El milagro diario de Monkole

Jorge Casanova
Jorge Casanova REDACCIÓN / LA VOZ

AFRICA

Una gallega dirige en Kinsasa el colectivo de enfermeras de uno de los principales hospitales de la zona, recién ampliado con capital internacional

02 jul 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

«Aquí el día a día se vive de un modo diferente, sin mucha programación ni organización ya que de poco sirve organizarte si los continuos cortes de luz te desarman todo tu horario». Resulta sorprendente que se exprese así la jefa de enfermeras de un gran hospital. Pero así son las cosas en Kinsasa, la capital de la República Democrática del Congo, donde vive desde hace 16 años la viguesa Candelas Varela, una enfermera que se desplazó para participar en un proyecto de cooperación por dos años y se quedó cautivada por el embrujo de África y la satisfacción de ayudar a los demás.

Candelas y el resto del personal están de celebración. El hospital de Monkole, donde trabajan, acaba de inaugurar una ampliación que lo ha convertido en un centro de referencia en todo el país. La obra ha contado con ayuda española desde donde han salido casi nueve millones de euros desde diferentes entidades públicas y privadas. Pero toda esa ampliación no puede evitar, como explica Candelas, que se vaya la luz y toda la planificación se derrumbe; o se corte el suministro de agua y no se pueda limpiar, ni cocinar... O se interrumpa el servicio de autobuses. Así que, por encima de todas las inversiones, el funcionamiento diario del hospital supone un pequeño milagro en la capital de un país con setenta millones de habitantes y en el que la esperanza de vida es de 48 años.

Con todo, Candelas dice que el nuevo hospital ha sido «una feliz locura, aunque ya se nos está quedando otra vez pequeño». Pero, como ella explica, hay una gran diferencia entre disponer de una única habitación de pediatría con diez camas a siete habitaciones de una, dos y tres camas.

Formación de profesionales

El hospital de Monkole hace también una importante labor de formación de profesionales de la salud: «La solución de este país tiene que venir por la educación», asegura Candelas y en el hospital se forma personal sanitario de todo tipo. También enfermeras que, en ese entorno, tienen una importancia capital: «En los centros de salud de más difícil acceso, las enfermeras son las que consultan, detectan la enfermedad, prescriben los medicamentos y transfieren al hospital los casos más difíciles. Tienen una gran responsabilidad y su papel es fundamental».

Ahora mismo, la situación política en la República Democrática del Congo es estable, «Pero bueno, aquí todo estalla en unos minutos». Mientras se mantiene, Candelas disfruta de un ambiente donde la población es muy joven, vive en la calle «y tiene muchas ganas de vivir, de reír, de bailar...». Aunque es inevitable que, como buena gallega, no eche de menos regresar: «Cuando estoy aquí, añoro estar en España y, cuando estoy allí, echo de menos Kinsasa». En cualquier caso, lo que Candelas ha constatado desde que llegó a África es que allí se siente mucho más útil que en España. Así que en el Congo seguirá por mucho tiempo, ayudando al desarrollo del país que la ha acogido.