Antonio Sánchez: «Los emigrantes somos la verdadera marca España»

Francisco Espiñeira Fandiño
Francisco Espiñeira REDACCIÓN / LA VOZ

AMÉRICA

MARCOS MÍGUEZ | Marcos Míguez

El empresario y miembro del consejo de España en la República Dominicana lamenta que los políticos «apenas se acuerdan de los que trabajamos fuera desde que se estableció el voto rogado»

09 ene 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Antonio Sánchez (Curtis, 1983) cumple una década al otro lado del charco. Dio el salto a República Dominicana cuando la crisis del 2008 empezaba a arreciar y montó en Santo Domingo Casa Suertes, la primera de sus empresas. Hoy, mantiene aquella marca, especializada en la construcción, tanto en el sector industrial como en el energético, pero suma otras dedicadas al cine, a la promoción inmobiliaria y al mantenimiento. «La República Dominicana es un ejemplo de estabilidad en la región. Su calidad democrática es equiparable a los estándares occidentales, hay estabilidad política y facilidades para invertir», asegura Sánchez, que acaba de ser reelegido como miembro del Consejo de Residentes de España en la isla, donde también es secretario de la Asociación de Empresarios Gallegos.

—¿Cómo se ven España y Galicia desde el otro lado del Atlántico?

—Son situaciones parecidas. Los niveles de vida se mantienen en niveles parecidos a los de antes de la crisis del 2008, pero apenas se ha hecho nada para cambiar el modelo productivo. Mantenemos unos niveles altos de calidad en sectores como la sanidad o la educación, pero da la sensación de que se está perdiendo la oportunidad de producir una verdadera modernización. Y desde lejos nos preguntamos cómo puede afectar a todo esto la evolución de los tipos de interés o la inflación, por citar dos cosas.

—¿Está mejor la situación en América Latina?

—Cada país es un mundo, pero es cierto que hay lugares en los que es más fácil invertir con reglas de juego claras. En República Dominicana, por ejemplo, puedes montar una empresa y ponerte a funcionar en quince días. ¿Es eso posible en España?

—Pero hay volcanes como Haití. O Venezuela y Nicaragua.

—Claro que sí. Pero por ejemplo en Haití en algún momento las grandes potencias tendrán que actuar y acabar con el caos actual. Ese país, los que usted me cita y muchos otros se pueden mirar en el espejo de la República Dominicana, de México y de muchos otros donde la clase media crece constantemente y disfrutan de parámetros de vida que cada vez se parecen más a los de cualquier país occidental.

—¿Y qué papel juegan los empresarios españoles en ese crecimiento?

—A mí me gusta decir que los empresarios emigrantes somos la verdadera marca España de la que tanto oímos hablar. Somos decenas de miles de embajadores en posiciones muchas veces clave que estamos repartidos por todo el mundo y que ponemos en valor nuestra cultura, nuestra manera de hacer las cosas. Y eso, aunque muchas veces nadie nos haga caso.

—¿Por qué lo dice?

—Porque desde que Rodríguez Zapatero cambió la ley electoral para implantar el voto rogado, los políticos apenas se acuerdan de nosotros. Cada vez es más difícil poder ejercer un derecho que se supone que es de todos los ciudadanos y, por eso, nos tienen demasiado olvidados.

—¿Y cuál sería la alternativa?

—Pues restablecer el derecho a voto con menos trámites burocráticos y aumentar el peso de los miles de personas que trabajamos en el exterior y que seguimos aportando riqueza a España. Que se nos escuche, aunque sea de vez en cuando. No sé cuál sería la mejor fórmula. Quizá una solución a la italiana, con un diputado elegido directamente por los residentes en el exterior. Lo que está claro es que algo hay que hacer para que se nos escuche y atienda.