Silvina Montenegro: «Yo quiero a España desde siempre»

ARGENTINA

M.MORALEJO

Estudiosa de la repercusión de la guerra civil en la política argentina, llega al final de su gestión como cónsul de su país en Galicia

08 jul 2021 . Actualizado a las 14:47 h.

Son como árbitros deportivos. Los diplomáticos son más valorados cuanto menos se note en su trabajo su condición personal, pero al mismo tiempo se perciba con claridad que están. Y Silvina Isabel Montenegro está. Lo hace desde hace cinco años como cónsul general de Argentina en Vigo para Galicia, Asturias, León y Zamora. «Pronto llegará el final de mi etapa aquí. Dejaré de tener vistas desde mi despacho al Sireno de la Porta do Sol y regresaré a Argentina por un tiempo antes de que me asignen un nuevo destino», transmite con una pena asumida desde que se hizo diplomática de carrera e interiorizó la regla no escrita que marca que cada cinco años toca hacer la maleta. «Pero volveré a ver a los amigos», dice.

Y es que su relación vital con España es «de ida y vuelta». No solo por contar con un abuelo de Lanzarote o haber acabado sus estudios y doctorado en Historia en la Universidad Complutense a finales de los noventa. TVE y sus series más literarias fueron en su niñez un referente sólido respecto a la historia de España. «Cuando me destinaron a Galicia no pude evitar recorrer los escenarios donde se grabaron Los gozos y las sombras, ir a Pontevedra a ver algunos de los lugares míticos de Pueblanueva, la casa de Clara Aldán, el puerto de Marín y la lonja de la serie», encadena en su memoria al tiempo que rememora también la versión televisiva de Fortunata y Jacinta y otras entregas emitidas en la cadena pública durante la dirección de Pilar Miró que llegaban a Buenos Aires para una audiencia garantizada de gallegos, españoles y sus descendientes. «¡Quién me iba a decir a mí cuando era pequeña que acabaría justo aquí!», en Vigo, uno de los consulados más antiguos de Argentina en España.

Silvina Montenegro se asomó incluso a la historia de España de una manera más profunda cuando decidió hacer su tesis sobre La Guerra Civil española y la política argentina. «Me interesó mucho estudiar la historia de Argentina de los años treinta, la etapa de un gobierno con limitaciones democráticas durante la que no se dejaba de hablar de España por la corriente de solidaridad que se generó hacia aquí ante una población con necesidades por la guerra. Pero hablar de España en aquel momento, denunciar lo que aquí ocurría, era también una forma de hacer oposición en Argentina y criticar al gobierno eludiendo la censura», apunta desde el recuerdo del trabajo que le hizo doctora.

Admite que Argentina es el país más Europeo de todos los de Latinoamérica, y lo achaca a la huella de la inmigración, aunque reclama además el peso clave de los indígenas en la formación del país. «La migración es un movimiento de ida y vuelta, un derecho del ser humano y un gran aporte a la sociedad. A los que cuestionan los movimientos migratorios yo les preguntaría, ¿y tú de dónde vienes?», formula la cuestión desde el convencimiento de que toda la humanidad tiene los mismos derechos.

«No hay ninguna acepción negativa sobre el término gallego en Argentina», dice al recordarle que la Real Academia Española hace solo siete años que eliminó las referencias hirientes que le atribuían a esa entrada en países como Costa Rica o El Salvador. «Todo lo contrario, ahora la gente busca los papeles que acrediten que el abuelo era gallego para así tener también el pasaporte español».

En el territorio que cubre su consulado residen unos 25.000 argentinos, pero Montenegro estima que esa cantidad se puede duplicar o triplicar si se suman los que han llegado con pasaporte español o italiano obtenido por lazos familiares.

«Los clichés no dicen nada de los pueblos», advierte para negar que sus paisanos sean encasillados de alguna manera en España. Argentina es diversa, «todo el tiempo se renueva la mezcla», acuña sobre la atracción que siempre ha ejercido su país como foco de inmigración, ahora muy presente para el resto del continente.

Esa diversidad también está presente en la defensa de los derechos. De la ventana de su despacho cuelga la bandera arco íris sobre la calle viguesa del Príncipe. «Nuestras leyes permiten que cualquier argentino que resida en el territorio que atendemos venga al consulado y pida que se cambie su documentación para que sea acorde a su identidad de género autoasumida», se enorgullece reivindicando para su país la vanguardia legislativa en la materia.

La diplomacia ejercida como hábil cortesía la abandona al final para ponerse el traje de diplomática reivindicativa a la hora de hablar de las Malvinas. «Cualquiera que pesque allí por supuestos acuerdos con un Gobierno ilegítimo [refiriéndose al de las islas] tiene que saber que está haciendo pesca ilegal y sus capturas serán decomisadas», dice sin entrar en más honduras pero sin dejar de reivindicar la titularidad del archipiélago.

En detalle 

Primer trabajo

«Mecanógrafa en un estudio de contabilidad en Buenos Aires a los 18 años al tiempo que estudiaba en la universidad».

Viaje especial

«Muchos viajes. Me encanta viajar. Si tengo que elegir uno en Galicia fue el que hice a la Ribeira Sacra. Me fascinó. Su paisaje solemne hace surgir un sentimiento espiritual pese a no ser creyente».