«Para lograr un puesto se debe hablar muy bien alemán»

ALEMANIA

Este santiagués, experto en idiomas, trabaja como traductor en Düsseldorf

24 mar 2014 . Actualizado a las 16:30 h.

Jorge Rivas, de 34 años, no esperó a que la crisis golpease con fuerza para irse a Alemania. Tras estudiar Traducción e Interpretación e iniciar su vida laboral como intérprete, en el 2006 reorientó su carrera hacia el comercio exterior y se trasladó como técnico a Berlín. Vivió allí tres años intensos, durante los que conoció a su actual esposa, una madrileña también emigrada. En el 2011, y tras un paréntesis de dos años en España durante los que gestionó un proyecto turístico, se asienta junto a ella en Düsseldorf. Allí trabaja como autónomo en labores de mediación lingüística y como asesor de comunicaciones. A pesar de los contratiempos, disfruta de la vida germana y reconoce no echar de menos el vivir en un avión.

-En su caso cambiar de país no fue una obligación...

-No, no lo fue. Desde siempre me vi más fuera de España que dentro, por mi educación, mi orientación laboral y mi manera de ser. En mi caso la adaptación no fue en absoluto difícil. Lo único que me dolió y aún me duele es la falta de luz diurna y el frío extremo de mi primer invierno aquí, en el que se llegó a 25 grados bajo cero.

-¿Es la vida laboral en Alemania tan favorable como se presenta?

-No, la vida laboral aquí no es jauja, que nadie se engañe. Yo trabajo como autónomo y no he tenido ocasión de incorporarme aún a una empresa alemana, aunque sí cuento con clientes germanos. Como autónomo no te queda más remedio que pagar mensualmente cuotas de 400 euros para tener un seguro sanitario, dispongas o no de clientes. Aquí nadie regala nada. Tienes que ser mejor que un nativo para que te den el mismo puesto y al negociar el sueldo es muy posible que te ofrezcan menos de lo que deberían. Y por supuesto, se debe hablar muy bien alemán, no basta con chapurrearlo. También se valora mucho, quizás demasiado, la especialización. No hay un salario mínimo estipulado, aunque los sindicatos negocian fuerte y los sueldos, en general, son muy superiores a los de España, pese a la elevada carga impositiva.

-Como experto en idiomas, ¿recomendaría aprender alemán?

-Ahora y siempre. El alemán es la lengua de una potencia económica y por tanto, como el chino, siempre va a crear puestos de trabajo. Eso sí, aprender alemán no es cuestión de un curso intensivo de dos meses, como publicitan tantas academias.

-¿Cómo es la vida allí?

-Es bastante diferente, como también lo es la gente. Desde mi punto de vista, los alemanes son más educados y serios en el primer contacto, lo que les convierte en más fiables. Aquí no hay tanta hipocresía, uno sabe a qué atenerse. Van por delante en el respeto a lo público aunque también sorprende lo atrasados que están en materia de legislación antitabaco o en la cantidad de burocracia necesaria para trámites sencillos. Aprecio la tranquilidad germana, su filosofía de vida y la protección social. También valoro el respeto que se tiene por la vida privada, que comienza sobre las 18.00 horas, y ciertos aspectos del día a día, como el poder trasladarme en bici a todos lados o la variedad existente de zonas verdes, un desahogo para cuando se quiere salir a pasear. Por lo demás, el clima de Düsseldorf se parece demasiado, para mi desgracia, al de los inviernos compostelanos aunque con muchas menos horas de luz. En invierno a las 16.00 horas ya es de noche.

-¿Se ve de vuelta?

-A pesar de que echo de menos el sol, la cercanía al mar, las tapas y, sobre todo, a la familia y a los amigos que dejas atrás, no creo que regrese ni a corto ni a medio plazo, salvo imprevistos.

Si quiere dar a conocer su trayectoria en el extranjero escriba a santiagoweb@lavoz.es