Muere en Taiwán a los 105 años el padre jesuita de A Pobra Andrés Díaz de Rábago

ASIA

Andrés Díaz de Rábago, en una imagen del 2014
Andrés Díaz de Rábago, en una imagen del 2014

Llevaba más de siete décadas residiendo en el continente asiático y en el 2019 recibió un homenaje en su concello natal

15 jun 2022 . Actualizado a las 17:51 h.

«Aunque ya me considero chino, A Pobra está en mi corazón», afirmó el sacerdote jesuita Andrés Díaz de Rábago en una entrevista concedida en el 2014 a La Voz de Galicia. El misionero, que llevaba más de siete décadas residiendo en el continente asiático, falleció esta madrugada, a la edad de 105 años, en el seminario teológico de la Universidad Católica de Fu Jen, donde residía. Nacido en A Pobra do Caramiñal el 3 de octubre de 1917, Su último viaje al municipio fue en el 2019, donde recibió un reconocimiento del Ayuntamiento por su trayectoria vital. Ya en aquella oportunidad, con 102 años, reconoció durante el acto desarrollado en la casa consistorial que era un momento especial «porque seguramente será la última visita». Explicó que había aprovechado para ir a ver «la pila en la que me bautizaron, y me emocioné, hasta tuve que sacar el pañuelo discretamente».

Andrés Díaz de Rábago era el último sacerdote extranjero ordenado en China que quedaba vivo. Con la llegada de Mao Tse-Tung al poder había sido expulsado a Filipinas para, posteriormente, viajar a Timor y a Taiwán. Allí fue profesor de la universidad más prestigiosa del país. Desde el 2017, Andrés Díaz de Rábago tenía la carta de nacionalidad taiwanesa

Aunque desarrolló su actividad fuera, Andrés Díaz de Rábago siempre ha sido una persona muy apreciada en A Pobra, a la que acudía cuando le era posible. De hecho, en el 2005 ya recibió un homenaje por parte del Concello que, en aquella oportunidad, decidió ceder a su padre que, dijo, «con solo 23 años decidió vender su fortuna para montar la conservera La Onza de Oro». También en el 2014 recibió otro reconocimiento, en un salón de actos de la casa consistorial que se quedó pequeño para dar cabida a quienes quisieron escuchar al jesuita.

Hombre conversador, afirmaba tener el corazón dividido entre Asia y Barbanza. En su visita en el 2014, al relatar sus experiencias con los comunistas, aseguró que había aprendido mucho de los comunistas, especialmente de sus jefes: «Sus ideales son increíbles. Dios me ha dirigido por caminos increíbles y me ha ayudado a comprender que todo el mundo debe ser respetado, independientemente de sus ideas. En todos los rincones del mundo hay personas buenas, aunque estén equivocadas».

Andrés Díaz de Rábago participó en la Guerra Civil española y realizó la carrera de medicina. Posteriormente ingresó en la Compañía de Jesús. Llegó a China en 1947 y fue ordenado sacerdote en Shanghái en 1952. Recaló en Taiwán en 1969, de  donde ya no se marchó. Desarrolló su labor pastoral y médica desde el centro de la Fundación Cultural Cardenal Tien. Su labor le llevó a recibir numerosas distinciones. Así en el 2000 se le entregó la Cruz de Oficial de la Orden de Isabel la Católica y en el 2001, la Medalla de Bronce de Galicia

Quienes tuvieron la oportunidad de tratarlo afirman que era una persona hospitalaria y gran conversadora. Su ansia de conocimiento le llevó a ser una persona de gran cultura, que le gustaba compartir. Afirmaba que el secreto de seguir cumpliendo años era «vivir el presente».