«Los centros gallegos ya son más espacios de cultura que de ocio»

Begoña Rodríguez Sotelino
b. r. sotelino VIGO / LA VOZ

ALEMANIA

Con 29 años, Francisco José Álvarez Darriba, de Pazos de Borbén,  preside el colectivo de la ciudad alemana de Cuxhaven

22 sep 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

La Xunta de Galicia celebra este fin de semana el décimo tercer Pleno del Consello de Comunidades Galegas. El encuentro reúne en Ourense a representantes de 80 entidades repartidas por todo el mundo. El evento sirve para reconocer la labor de preservación y divulgación de la cultura y tradiciones que 19 colectivos desarrollan desde hace más de un siglo. Pero ya no suena a vetusto. Las asociaciones tiene otros fines y están en manos de otras generaciones. El más joven es Francisco José Álvarez Darriba, nacido en Pazos de Borbén hace 29 años, emigró a Alemania hace 8 y preside el Centro Cultural Gallego de Cuxhaven.

—¿Cuál es su origen?

—Como el de casi todos. Hace unos 40 años emigraron a Cuxhaven muchos gallegos de la zona de Vilagarcía y Vilanova. Al juntarse tantos y no saber casi nada de alemán, buscaban fundamentalmente crear un espacio donde poder relacionarse, reunirse, hacer celebraciones conjuntas...

—Llama la atención que el colectivo tenga un presidente tan joven.

—Cuando llegué el club se encontraba en una situación catastrófica, con muchas deudas. En malas manos, en definitiva. Al llegar conocí gente que se metió a intentar levantarlo y desde el primer día me involucré ayudando también donde hacía falta. Y entre las labores que me pidieron estaba encontrar alguien que estuviera en contacto con la administración gallega para seguir gestionando ayudas y papeleo que hay que hacer. Cuando la presidenta anterior lo dejó, me lo propusieron a mí, que entonces tenía 25 años, precisamente porque querían a alguien que atrajese a posibles socios de mi edad y darle otro aire, que era uno de los problemas que arrastraba.

—¿En qué han cambiado?

—Tienen una importancia completamente diferente a la que tenían cuando se fundaron, sobre todo en países donde el idioma es diferente, no como en Sudamérica, donde es más fácil relacionarse. Pero ahora también es más fácil aquí porque ya hay varias generaciones de gallegos nacidos en los países que acogieron a sus padres. Nuestra función está centrada en transmitir la cultura gallega, que no se pierda. Se tienen más como punto de interés cultural tanto para los socios gallegos como para los del país al que emigraron ellos o sus familiares. Así, nuestra cultura nunca se va a perder.

—¿Usted cómo llegó a Alemania?

—Fue un poco rocambolesco. Yo fui porque estaba allí el que fue pareja de mi madre durante muchos años, que es de Chapela. Yo estudié para azafato de vuelo en Vigo como paso previo a convertirme en piloto. Me animó a venir porque había más oportunidades de trabajo. Empecé en una fábrica de elaborados de pescado como operario y años más tarde pude empezar a estudiar para piloto mientras trabajaba, pero me encontraron un problema físico y tuve que abandonar ese sueño. En la empresa pasé al departamento de control de calidad y de ahí a probador de nuevos productos. Cambié de empresa hace tres años y ahora estoy en una en la que hacemos vacunas para animales.