Cuatro directivos de entidades que agrupan a gallegos residentes fuera de la comunidad hablan de sus funciones y retos actuales
08 ene 2024 . Actualizado a las 05:00 h.Muy antiguas o más recientes, con miles de socios o con centenares, de corte más cultural o más social, las entidades galleas en el exterior, repartidas por todo el mundo, quieren seguir siendo nexo de unión entre Galicia y los gallegos y descendientes de gallegos que viven fuera, apostando por actualizarse, hacerse sostenibles y seguir teniendo voz propia.
NOEMÍ CENDÓN - HERMANDAD GALLEGA DE VENEZUELA
«Aquí los emigrantes tienen un sitio seguro donde pasar tiempo»
«Mi amor por Galicia nació en la Hermandad Gallega de Venezuela», dice Noemí Cendón, actual presidenta de esta entidad gallega en el exterior. Nacida en Caracas en 1967, ella no pisó la tierra de sus padres hasta los ocho años, pero en su cabeza y corazón ya estaba grabada Galicia, gracias a lo que veía día a día en la Hermandad, el lugar donde su padre, originario de Soutelo de Montes, y su madre, nacida en San Amaro, se conocieron y se enamoraron. «Allí oía hablar gallego todo el tiempo, veía las danzas, las costumbres, la comida... Mi vinculación y mi amor por Galicia nacieron allí, y creo que esa es la labor que tienen las entidades en el exterior, que las familias gallegas se mantengan cerca de sus raíces».
Así lo procuran en el centro que preside, que cuenta con unos 7.500 socios de origen gallego y otros más de 3.000 con otras procedencias (sobre todo venezolanos, portugueses y españoles de otras regiones). Aunque el «éxodo» que sufre Venezuela hace que muchos de sus socios hayan retornado, apunta que la complicada situación del país también favorece que se anoten otros emigrantes, que buscan en la Hermandad «un sitio seguro donde pasar su tiempo».
Además de las actividades culturales y sociales, ofrecen servicios médicos «con precios accesibles» y un colegio. «También apoyamos a la Xunta para que sus programas de ayudas personales lleguen a los gallegos en Venezuela». A la Administración gallega le piden, sobre todo, que les haga llegar programas e iniciativas culturales. Cendón apuesta por aprovechar las ayudas económicas, pero caminar para ser autosostenibles: «Hoy más del 80 % de nuestros ingresos son propios».
jesús luis bescos - centro galego de lisboa
«Queremos ser sostenibles, generar nuestros propios ingresos»
Jesús Luis Bescos nació en Ferrol en 1964, pero su matrimonio con una lisboeta le llevó a instalarse en el país vecino hace ya más de veinte años. En la capital lusa preside el Centro Galego de Lisboa. «Empecé como usuario de sus clases de danza y acabé en la directiva», explica. El centro combina las actividades más puramente gallegas (como las clases de gaita o de danza tradicional), con otras de espectro más amplio, como ser, desde hace décadas, la mayor escuela de sevillanas y flamenco de Portugal. «Nuestra vocación es promocionar la cultura gallega, pero queremos ser una referencia para toda la colonia española, y también para los portugueses, llevamos muchos años aquí y nuestra huella es fuerte», defiende Bescos.
Economista de formación, tiene entre sus objetivos lograr una gestión lo más profesional posible del centro, buscando fórmulas que lo hagan sostenible: «Tenemos ayudas de la Xunta, y hemos establecido patrocinios con empresas españolas, pero no queremos vivir de eso, deben ser nuestros servicios de restauración y nuestras escuelas los que nos traigan los ingresos». En su espectacular sede, marco perfecto para todo tipo de eventos, tienen una de sus grandes fortalezas, también para atraer a los más jóvenes: «Hay que abrir el espacio a todos y lograr un equilibrio».
Para las entidades gallegas en el exterior, Bescos reclama como fundamental «seguir teniendo un encaje institucional, y seguir teniendo voz, para poder expresar las necesidades tan distintas que tiene cada una».
javier piñeiro - asociación caballeros de santiago (brasil)
«É importante manter as axudas aos emigrados máis necesitados»
Los abuelos de Francisco Javier Piñeiro emigraron a San Salvador de Bahía para hacer las américas. Él nació en Vigo en 1967 «de casualidade» coincidiendo con una estancia de sus padres en Galicia, estudió aquí algunos años, y aún siendo niño volvió a Brasil. Su contacto con la Asociación Caballeros de Santiago no llegó hasta pasada la treintena. «Non frecuentaba o clube, e non tiña moitas amizades galegas nin españolas. Sentía esa necesidade, e foi meu tío quen me levou», explica, sobre sus inicios en la asociación que presidió y de la que ahora es vicepresidente. De ella destaca su carácter eminentemente cultural, y que es referencia para cualquier persona que llega a Bahía desde Galicia, e incluso desde el resto de España. Con clases de música y bailes tradicionales, cuentan también con muchos brasileiros entre sus asiduos: «No corpo de baile xa son maioría os baianos ¡e xa levan Galicia no corazón, estímana case máis ca nós!». También dan clases de idioma, castellano, eso sí, «porque aquí o galego non ten secretos».
Una de las labores que más destaca es la de ayudar a la gente de más edad a solicitar ayudas de la Xunta. «É importantísimo que se manteñan esas axudas aos galegos no exterior máis necesitados, porque non a todos lles foi ben». También destaca las iniciativas para fomentar el retorno, como las becas de estudios que ayudan a los más jóvenes a ligarse a una tierra que, en muchos casos, nunca han pisado: «Eu mesmo vou animar a meu fillo a ir a Galicia a facer un mestrado», dice.
Con la violencia y la incertidumbre política y económica en Brasil como principales problemas en su actual lugar de residencia, los planes de futuro de Piñeiro pasan por volver a Galicia.
SERGIO TOLEDO - SOCIEDAD CULTURAL ROSALÍA DE CASTRO DE CUBA
«No debemos asfixiar a Galicia pidiéndole más fondos»
Con uno de los locales «más grandes, más bonitos y más antiguos» de las entidades gallegas en el exterior, según su presidente, Sergio Toledo, la Sociedad Cultural Rosalía de Castro mantiene el doble carácter frecuente de lugar de encuentro —tiene bar y dos restaurantes, organiza excursiones...— y difusor de la cultura gallega —destaca su escuela de baile, con un gran grupo de danza tradicional—. A esto suma un trabajo para mantener al día a los descendientes de gallegos sobre trámites como pedir la nacionalidad española o los asociados con el retorno, con especial incidencia a los programas y ayudas de la Xunta. «Están dándole muchas oportunidades a los jóvenes», agradece Toledo, que reconoce que la emigración desde Cuba a otros países está restando socios jóvenes a las entidades como la suya, que cuenta con alrededor de 1.700 anotados, «aunque muchos muy mayores».
El actual presidente nació en La Habana en 1960, y fue su padre quien le unió al centro que hoy dirige, y que ha intentado relanzar tras el parón de la pandemia. Sus restaurantes y las cuotas de sus socios son sus principales fuentes de ingresos. A la Administración gallega no le pide más fondos —«No debemos ni podemos asfixiar a Galicia», dice—, pero sí que les ayude a dotar de contenido gallego sus iniciativas, enviando grupos de música o de baile, u otros programas que los mantengan ligados con la cultura gallega actual.