Fraga Balmayor, el cervense que dirigió la obra del Centro Gallego de Buenos Aires

La Voz

ARGENTINA

ARCHIVO MARTÍN FERNÁNDEZ

24 feb 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Tardará mucho tiempo en nacer, si es que nace, una generación de cervenses como la de los que vinieron al mundo a finales del siglo XIX y emigraron, en buena parte, a Argentina. Fueron creativos, inteligentes, trabajadores, solidarios y de una generosidad sin límites. Contribuyeron decisivamente al desarrollo de Cervo y cooperaron de forma decidida en el progreso y el bienestar del país que los acogió.

En Cervo, José Álvarez o Emilio Rodríguez Eijo sufragaron las carreteras a Vilaestrofe y Cuíña; Ramón María Fernández Álvarez fundó Hijos de Vivero y lideró la construcción del grupo escolar; y Manuel Candia o José María Fernández Montenegro costearon las escuelas de San Román y San Ciprián. En Argentina, los hermanos Crego, que fundaran un banco, y Cao Luaces, que hizo del país un referente mundial de la caricatura, fueron claves en el Centro Gallego, la más importante institución creada fuera de Galicia y la que más enorgulleció a los emigrantes. A todos ellos ?y otros radicados en el municipio- debe Cervo buena parte de su fisonomía y de su progreso en el siglo XX.

Pero, además de ellos, otros, sin tener tanta notoriedad, hicieron aportaciones más discretas pero no menos importantes. Fue el caso de Manuel Fraga Balmayor. Cuando murió, en octubre de 1960, Lugo, la revista del Centro Lucense, escribió: “pierde nuestra colectividad una de sus figuras patriarcales cuya labor tan fecunda como prolongada ?falleció a los 92 años- ha constituido un ejemplo aleccionador”.

Una carpintería

Había llegado a la Argentina en 1886 con 18 años, pocos conocimientos del oficio de carpintero pero toda la voluntad y la determinación para lograr sus sueños. En el Centro Gallego aprendió nociones de Aritmética, Dibujo y Geometría y abrió una modesta ebanistería que, paso a paso, convirtió en una importante, moderna y bien dotada carpintería en la que fabricaba toldos, persianas, vidrieras, celosías y otros complementos de construcción.

Su taller pronto fue una referencia en un Buenos Aires que había pasado de tener 200.000 habitantes en 1875 a contar con un millón 25 años después... Y fue también una casa de acogida y ocupación para cientos de paisanos emigrantes. Eso y su altruista labor en el Centro Gallego le otorgaron el respeto y consideración de la colonia gallega y de la sociedad bonaerense.

El Centro Gallego, entonces, era el motor y el corazón de la colectividad. Fundado en 1907, llegó a tener 120.000 socios. Tuvo varias sedes hasta que en 1917 se compró un inmueble en Belgrano 2189 ?el mismo donde está hoy- que se fue agrandando con la compra de propiedades contiguas: en 1936 se inauguró la primera ampliación, en 1941 la segunda y en 1953 la tercera y definitiva. En el Centro Gallego, Manuel Fraga Balmayor fue tesorero, miembro del Consejo de Apelaciones y de la Comisión de Obras. Pero su nombre quedará ligado, para siempre, al cargo de director de las obras de ampliación llevadas a cabo bajo las directivas del lalinense Neira Vidal (1938-1941) y del taboadés Javier Vázquez Iglesias (1950-1954). Y no es para menos. Al fin y al cabo fue el hacedor material de las dependencias de un edificio que alberga buena parte de la memoria de Galicia.

Una familia de Rueta con tres hijos en Argentina y uno alcalde de Cervo en las elecciones del 36

La familia Fraga Balmayor procedía del lugar de A Portela (Rueta-Cervo). Allí vivió el matrimonio formado por Ramón Fraga Rodríguez y Ramona Balmayor Vázquez que tenían varias propiedades en O Souto, en la capital municipal. Tuvieron ocho hijos: Josefa, Antonio, Francisco, Manuel, Ramona, José María y Jesús y Antonia.

Según explica el profesor y cronista de Cervo, Francisco Piñeiro, en su documentado libro Centenario escolar de Cervo (1917-2017), tres de ellos ?Manuel, Francisco y Antonio- emigraron a la Argentina; uno, José María, fue fiscal adjunto del Concello de Cervo en 1912; y otro, Jesús, fue elegido alcalde en las elecciones municipales de marzo de 1936 aunque renunció a su cargo el 10 de mayo de ese mismo año, fecha en la que se nombró a Benito Colin Veiga, un sastre emigrante retornado de Cuba a San Ciprián, que poco después, el 10 de diciembre, fue fusilado por los franquistas en Lugo, a los 52 años, junto al también cervense José María Correa.

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Directivo de Hijos de Vivero, del Centro Lucense y de A Terra

Manuel Fraga Balmayor mantuvo una intensa vida societaria en la colectividad. En el centro Hijos del Partido de Vivero, fue uno de sus iniciadores y ocupó los cargos de vicepresidente y vocal desde los que apoyó y defendió la construcción del edificio escolar de Cervo. Su gran aportación a esta sociedad fue la idea de disponer de un local propio para instruir a los asociados y a sus familias y darles una formación que les abriese puertas y oportunidades laborales.

Hijos del Partido de Vivero en Buenos Aires surgió en 1909 ante el fracaso del anterior Centro Viveirense. En la nueva entidad, los cervenses tuvieron peso específico: Ramón María Fernández fue promotor, fundador y presidente; Fraga Balmayor, vicepresidente; Miguel Crego, secretario y redactor de los estatutos; José Álvarez, tesorero; Manuel Candia, miembro de la comisión consultiva; Hipólito Crego, de la de propaganda, etc… La sociedad ofrecía servicios como una sección de socorro para enfermos y otra de préstamos, una bolsa de trabajo y una pequeña mutua de seguros.

En el Centro Lucense, Fraga Balmayor fue miembro de la comisión de finanzas y en el Centro Gallego participó a través de la sociedad A Terra. Las distintas sensibilidades sobre la gestión del Centro se concretaban en unas agrupaciones ?Breogán, Celta, A Terra, Galicia, Unión Gallega…- que funcionaban como partidos que se aliaban o enfrentaban en las elecciones. En A Terra, Fraga Balmayor fue uno de sus iniciadores, desempeñó varios cargos y llegó a ser presidente.

En las elecciones para el período 1938-1941, en el Centro Gallego se impuso una coalición liderada por el lalinense José Neira Vidal y formada por Celta, A Terra y Unión Gallega. Era de tendencia democrática, republicana y socialista y volvió a ganar en el período 1941-1944 con Eleodoro Friol y en el 1944-1947 con Manuel Otero. Los tres contaron con Fraga Balmayor para la comisión de obras, entre otras cosas por el prestigio profesional que había alcanzado en su carpintería.

En 1947 ganó la agrupación Galicia ?partidaria de mantener relaciones con el franquismo-, encabezada por el ourensano José Villamarín y en 1950-1954 repitió con el taboadés José Vázquez Iglesias, notable empresario de la automoción que era amigo del cervense y volvió a contar con él para dirigir las obras del Centro Gallego.