Santiago Caneda

Luis W. Muñoz Fontenla

AMÉRICA

03 nov 2014 . Actualizado a las 11:50 h.

Se nos ha ido Santiago Caneda. Una muerte difícil de asumir. Su recuerdo y obra no nos dejarán nunca. Una obra sólida en su trayectoria, universal por lo personal.

Caneda es, dejadme utilizar el presente, un pintor mitad gallego mitad argentino. Nació hace 68 años en un pueblecito de Lugo, en la ribera del río Sil. Cuando tenía 5 años sus padres emigraron a Buenos Aires y allí vivió, y se formó, durante 40 primaveras. A principios de los años 90 regresó a Galicia, donde ha desarrollado su última etapa artística.

Hace seis meses fletó un contenedor con sus bártulos a Buenos Aires, para iniciar una nueva etapa americana. Pero ya iba tocado por la enfermedad que acabaría por abatirlo de forma inesperada, implacable y prematura.

Caneda me contaba que su padre, carnicero en la capital, adquirió un segundo local para que se iniciara en el oficio. Incomprendido, se matriculó en el turno de noche del Instituto de Bellas Artes de Argentina. Para pagar sus gastos se puso a trabajar en una carnicería de la competencia. Cuando su padre se enteró montó en cólera, no podía entender lo que estaba pasando. Santiago era un experto en el despiece de reses, como nos demostró comiendo en la bodega El Capricho (Jiménez de Jamuz) camino de su exposición en Madrid en diciembre del 2009. Esto es algo, me decía, que en Argentina se cuida muchísimo.

Ahora bien, por lo que fue distinguido en el país austral con multitud premios fue por su pintura. Podemos decir que triunfó fuera de su tierra antes de su regreso a Galicia. Volvió como un artista reconocido y maduro.

En él se aprecia la influencia del arte hispanoamericano y europeo. Como referencias gallegas citaba a Laxeiro, Seoane y Díaz Pardo. A los dos primeros los conoció en Buenos Aires.

Caneda alcanzó lo que pocos consiguen, crear su propio estilo. Color y textura eran sus materias primas. Creatividad, composición y técnica, sus herramientas. Herramientas que manejaba con una gran destreza. Un estilo donde se mezclaban lo figurativo y lo abstracto. Algo onírico, algo surrealista. Más Kahlo que Rivera. Más espejo que ventana? Arte que, como arte, irá consolidándose con el paso del tiempo.

Con él no te aburrías. Trabajador incansable, enamorado de su oficio. Lector empedernido. Melómano. Culto y ameno conversador. El 3 de septiembre falleció de un cáncer galopante. Marcha silenciosa, como él deseaba y su familia respetó. Nos quedan su recuerdo y su obra, sigue aquí.