Un músico santiagués triunfa en Taipéi con el contrabajo

Por Patricia Calveiro

ASIA

Antón Bello estrenó esta semana su primer álbum junto al Trío Baron/Chou/Bello y preparan una gira por Asia y Europa

15 jun 2019 . Actualizado a las 10:37 h.

Sus primeras lecciones de música fueron en el conservatorio histórico de Santiago y en la escuela de música Estudio. Y ahora Antón Bello (Compostela, 1977) triunfa en Taipéi con el contrabajo. Es, de hecho, uno de los instrumentistas freelance más solicitados al otro lado del mapa, donde ha acabado encontrando todo lo que podía desear, el amor y una carrera consolidada. Cuenta que, tras más de 15 como profesional en diversas formaciones gallegas (entre muchas otras, Ophiusa), acabó haciendo las maletas para trasladarse a los Países Bajos. Vivió durante dos años en la capital del país de las bicicletas y los tulipanes, Ámsterdam. Allí, siguió apostando por ampliar su formación junto a su mentor, el contrabajista holandés Thomas Kwakernaat, y en el conservatorio de Utrecht. «Inesperadamente, a música levoume a Taiwán», dice. El santiagués recibió una oferta de trabajo en una banda de jazz en la ciudad de Taichung. Y, al finalizar este contrato, se desplazó a Taipéi, «onde o teléfono non parou de soar ata hoxe en día» para nuevas contrataciones, explica. Entre las aventuras que le deparaba ese pequeño Estado insular asiático, estaba 5 Jazz Men, un grupo que fundó junto a músicos europeos y taiwaneses, y el Trío Baron /Chou/Bello. En este último, subraya, «tiven a oportunidade de explorar a miña faceta como compositor, xunto aos músicos Olivier Baron e Wei Ying Chou», con los que acaba de estrenar esta misma semana su primer álbum y preparan juntos una gira por Asia y Europa. 

La mesa del rey emérito

El presidente de la Xunta hizo una reserva para dos personas, el miércoles 12 de junio, en el restaurante A Barrola, en la rúa do Franco. La sorpresa fue que el acompañante de Núñez Feijoo era nada menos que el rey emérito Juan Carlos I, y la reserva para comer, al mediodía, no fue en un reservado y ni siquiera se pidió un biombo para garantizar la intimidad del monarca. Todo lo contrario, el dueño de A Barrola, Pepe Noya, comentó que el rey saludó a los otros comensales, e incluso se hizo fotografías sin perder la sonrisa con todos los que le pidieron un selfi. «Es un bromista y una persona accesible y bonachona», explicó Noya. Del menú no trascendieron todos los detalles, pero no faltaron sobre la mesa los pimientos de Padrón. «Sin rabo, para poder comer varios a la vez como a mí me gusta», apuntó el hostelero. El menú se completó con marisco y otras viandas gallegas que agradaron mucho a los dos comensales. En el restaurante A Barrola estos días están que no paran. El pasado 25 de mayo se sentó a su mesa Manuel Díaz, El Cordobés

Camino a la libertad

El deán de la Catedral, Segundo Pérez, fue ayer el anfitrión de unos peregrinos muy especiales: diecinueve internos de la prisión de Palma de Mallorca, que recibieron sus compostelas tras culminar una peregrinación que forma parte del programa de reinserción social de los internos. Diferentes delegaciones diocesanas de Pastoral Penitenciaria y otros grupos comprometidos con la reinserción de reclusos organizan con regularidad este tipo de iniciativas, con la autorización y valoración positiva de la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias del Gobierno español. Al frente del grupo vino el sacerdote mallorquín Jaume Alemany, que colabora con los diferentes programas de acogida a peregrinos que se desarrollan desde la Catedral de Santiago. «En cada etapa se profundiza en la dimensión penitenciaria del Camino: reconocimiento de la responsabilidad en un hecho delictivo, dolor por las consecuencias del hecho, petición de perdón, propósito de enmendar la vida en el futuro...», explicó Alemany. Esta peregrinación tenía, además, el aliciente de venir acompañada por un equipo de La 2 de TVE, que emitirá un documental en su programa Crónicas.