Francisco Barro, hermano del industrial de Chavín y dueño de joyerías en Chile

MARTÍN FERNÁNDEZ VIVEIRO / LA VOZ

AMÉRICA

ARCHIVO MARTÍN FERNÁNDEZ

Los Barro, con 16 hermanos, eran una familia humilde de Viloalle-Mondoñedo

22 ago 2021 . Actualizado a las 19:40 h.

El Museo José Barro, que el miércoles se inaugura en Mondoñedo, viene a reconocer a un pionero de la industrialización de Galicia desde su fábrica de Chavín (Viveiro) y a ser un homenaje a la sociedad civil, emprendedora y creativa, de A Mariña. Los Barro, una humilde familia de Viloalle, salieron adelante sin más bagaje que la decisión, la inteligencia, el esfuerzo y el trabajo.

Uno de los 16 hermanos, Francisco, emigró a Chile donde fundó la cadena de joyerías más importante del país y fue el patriarca de una saga que hoy cuenta con varios miembros en la cima política, económica y social del país andino.

Vicente Barro Iravedra y Antonia González Portela eran un matrimonio de labradores de Viloalle (Mondoñedo) que, en el último cuarto del siglo XIX, tuvo 16 hijos de los que sobrevivieron diez: Justa, Concepción, Josefa, Consuelo y Remedios; y Francisco, José, Antonio, Ramón y David. No eran años fáciles y ninguno tuvo mucho tiempo para ser niño.

El padre era labrador pero tambien zapatero, curtidor, herrador y lo que se terciase para alimentar a su familia. A sus dos hijos mayores, Francisco y José, los envió con un hermano suyo llamado Antonio, que regentaba en Ferrol un pequeño taller de relojería, para que aprendiesen el oficio. Eso despertó en ellos un gran interés por la mecánica que llevó a José a ser precursor de la automoción y a Francisco a convertirse en un famoso joyero.

Francisco Barro González, que en Chile pluralizó su apellido, Barros- emigró a la Argentina en 1880 siendo casi un niño. Tuvo diversos oficios y se casó con Juana Luther Weber, una mujer de origen alemán. En 1910, el matrimonio se estableció en Chile y abrió en Santiago una joyería y relojería, al modo europeo, conocida con el nombre de “F. Barros”. El negocio tomó un nuevo impulso cuando uno de sus dos hijos, Francisco Barros Luther, inauguró otra, la Joyería Esmeralda, y constituyó la sociedad Casa Barros, la firma del ramo con mayor prestigio hoy en el país. Es líder de calidad, tiene varias tiendas de lujo y una presencia centenaria en el mercado. Al frente de ella está Gonzalo Barros, nieto del mindoniense, y sus hijas Amalia y Laura, la cuarta generación. Casa Barros es representante exclusivo de Bulgari, Rolex, Longines, Patek Philllipe y Lange&Söhne.

Francisco Barro González fue uno de los fundadores del Centro Gallego de Santiago de Chile el 17 de octubre de 1915. En el acto participaron 192 asociados que eligieron una directiva presidida por Enrique Martínez y formada por Enrique Vallino, vicepresidente; Casimiro Costoya, tesorero; Luis Forns, secretario; y vocales José Mazaeda, José M. Couso, Francisco Ledo, Epifanio González, José Pernas, Baltasar Cordal, Francisco Cameselle y el propio Francisco Barro González.

Patriarca de una saga de políticos, ingenieros y terratenientes

El otro hijo de Francisco Barro y Juana Luther fue César Jorge Barros Luther (Santiago 1912), ingeniero civil y arquitecto, que se casó con Teresa Montero Schmidt, hija del terrateniente y alcalde de Paredones, Lindorfo Montero Fuenzalida, sobrina de Juan Esteban Montero, presidente de Chile entre 1931 y 1933 y hermana de dos ministros: Carlos, del Interior en 1955 y Mario, de Tierras y Colonización en el gobierno siguiente.

César Jorge y Teresa tuvieron seis hijos que conforman una saga situada en lo alto de la pirámide social. Uno de ellos es Ramón José Barros Montero (1958), ingeniero agrónomo y miembro del Partido Unión Demócrata Independiente, diputado nacional por la región de O`Higgins entre 2002 y 2018 y reelegido para legislatura 2018-2022.

Otro hijo es César Barros Montero (1949), ingeniero agrónomo y economista formado en la prestigiosa Universidad de Stanford en California (USA). Presidió la Asociación de la Industria del Salmón de Chile, fue miembro de la consultora Fit Resesarch, presidente de la Bolsa de Productos de Chile y director de sociedades como Viña Santa Rita, Empresas Iansa y La Polar.

Amigo y compañero de estudios del actual presidente de Chile, Sebastián Piñera -hijo de José Piñera, un funcionario de origen gallego-, César Barros posee terrenos en Chépica y Valdivia donde produce vino, semillas y tiene una extensa ganadería.

El tercero es José Antonio, ingeniero industrial propietario de la empresa Other. Sus hermanas Teresa y Juanita rigen una asesoría de inversiones e intermediación financiera. Y el sexto de los hermanos, Juan Ignacio, es tambien ingeniero agrónomo, director y socio de Agrícola Todos Santos SA, famosa productora de vino y otros cultivos. Fue director del Instituto Nacional de Desarrollo Agropecuario (INDAP) entre 2010 y 2013 y, antes, gerente de las firmas agropecuarias y vitivinícolas La Rosa Sofruco y Viña Tabalí.

El arquitecto del edificio derribado en Viveiro y una familia solidaria y emprendedora

Cuando José Barro levantó en Viveiro el Edificio Barro encargó la obra en 1935 a su sobrino César Jorge Barros Luther, el hijo de su hermano emigrante en Chile que era Ingeniero Civil y Arquitecto por la Escuela Técnica Superior de Berlín. Y usó la primera estructura de hormigón armado que se empleó en Viveiro para construir una casa singular de estilo racionalista y forma de barco que fue derribada en 2003 entre el rechazo del COAG y parte de la sociedad por su alto valor arquitectónico, patrimonial e histórico.

Los Barro siempre se apoyaron. Su tío Antonio enseñó relojería y mecánica a José y Francisco en Ferrol; su tío Andrés, cura en Ortigueira y escultor, enseñó a pintar a Ramón, que estudió en el Seminario y con Sotomayor en Madrid, y compaginó ese arte con su trabajo de jefe de Correos en Viveiro, y su tío Juan María financió a José la compra de la fábrica de Chavín y a Antonio, la de refrescos, lejía y pólvora en Viloalle.

Fueron una muestra de emprendedores de A Mariña que, en tiempos duros y de Estado ausente, dieron trabajo a sus vecinos y generaron riqueza y progreso para sus pueblos y villas. Gentes que fueron reconocidas por la sociedad civil pero que las instituciones -al servicio de propios o espúreos intereses- minusvaloraron y ensalzaron a políticos o poetas (que poco o nada hicieron por A Mariña) en nombres de plazas y calles por encima de empresarios, maestros, sanitarios, parteras, armadores, maderistas, costureras, mecánicos etc. tan decisivos en ella. El propio Barro ganó terreno a la ría en Viveiro que revalorizó su fachada marítima y la ganó para la sociedad y, sin embargo, ese espacio lleva el nombre de Noriega Varela… por cierto, un protegido de Barro.