración local apoya el proyecto. La colaboración municipal permite continuar con las clases de refuerzo en el orfanato cuando se cerraron los colegios por la pandemia. «Empezamos con las clases en 2018 y, gracias al proyecto Vigo por el Congo, en el 2019 contratamos a dos profesores más. En el 2020 vino la pandemia, y a partir del 25 de marzo cerraron las aulas hasta septiembre del 2020. Por suerte teníamos nuestros profesores y continuamos las clases y no perdieron esos meses», cuenta Rafael. Además, trabaja en la gestión del tiempo libre de los niños y apoya a los alumnos con mayores dificultades, así como con las niñas, que son las más desfavorecidas de la sociedad congoleña.

El nuevo proyecto que Malembe pondrá en marcha con el apoyo del Concello se denomina Vigo por el Congo: Plan de Acción frente al Covid-19. Se prolongará hasta fin de año con fines educativos y sanitarios. Por una parte, busca asegurar la educación a través de clases de refuerzo para suplir las carencias del país y garantizar la continuidad del curso con seguridad y no supeditada a la introducción de las nuevas restricciones por parte del gobierno del país africano. Además, mediante la compra extraordinaria de material higiénico y la continuidad del refuerzo alimenticio por la ayuda viguesa «la situación sanitaria de los niños y niñas de la Maison Foyer del orfanato de Kimbondo pudo ser salvaguardada», hacen constar en un informe enviado al Ayuntamiento.

Garantizar un futuro

El objetivo de la ONG es garantizar un futuro académico y profesional a los niños, acompañándolos en su desarrollo hasta que cumplen la mayoría de edad.

Por otra parte, también persigue un doble objetivo en materia de higiene y salud. En primer lugar, rehabilitar la fontanería de los baños y duchas comunes de la casa, así como proveer del material necesario para mantener la mayor distancia social posible. La ONG viguesa comprará mascarillas quirúrgicas, colchones y compartimentos individuales en los que organizar la ropa y enseres. En segundo lugar, continuará con las labores educativas, tanto de manera formal como informal, para crear hábitos de higiene entre los niños.

El proyecto en el que trabaja el cooperante vigués está dirigido a 34 niños y 19 niñas y jóvenes huérfanos o en acogida que viven en una de las ocho casas del orfanato. Varios de lo chicos tienen enfermedades crónicas como el sida o la drepanocitosis. El 74 % de ellos presentan un retraso en el crecimiento por desnutrición, lo que hace que se pongan enfermos con frecuencia.

El hogar infantil se sitúa en una de las zonas más pobres de la capital. A 30 kilómetros del centro financiero, las viviendas son precarias y carecen de agua corriente y de electricidad. Las casas del orfanato sí cuentan con estos servicios, pero frecuentemente sufren cortes de suministro debido a las inundaciones.