Vecinos de Dumbría, Camariñas, Vimianzo y Baio que se marcharon sin dejar rastro alguno

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AMÉRICA

Galería de emigrantes | Por Luis Lamela

19 mar 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Existió un colectivo de emigrantes de la Costa da Morte, numeroso, que una vez en la tierra de destino rompió todo vínculo con las personas que dejaron atrás: esposas, padres, hijos, y demás familiares y amigos... Esto fue el caso de José ?José Manuel- Corbal Lema-, Antonio Pardiñas Velasco, Alipio Pardiñas Insua, Baltasar Vázquez Vidal, Benigno Mira Amado...

José Corbal Lema -o José Manuel-, oriundo de Berdeogas (Dumbría), emigró para Cuba en las décadas finales del siglo XIX, dejando en España mujer e hijos, entre ellos a Elvira Corbal Cantorna. Desde 1904, su familia nada volvió a saber de él.

Con Antonio Pardiñas Velasco y su hijo Alipio Pardiñas Insua, ambos de Camariñas, pasó exactamente igual. Se ausentaron para Cuba por los años 1874 y 1893, respectivamente, sin que desde 1883 y 1894, también respectivamente, se hubiesen recibido noticias, instando un expediente sobre declaración de fallecimiento en 1946 la nieta del primero, Manuela Canosa Pardillas.

Con Baltasar Vázquez Vidal, natural del término municipal de Vimianzo, pasó igual. Se ausentó para la República Argentina en 1913 y desde entonces su familia no tuvo noticias suyas. Uno de sus hijos, Jesús Vázquez Martínez, vecino de Torelo-Vimianzo, se interesó para reclamar un expediente de fallecimiento en 1944.

Benigno Mira Amado, natural de Baio, hijo de Ricardo Mira y Gumersinda Amado García, embarcó para la emigración en A Coruña con 15 años en el vapor Antonio Delfino (en la imagen). Llegó a Buenos Aires el 28 de octubre de 1923 para dedicarse al comercio. En 1944, hacía más de 15 años que carecían de noticias suyas, de su destino, de su vida..., desconociendo sus padres el paradero.

Y, así, muchos más que quedaron en el secreto de su aventura vital y en el más negro anonimato. Lo que quedó, si, fue el sufrimiento vivido por quienes aquí, en su tierra de origen, les esperaban. Su memoria ya no reposa en lugar alguno, solo el desgarro.

Tienen razón los que aseguraron que para la Costa de la Muerte, la emigración fue origen de algunos bienes, pero fue causa también de muchos males. De todo esto, se conforma la memoria de nuestra emigración...