Un vigués en la Fundación Guidetti

Míriam Vázquez Fraga VIGO / LA VOZ

COOPERANTES

Álvaro Martínez San Segundo colabora en Kenia por su inquietud solidaria, su admiración por el sueco y su celtismo

31 jul 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

En las Navidades del año pasado, Álvaro Martínez San Segundo se plantó en A Madroa para esperar a John Guidetti. Como hacen tras cada entrenamiento aficionados que pretenden fotografiarse con él o conseguir un autógrafo del internacional sueco. Pero este vigués y celtista de 24 años tenía algo diferente que transmitirle el futbolista céltico. Y la conversación que mantuvieron aquel día sería el germen de que el joven acabe de pasar unos días en Kenia colaborando y conociendo a fondo la actividad de la Fundación Guidetti.

Álvaro llevaba tiempo barajando la idea de ir a África e involucrase en un proyecto social relacionado con el fútbol. Esa idea rondaba su cabeza desde mucho antes de saber quién era John Guidetti o que iba a defender la camiseta de su equipo de siempre. Pero cuando eso pasó, descubrió que aquel delantero tenía una fundación con su nombre que respondía precisamente a lo que él perseguía. «En el momento en que John Guidetti ficha por el Celta empiezo a leer sobre su fundación y veo que encaja en lo que buscaba. Ese día que fui a A Madroa, se lo conté a él en primera persona y le hablé de mis ideas para la fundación», relata.

El futbolista se mostró interesado y receptivo desde el primer momento, con una gran predisposición, cuenta Álvaro. «Es un tío encantador y eso lo hizo todo más sencillo. Me puso en contacto con su padre, lo llamé y tomamos un café», recuerda. De ahí surgió la colaboración. «Él vio en mí un chico con ganas de aportar y yo vi en ellos unas personas con un fondo increíble y con un proyecto que tiene un potencial grandísimo», señala. Un proyecto del que quiso formar parte sí o sí.

El camino no fue fácil. Álvaro estudiaba Derecho en Madrid; John y su padre vivían en Vigo; parte del equipo de la Fundación, en Estocolmo y la iniciativa en sí misma se desarrolla en Nairobi. Pero a principios de julio Álvaro pudo por fin emprender una estancia de tres semanas en Kenia. «Mi labor durante ese tiempo fue ayudar al técnico que dirige los entrenamientos en Nairobi y, a su vez, potenciar las redes sociales de la Fundación documentando el trabajo que se realiza en ella», comenta Martínez San Segundo. También coordina la conexión España-Kenia y ha impulsado la venta de pulseras solidarias de la Fundación en Vigo para recaudar fondos para el organismo.

La experiencia no le ha defraudado en absoluto. «Ha sido mi primera vez en África, así que para mí todo es impredecible. Por mucho que te cuenten o veas por la televisión, no me podía imaginar las trabas que tienen los niños aquí hasta para jugar al fútbol», destaca. Sin embargo, encuentra «alucinante ver cómo a pesar de todo, son felices. Y el motivo de ello, en gran parte, es el fútbol y en este caso también la labor que realiza la fundación», subraya el voluntario.

La fuerza del fútbol

El organismo de Guidetti trabaja con niños que «tardan cerca de dos horas en llegar al campo y tienen que ir andando o corriendo porque no disponen de dinero para el transporte, no hay agua potable en kilómetros a la redonda... Hay mucho que hacer».

Pero al mismo tiempo que advierte de que están lejos de la meta, se muestra convencido de que se encuentran en el camino correcto porque «la fuerza que tiene el fútbol es descomunal, un lenguaje universal que tiene la capacidad de llegar a cualquier rincón del mundo y crear un impacto social verdadero y duradero». Algo a lo que el futbolista céltico está sacando el máximo partido con este proyecto en el que un vigués que se ha implicado de lleno.

El céltico, «motor e inspiración» para los jóvenes futbolistas de Kibera

Álvaro incide en que la Fundación Guidetti es diferente a las que tienen otros jugadores porque el sueco es mucho más que el futbolista que le da nombre. La figura de John sirve «de inspiración». «Es el verdadero motor de todo esto. Suya es la idea y suya es la intención de dedicarse en cuerpo y alma en cuanto se retire y tenga el tiempo requerido para ello, visitando todas las ciudades en las que ha jugado», recalca.

La labor de Álvaro también ha consistido en «que conozcan su historia en Kenia y cómo luego llegó a convertirse en lo que es a día de hoy, cómo el niño rubio que jugaba en Kibera hace apenas diez o quince años, ahora marca goles al Barça o al Madrid o juega unas semifinales de Europa League. Es un poco la idea». La razón de ser de la Fundación es, de este modo, «dar la oportunidad a niños sin recursos pero con talento de seguir los pasos de John Guidetti y convertirse en futbolistas profesionales, apoyándoles en cada uno de estos pasos», especifica el voluntario.

Cuando habla de ir sobre los pasos del céltico detalla que esto implica actuar como él en lo que se refiere a «mismas rutinas de entrenamiento, disciplina, sacrificio, trabajo en equipo, mantenerse alejado de malas compañías, alimentación adecuada, educación...».

Álvaro ha tratado con esos niños, pero también con los que fueron compañeros de John cuando crecía como futbolista y como persona en Kenia. «Te cuentan anécdotas de cuando jugaban juntos: risas, bailes, celebraciones. ¡Lo que une el fútbol! Su equipo keniano es una parte fundamental de su vida y los niños allí le conocen. Es un referente y de ahí que lleve apoyando a su antiguo equipo desde entonces», expresa.

Ídolo dentro y fuera del campo

También para Álvaro ?que se alojó en el colegio sueco de Nairobi donde vivían el céltico y su familia? es un verdadero ídolo, «dentro y fuera del campo». «Siempre le he defendido a nivel futbolístico, pero no se puede obviar su forma de ser. El hecho de que quiera devolver su suerte a la comunidad en la que creció me parece digno de ensalzar, sin duda. Y es increíble cómo en pocos años pasó de estar jugando en campos de barrio de Nairobi a fichar por el Manchester City y llegar a ser campeón de un Europeo sub-21 con su país». Ahora él mismo contribuye a intentar que otros lo logren.