«Por mi familia estoy en Arabia Saudí, y también por ella quiero volver»

Antía S. Aguado A CORUÑA

ASIA

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Casi siete años años lleva Salvador Román viviendo lejos de las costas gallegas

02 sep 2019 . Actualizado a las 07:50 h.

Etiopía. Ruanda. Arabia Saudí. Desde el año 2014 vive lejos de tierras gallegas. Aunque es vasco de nacimiento, A Coruña lleva siendo su hogar más de veinte años. El Atlántico, por el Mar Rojo. En medio África central. Tres continentes, y tres realidades paralelas. Hace cinco años que comenzó una nueva experiencia, una nueva aventura para Salvador Román. Su primera parada, el cuerno africano. «En 25 años nunca había salido de Galicia, y, aunque cada destino es diferente, Etiopía fue el que más me marcó», reconoce.

La necesidad mueve montañas, y Román tuvo que partir. Con una oferta de trabajo, y muchas preguntas en su interior, afrontó sus dudas y comenzó su nueva etapa. «Nunca había viajado a África, y no sabía lo que me iba a encontrar, pero fue muy agradable», reconoce ya años después. A su alrededor, observaba la necesidad. Aunque no duda en afirmar que, «afortunadamente, parece que han salido» de la hambruna que en su día castigó a Etiopía. «La comida típica es la injera, que se come con las manos», narra Román. Y como es bueno empatizar... siguió a pie de letra el conocido dicho: donde fueres, haz lo que vieres.

«La gente era encantadora, los trabajadores locales, excelentes y preparados, y el inglés bastante bueno. Así que solo había que preocuparse de trabajar», comenta, dejando claro que en Addis Abeba (capital del país) ha dejado a gente que, hoy, califica como buenos amigos.

La felicidad está en los pequeños detalles. Y Román no duda en contar una anécdota que todavía hoy le maravilla. Recuerda cómo uno de sus compañeros se llevó unos balones. Al darle uno a un niño, su expresión de júbilo llenó al gallego. Gritando y dándoles las gracias, se alejaba de ellos corriendo. «Cualquier cosa les hacía felices, unos cochecitos, pelotas saltarinas o la ropa de fútbol de mis sobrinos. Todo era bien recibido. Nos viene bien hacer unas curas en estos países para desprendernos de lo superfluo», reflexiona. Y es que, lo más impactante que ha podido ver en estos años no ha sido otra cosa que «la sonrisa de la gente» del país africano.

Pero allí, no todas sus experiencias fueron idílicas. Un suceso, al que tacha de desagradable, marcó su estancia en un campamento. En el pueblo donde se encontraban, unos enfrentamientos terminaron con la vida de 150 personas. «En el hospital trabajaban médicos italianos de Médicos sin Fronteras. Y no salió en ningún telediario», critica.

Cerca de Etiopía, y lejos de casa, prosiguió su etapa africana. Esta vez, un país con una impactante historia: Ruanda. Un pasado que «les hace gente desconfiada». Cuenta cómo le apodan la pequeña Suiza. Las colinas, y la cantidad de dinero que llega procedente de otros países, le otorgan ese apodo.

Ahora, en Jeddah, la realidad que observa es muy distinta. En su nuevo destino, no tiene de todo. Aunque no hay democracia, asegura que «las cosas van cambiando». Explica como «las mujeres ya conducen, tienen pasaporte y pueden viajar solas al extranjero». Un país con muchos impedimentos a los que cuesta habituarse: «Es difícil acostumbrarse a no convivir en la calle, a no tener bares, a que se cierre media hora por el rezo. Pero es su vida, y nosotros los que estamos de prestado».

«Ahora mismo no hay muchas oportunidades en Galicia». Con un visado, y el trabajo ya concretado desde España, comenzó esa nueva etapa. Lleva en Arabia Saudí casi dos años. Y, desde allí, tiene claro que la situación en España, dista mucho de mejorar. «No veo que la economía muestre signos de recuperación, ni que se cree empleo. Me gustaría leer lo contrario, pero soy de la opinión de que me llevará antes a casa la Primitiva», expone irónicamente.

Sin embargo, la distancia es la cara negativa de cualquier historia de emigrantes. Y para Salvador Román, su mujer y sus hijas son lo que más echa de menos. «Son la razón por la que estoy aquí, pero también la razón por la que quiero volver».