Aceite de oliva español, a la conquista de Alemania

? Úrsula Moreno Berlín XOSÉ CARLOS ARIAS Catedrático de Economía. U. de Vigo

ALEMANIA

España inicia en la capital germana una campaña de promoción del aceite de oliva con Diego Guerrero. El chef vasco elige vinos gallegos para su nuevo restaurante

30 jun 2014 . Actualizado a las 10:15 h.

El aceite de oliva, hace años un exotismo en Alemania, se ha convertido en un elemento indispensable de muchas cocinas de este país. Aceite de oliva italiano, todo sea dicho, que recuerde a los paisajes y aromas de la Toscana; o griego, que les transporte nuevamente a Creta, donde pasaron sus últimas vacaciones. Que España es el primer productor de aceite de oliva en el mundo y que este año va camino de batir todos los récords, con más de 1,7 millones de toneladas de aceite de oliva, no parece importarles demasiado.

De hecho, la mayoría ignora que cuando compra olio de la Toscana, en realidad está consumiendo aceite de oliva virgen producido en España. «Es una asignatura pendiente, en España nunca hemos sido muy buenos en esto de las exportaciones», admite Diego Guerrero, el cocinero vasco, dos estrellas Michelin, y que ha sido elegido por los productores de aceite español para defender el oro líquido que mejor representa «la esencia de la vida mediterránea». Diego Guerrero, que el próximo martes, 1 de julio, abrirá su nuevo restaurante en Madrid, DSTAgE, tiene la agenda de un ministro. En declaraciones para La Voz en Berlín se muestra orgulloso de haber sido elegido embajador de «un producto, que no una marca», como el aceite de oliva. Aunque eso suponga recorrer once países como «diplomático de la buena vida», en el marco de una campaña para promocionar el aceite español.

La semana pasada tocaba Berlín, dentro de nada Londres, Chicago o Shangai. Y entre viaje y viaje, alguno a Galicia, para elegir un vino D.O. Ribera Sacra, exclusivo para su próxima aventura gastronómica, DSTAgE, 300 metros cuadrados para acercar la alta cocina a sus comensales.

primer importador

Alemania es el primer importador de aceite de oliva español de la Europa no mediterránea. Pero quedan muchos paladares por conquistar, sobre todo los de aquellos que puestos a elegir en un supermercado, y ante la variada oferta que existe ya de «virgen extra», optan por made in Italy. «Mirar hacia atrás no conduce a nada», explica Pedro Barato, presidente de la Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores, quien confía que campañas como The Good Life Embassy, que abanderan profesionales como él, haga que «en cuatro o cinco años seamos capaces de que entre el 70 y el 80?% de nuestra producción vaya con nuestras marcas y el valor añadido se quede en casa», explica con una copa de cava bañado en aceite de oliva y unas hojas de romero fresco en la mano.

En un céntrico local de Berlín, Diego Guerrero prepara sus famosos huevos (con pan y panceta, uno de sus clásicos), mientras que cocineros como Stefan Hartmann, portador de una estrella Michelin, cocinan platos con aceite de oliva para medios de comunicación y restauradores locales. «Abrimos camino para las marcas españolas de aceite», apunta el también presidente de la Interprofesional del Aceite de Oliva, Pedro Barato. La campaña de promoción al exterior The Good Life Embassy cuenta con un presupuesto de casi cuatro millones de euros durante cuatro años, que salen del gremio de embotelladores, agricultores, almazaras, sector industrial, y que se acoge también a ayudas europeas.

España cuadriplica la producción de Italia, su directo competidor que, sin embargo, exporta casi 400 millones de litros de aceite de oliva al año, la mayoría extra virgen y no necesariamente de producción propia. Los alemanes prefieren pagar un poco más si la procedencia es italiana, al menos de momento, pero los últimos escándalos que han tenido laboratorios italianos como escenario y que han aireado semanarios como Stern, podrían llevarles a examinar con mayor detenimiento la botella. En el 2013, Alemania importó 57 millones de litros de aceite de oliva, casi tres cuartas partes procedentes de Italia. Ahora se trata de invertir la tendencia.