«En Taiwán gusta lo occidental»

Rita Álvarez Taiwán

ASIA

Andrea Ruzo, una joven gallega que reside en Taipéi y que está al frente del Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial, cree que hay oportunidades comerciales

22 abr 2014 . Actualizado a las 16:01 h.

La gallega Andrea Ruzo cree que hay oportunidades comerciales

Andrea Ruzo es una joven gallega que vive en Taipéi. Está al frente del Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial (CDTI), una entidad pública empresarial, dependiente del Ministerio de Economía y Competitividad, que promueve la innovación y el desarrollo tecnológico de las empresas españolas.

Ruzo llegó a la isla en septiembre del 2013 con una beca que la mantendrá allí hasta finales de año. Es la primera vez que el CDTI cuenta con alguien en Taipéi, pero eso no ha impresionado a Ruzo, al contrario, lo ve como una gran oportunidad. «Taiwán ha transformado totalmente su economía en los últimos 50 años y se ha ido convirtiendo poco a poco en una economía industrial cuyo objetivo principal es la exportación», explica. En un principio la industria de la isla basaba su atractivo en el bajo precio de la mano de obra, aunque debido a la competencia con China continental han ido invirtiendo cada vez más en I+D, y en la actualidad son líderes mundiales en productos de alta tecnología como tabletas y notebooks.

Al tener la isla unos recursos muy limitados, necesitan importar cerca del 99 % de su energía. «A pesar de que Taiwán aporta un 0,03 % de la población mundial, sus emisiones de CO2 corresponden al 0,8 % mundial, superando en términos per cápita a Alemania o Brasil», explica Ruzo. Estos dos factores han provocado que Taiwán se plantee su política energética intentando diversificar las fuentes y fomentando la eficiencia. Y ahí es donde España puede plantear sus proyectos en energías renovables y, en el caso particular de Galicia, la industria eólica y la naval podrían tener oportunidades.

«A nivel comercial, en Taiwán gusta mucho lo occidental, y en ese aspecto puede haber oportunidades en los sectores agroalimentario y en moda y complementos, aunque la limitada población y la madurez del mercado hacen que las expectativas sean menos interesantes que en otros países asiáticos», destaca esta gallega oriunda de A Coruña.

Ordenados y abiertos

Ruzo, licenciada en Traducción e Interpretación por la Universidade de Vigo y con un máster en Comercio Internacional por la Escuela Superior de Comercio Internacional ESCI-UPF de Barcelona, había trabajado antes en la India con una beca Faro. Reconoce que la experiencia de la India fue «un poco como estar en una jungla, sobre todo cuando llegas». A ello se suman las dificultades a la hora de trabajar, ya que son «superinformales, tienes que estar encima de ellos siempre y no son muy directos al decirte las cosas», pero reconoce que eso la curtió: «La India te enseña a buscar soluciones porque siempre te van a salir problemas». Taiwán, en cambio, es mucho más fácil: «Son muy ordenados, la mayoría de la gente habla inglés, son muy abiertos al exterior y están ahí para ponerte las cosas fáciles».

Esta gallega cree que en Taiwán hay trabajo para los que se dediquen al mundo comercial, y da un ejemplo claro: vender cámaras a Latinoamérica con el plus que da saber español.

Hace pocos días se las apañó con imaginación para hacer la primera empanada de jamón y scallops, siguiendo los consejos de la abuela por Skype. «Hay ingredientes buenos, pero la verdad es que nunca son iguales. El marisco, por ejemplo, no se puede comparar. Está bueno, pero como las zamburiñas gallegas no hay otras», comenta.

Lo que no consigue encontrar en Taipéi es «queixo do país, del que llamaba mi abuela mantecoso. Ese que se deshace en la boca y que está bueno con todo: solo, con membrillo, con pan...».