Benigno Lago, empresario de éxito

luis lamela

AMÉRICA

CEDIDA POR LUIS LAMELA

Tuvo una fructífera carrera en Argentina y Perú

04 feb 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Benigo Lago Estévez, O Peruano, nació en Corcubión el 12 de octubre de 1897, hijo del piloto Salvador Lago Lema y de la comerciante Eumelia Estévez Lema. 

Con 18 años, y reclamado por un familiar en 1915 marchó para la emigración argentina, precisamente para San Miguel de Tucumán, al norte del país. Trabajó en una hacienda azucarera propiedad del corcubionés José Abella, pero pasado algún tiempo se independizó y con 20 años se instaló en Río Gallegos, ciudad en la que montó una agencia de Aduanas.

En 1920 regresó a Corcubión para casarse con Constanza Figueroa Carrera, y después regresó, junto con su esposa y cuñadas Asunción y Emilia, para vivir a Río Gallegos. Y allí nacieron sus tres hijos varones.

Benigno Lago compró un barco, concretamente una goleta, y lo bautizó con el nombre de Jaime, dedicándolo hasta finales de los años 30 a negocios relacionados con el comercio marítimo, transportando combustible a varios puntos de la Patagonia en una ruta entre Río Gallegos y Comodoro Rivadavia.

Trabajó en compañía con sus hermanos Augusto y Salvador y en 1925 regresó con toda su familia otra vez a Corcubión, retornando él en el vapor Sierra Morena desde A Coruña. Arribó a tierras patagónicas el 14 de septiembre de 1925 y en su ciudad de residencia, Río Gallegos, cofundó y fue el primer presidente del Centro Gallego.

En 1930 fue nombrado socio honorario. Más tarde, a finales de la década de los años treinta emigró para Perú y en ese país amasó una gran fortuna mediante la explotación de minas de mica y en la industria pesquera.

En 1940, residiendo en la ciudad de Ica (Perú), se dedicó a la caza de focas para el negocio de la piel. Más tarde, al negocio de la pesca, empezando con la salazón de hígados y comercializándolos para EE.UU. Después amplió la empresa al montar una fábrica de conservas y abrió nuevas industrias en El Callao y Chimbote, creando una importante flota de barcos pesqueros.

Fue él quien inició en Perú el desarrollo de la pesca industrial de la anchoveta, especie destinada a la producción de harinas de pescado. «El folclore local sostenía -se dice en el libro Primos y extranjeros- que era el hombre más rico de Perú, y la estatua de bronce en la plaza de la aldea parecería corroborar...».

En los primeros años de la década de 1950 vendió todas sus empresas y negocios en Perú y regresó con una importante fortuna a Corcubión para promover una serie de iniciativas empresariales, aunque lo ocurrido en este último período no lo vamos a reflejar en esta breve reseña biografía.