Ricardo Alfonsín: «Si Argentina y España diluyen sus lazos, ambos acabaremos perdiendo»

Juan María Capeáns Garrido
Juan Capeáns SANTIAGO / LA VOZ

ARGENTINA

Sandra Alonso

El embajador argentino en España, con raíces gallegas, busca inversores para reactivar su país

29 jun 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Ricardo Alfonsín (Chascomús, Buenos Aires, 1951) esboza una sonrisa cuando le recuerdan una frase: «Pueden estar orgullosos de los gallegos de Argentina, han llevado su honradez y generosidad y han dejado allí la huella del señorío gallego». La pronunció su padre en 1984 en Ribadumia. Del municipio pontevedrés salió a principios del siglo pasado su bisabuelo Serafín Alfonsín, «con muchos problemas económicos. Sus nietos fueron con esfuerzo a la universidad y uno, Raúl, llegó a presidente de la República Argentina. Y un bisnieto está ahora de visita como embajador», resume brevemente sus intensos vínculos con Galicia. Reconoce que ante todo es «un político» al que le han asignado una plaza diplomática estratégica pese a no pertenecer al partido del Gobierno. Fue en febrero del 2020, días antes de comenzar la crisis sanitaria global.

—La primera pregunta es obligada. ¿Cómo llevan los gallegos y, por tanto, Argentina, la pandemia?

—Como en todos los países hubo que tomar decisiones y restringir las actividades. A medida que fuimos adaptando el sistema de salud se ha ido flexibilizando la situación hasta el punto de que en el último cuatrimestre del 2020 ya tuvimos una recuperación económica importante. Estamos ahora en una segunda ola menos dramática para la salud, por lo que la economía sigue creciendo, y están llegando las vacunas, lo que nos permite ser más optimistas.

—Una de sus misiones es buscar inversores, ¿cuáles son ahora las credenciales argentinas?

—Argentina tiene los mejores soles en el norte, y los mejores vientos en el sur, aptos para las energías solares y eólicas en las que aquí tienen una gran experiencia. Yo percibo interés para trabajar conjuntamente en ese sector, pero también en otros campos como la utilización del litio para baterías, para impulsar la movilidad eléctrica; y todo lo que tiene que ver con la economía del conocimiento y la digitalización. Y, por supuesto, somos una potencia en la agroalimentación, con productos que despiertan mucho interés en España.

—Hay unas 300 empresas de España y Galicia que tienen una relación con Argentina intensa y, a veces, tensa. ¿Están superadas las tiranteces?

—Salvo que alguien piense que Repsol es España —hace mención a la nacionalización de YPF en el 2012— yo no creo que las relaciones sean malas. Hubo complicaciones entre una empresa y el Gobierno, pero diría que se magnificó el conflicto. Por supuesto que tenemos una relación muy íntima, y como ocurre en esos casos a veces hay tensiones, pero se han superado. Ahora a ambas regiones nos interesa fortalecer esos vínculos en el nuevo escenario internacional.

—En las últimas décadas Argentina cayó muchas veces, y otras tantas se levantó. ¿La oportunidad está en la remontada?

—Argentina ha tenido muchas crisis económicas, pero siempre evidenció una gran capacidad de recuperación. Ahora todos sufrimos la pandemia, pero estamos superando las dificultades y se dan las condiciones para retomar las relaciones con España de los años 90, aunque ahora ya no haya aquellas privatizaciones. Argentina es una oportunidad para hacer negocios rentables porque puede ser la zona que más rápidamente crezca. Los dos países estamos en una situación compleja, pero podemos coincidir en iniciativas y ser puertas de acceso para Europa y América respectivamente. Si permitimos que se diluyan nuestros lazos, ambos perdemos. Hay cosas que hacer, tenemos que industrializarnos y no lo podemos hacer solos.

«Creemos que en Galicia puede haber hijos de desaparecidos por nuestros vínculos»

El Gobierno argentino busca en Galicia a hijos de desaparecidos durante la dictadura, unos 350 bebés a los que sacaron del país entre 1974 y 1983.

—¿Qué éxito puede tener en Galicia esa búsqueda?

—Creemos que pueden estar en Galicia y en España, desde luego, por nuestros fuertes vínculos de los que hablamos. En Argentina tenemos un banco de datos genéticos de los parientes de los desaparecidos, por eso hacemos un llamamiento a esas personas de entre 40 a 45 años que pueden tener dudas sobre cómo fueron adoptados para que consulten si son hijos de esos desaparecidos. En Argentina se encontraron 130 casos de padres asesinados. Es duro, pero esos chicos y chicas podrían tener ese deseo de conocer su identidad, y debemos darles una respuesta.

—Usted sirve de enlace para unos 21.000 argentinos solo en Galicia, ¿qué le demandan?

—Probablemente sean muchos más. Las consultas más habituales que intentamos resolver tienen que ver con las pensiones y su tramitación, la homologación de títulos o los aranceles para pedir la ciudadanía argentina.

—Está manteniendo distintos contactos en Galicia, la primera comunidad que visita, ¿qué conexiones puede encontrar?

—Además de las cuestiones económicas —hoy mantendrá encuentros con el sector metalúrgico, en Vigo— me ha parecido gratificante conocer una institución como el Consello da Cultura Galega. ¡También tenemos que seguir unidos culturalmente!