La desconocida historia de la empresa de Teo que descubrió a muchos gallegos la pasta fresca

Olalla Sánchez Pintos
Olalla Sánchez SANTIAGO

ARGENTINA

Xoán A. Soler

La firma nació en Buenos Aires en 1967 como La Ponderosa. Más de 20 años después se trasladó a Galicia, ya como La Ideal. Venden más de diez kilos de pasta fresca al día, entre ella, fusilli con vegetales o espaguetis verdes de grelos

17 ene 2023 . Actualizado a las 23:22 h.

Desde 1990 su empresa, La Ideal, fabrica pasta fresca, simple y rellena, que vende desde Teo a toda Galicia, pero, aún así, su propietaria, Claudia Fontáns, reconoce que hay vecinos de la comarca de Santiago que aún la siguen descubriendo a día de hoy. «Nos dicen: ''¿pero cómo no os había visto antes?'', apunta sonriendo esta argentina, que heredó la firma de su padre, Marcelino Fontáns. «Él la abrió en 1967 en Buenos Aires, adonde había emigrado», explica al recordar su exitosa historia.

«Mi padre nació en Ortoño, en Ames. En 1958, con 20 años, se fue a Argentina y tras trabajar en distintos lugares, como en un restaurante, vio la oportunidad, junto a un cuñado, de hacerse con una firma de pasta fresca que ya funcionaba allí. La llamaron La Americana», evoca Claudia. «Años después se separaron; mi padre cogió otro local y se puso él solo. La firma pasó a llamarse La Ponderosa, creo que porque mi padre, como muchos, era seguidor de la serie televisiva Bonanza», recuerda risueña, incidiendo en su trayectoria ascendente.

«A Argentina habían emigrado muchos italianos. La cultura del país transalpino estaba muy arraigada allí. No había domingo que allí no se comiese pasta», rememora no sin nostalgia Claudia, aclarando las razones del retorno familiar.

Claudia Fontáns, a la derecha, dirige la empresa La Ideal, la firma de pasta fresca que fundó su padre
Claudia Fontáns, a la derecha, dirige la empresa La Ideal, la firma de pasta fresca que fundó su padre XOAN A. SOLER

«En 1990, la crisis se acentuó en Argentina, también con la hiperinflación. Mi padre sufrió, además, en ese tiempo hasta tres atracos. Se decidió entonces a comprar a distancia un terreno con casa cerca de su lugar de origen. Lo localizó en el lugar de Fixó, en Teo. Tras meditarlo todo mucho, decidió que retornásemos. A mí la vuelta me coincidió en una época difícil, con 17 años, en plena adolescencia», encadena Claudia, quien no olvida el contraste de pasar de vivir en la populosa Buenos Aires a esa parroquia de Calo. «Era todo muy distinto. Yo, mientras finalizaba aquí mis estudios, ayudaba a mi padre -que a su vez había empezado a trabajar en el Hotel Congreso de Santiago- a volver a montar aquí su fábrica. La rebautizó como La Ideal, porque buscaba ofrecer una pasta que fuese ideal», desliza con cariño.

«En un inicio lo más complicado fue convencer a los gallegos para que dejasen de ser reticentes con la pasta fresca. En la comunidad no existían obradores de esta variedad. Tratamos de explicar su singularidad», sostiene, indicando que esta pasta, elaborada artesanalmente con harina, huevo y agua, debe comerse casi al momento -en la nevera solo dura 4 o 5 días antes de dañarse-, por lo que ellos la elaboran casi sobre pedido, y que su tiempo de cocción es menor que la seca.

«Les parecía extraño tener que conservarla en la nevera, no en la alacena», añade, rememorando cómo, poco a poco, se produjo un cambio. «Al principio la regalábamos y, cuando la gente la probaba, repetía», aclara. «La introdujimos también en comedores escolares, como, inicialmente, el CEIP A Igrexa, de Calo y, años después, el CEIP Arquitecto Casas Novoa, de Santiago o el CEIP de Pedrouzos, en Brión. Los padres empezaron a pedírnosla. Decían que sus hijos la alababan y la reclamaban en casa. También se empezó a servir en residencias de mayores», sostiene, recordando cómo desde el cambio de siglo todo comenzó a ser ya más fácil. «Cada vez se popularizaban más los restaurantes italianos en Santiago. Algunos recomendados en la Guía Repsol, como la pizzería Santoro, nos la demandan», señala, precisando que ya sirven a establecimientos de toda Galicia aunque, por temas de registro sanitario, por ahora, no van más allá. 

«Sí nos conoce mucha gente de otras zonas, como de Madrid, Barcelona o Valencia. Algunos vienen haciendo el Camino de Santiago y cogen un bus hasta Calo para poder comprar en La Ideal», desliza con orgullo, enumerando el tipo de pasta más demandado.

«En pasta simple lo que siempre se pide más son los Fuchile o fusilli con vegetales. También todos los tallarines de espinacas. A la gente le sorprenden, además, apuestas, como los espaguetis verdes de grelos, los de remolacha o ajo y perejil; en pasta rellena los que tienen mayor salida son los panzzotti de rulo de cabra con cebolla caramelizada y los ravioli de ricotta y espinacas», destaca, citando cómo también venden desde salsas caseras y elaboran lasañas, canelones, empanadillas o pizzas.  

«Mi padre, que ahora tiene 84 años, aún nos sigue haciendo muchos recados. Sé que está ilusionado con cómo ha ido la empresa», comparte. «Es un mérito que sin que hubiese tradición en Galicia de comprar pasta fresca, sigamos en pie. Al día podemos llegar a servir más de diez kilos de pasta fresca», remarca con satisfacción. «Cada vez la gente nos conoce más, y nos busca; a diario se acercan clientes diciendo que algún vecino o amigo le ha descubierto nuestra pasta», subaya con ánimo.