Martín Puñal, de Buño: «Marchei para China porque aquí non había traballo, e non me arrepinto»

Santiago Garrido Rial
s. g. rial CARBALLO / LA VOZ

ASIA

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Reside en Shangai desde hace 5 años y viaja por todo el país, todo un cambio vital

03 dic 2020 . Actualizado a las 22:45 h.

Martín Puñal llegó a Shangai (casi 25 millones de habitantes) para un año como mucho, tal vez dos. Pero la vida da muchas vueltas: el mes que viene cumplirá cinco. Él tiene 30. «Marchei para China porque aquí non había traballo, e non me arrepinto en absoluto», explicaba ayer a mediodía hora española, y casi a punto de acostarse en la china. Encontró ese trabajo que buscaba, también el amor, y una estabilidad y tranquilidad que ayuda mucho a la permanencia.

Martín es de Buño y es arquitecto. Trabaja en una empresa en la que tiene que viajar por todo el país durante la semana. Y moverse por China es como hacerlo por Europa, debido a la extensión: como si tienes que reunirte hoy con alguien en Berlín para presentar un proyecto y mañana en Estocolmo, esa es su vida. «Hai moito, moito traballo», confiesa. Tanto, que por ahora no va a regresar, ni tiene claro cuándo. Tomó la decisión de irse pocos meses después de acabar la carrera, al ver cómo estaba las cosas por aquí. Toda una aventura y desafío vital con apenas 25 años. Y problemas previsibles, como el idioma. ha mejorado mucho. «Estudo moito, xa podo ler, escoitar e entender. Fáltame vocabulario, hai que meterlle máis horas e punto. En China, se non falas chino, vida non se pode facer. Eu polo menos vou co mínimo, coa comida, pedir a conta, cando vou xogar ao fútbol... Para desenvolverse».

El inglés es importante para comunicarse con los occidentales afincados en el país, que no son pocos.

En el trabajo se centra en las ideas, los proyectos. Diseños y conceptos, sobre todo, conectando ideas de Occidente con las de la cultura china. Y también se encarga de las presentaciones, algo que allí se valora mucho cuando el encargado es un europeo, o un americano, o un australiano... Ese también es parte de su cometido, hoy en una ciudad, mañana en otra. Su empresa tiene además mucho potencial, con dos grandes dueños que son de origen chino, uno, y británico, el otro.

El trabajo lo es todo, pero la vida lo es más. Y fue necesario adaptarse al llegar. «O peor é cando pasan seis meses dende que chegaches. Cando dis: vou vivir aquí. Se non falas chino, é case como se foses analfabeto. Así que, ou aprendes o idioma ou estás moi perdido». El país le gusta. Puestos a buscar aspectos que le costaron más, habla de las multitudes. «Aquí hai moita xente, por todas partes, e tes que afacerte a iso. Hai colas en todos os sitios. Eu non estaba afeito, claro, veño de Buño, así que ao principio é estresante. Foi o que máis me custou», explica. Pero lo demás, no. Casi nada. La comida le gusta. Con el ritmo de vida no ha tenido problemas, se ha adaptado muy bien. La integración diaria es normal, su novia es china, le gusta el lugar en el que vive... «Se acaso, boto algo de menos a tranquilidade que hai en Galicia, que aquí é raro tela, pero estase moi ben». Shangai es además una ciudad muy segura. Plagada de residentes, pero segurísima. «Nunca pasa nada, non hai roubos, nada», asegura.

El covid ha estado en el centro del debate internacional muchos meses, pero en China ya parece un tema viejo: «Dende marzo-abril estamos ben, e dende abril-maio, normal. Hai dúas semanas houbo cinco casos, e tomáronse medidas. Xa se toman se hai un, que afecta sobre todo a se fas viaxes, miran todo, con moitos controis. Medimos cada día a temperatura, máscaras en sitios públicos... Facemos vida normal».

Pasado y presente de un futbolista con éxitos en la comarca

Martín, además de arquitecto, es futbolista. Y lo fue desde niño, con notables éxitos que recoge la hemeroteca y que de vez en cuando conviene recordar. Por ejemplo, hace 16 años, cuando el torneo Luis Calvo de Carballo aún estaba en su segunda edición, el equipo en el que jugaba entonces quedó tercero. En sus años de juvenil militó en el Bergantiños, y también en el Cabana, con el que quedó campeón de la Costa. Por unos temas o por otros, ya desde muy joven aparece como destacado. Y en Shangai sigue jugando. Participa en un equipo que disputa una liga que más o menos podría equipararse a una Segunda Rexional, con partidos los sábados, con fútbol-7 los lunes, entrenamientos los jueves y sesiones fitness voluntarias. No es profesional, pero hay nivel, con jugadores de varios países muy buenos, incluso algunos que jugaron en categorías nacionales sub-20, como ocurre con uno de Ucrania. Es una manera de mantenerlo unido a un deporte en el que siempre destacó.

Visión de país

Martín Puñal ya acumula experiencia suficiente para poder analizar el país, con todo lo complejo que eso es. Lo compara a un Singapur en grande, en muy grande, enorme. «É un país moderno, eficiente. Hai xente que cando pensa nel ten a imaxe dese señoriño no medio dun campo de arroz, pero a miña imaxe é outra. Un executivo moi ben vestido que vai traballar a un edificio de 50 plantas con deseño ultramoderno», explica.

Dice que en China «cando teñen un proxecto, cúmpreno. Se din que fan unha cousa en dous anos, fana. Se din que en tres, en tres. Así, con todo. Son pragmáticos, teñen as ideas moi claras. Son moi organizados, e tamén hai que ter claro que son unha cultura distinta á nosa».