Indignación entre los descendientes de los emigrantes que quedan fuera de la nacionalidad exprés

ACTUALIDAD

CARMELA QUEIJEIRO

El Gobierno anuncia que especificará en unos días los trámites que se deben seguir para acceder al pasaporte y quiénes tendrán derecho a solicitarlo

22 oct 2022 . Actualizado a las 08:26 h.

Los supuestos que la ley de Memoria Democrática ha abierto para la nacionalización de descendientes de emigrantes no ha contentado a buena parte de la colonia española en el exterior. La indignación y enfado crecen desde que el jueves el BOE publicó la norma aprobada por las Cortes, al advertir que el acceso al pasaporte será tasado y más restringido de los esperado.

Las situaciones que son tenidas en cuenta y que permitirán acceder a la nacionalidad durante los próximos dos años y se pueda prorrogar por un tercero, se circunscriben a los siguientes tres casos: a los hijos y nietos de españoles que hayan perdido o renunciado a la nacionalidad por haber sufrido el exilio a causa de razones políticas, ideológicas, de creencia u orientación sexual. También para los hijos de las mujeres que perdieron la nacionalidad al casarse en el extranjero antes de 1978. Y finalmente, para los hijos mayores de edad de quienes ya obtuvieron la nacionalidad a cuenta de la Ley de Memoria Histórica entre el 2007 y el 2011.

En sentido contrario y hasta que el Gobierno no regule lo contrario, no están incluidos en la nueva ventana a la obtención del pasaporte, los hijos de los exiliados que sí hubieran mantenido su condición administrativa de españoles. Tampoco, siguiendo la interpretación literal de la nueva ley, los hijos de mujeres que no hubieran renunciado a la nacionalidad, y también se excluiría a los hijos de emigrados que no ratificasen su deseo de ser españoles antes de los 21 años.

Las discusiones e interpretaciones sobre la Ley de Memoria Democrática han precipitado ya una reunión virtual de altos cargos del Ministerio de Justicia con representantes de colectivos de la diáspora. Tras dicho encuentro, el Gobierno se ha comprometido a emitir en los próximos días una instrucción donde se aclare qué casos pueden someterse a nacionalización y qué trámites deberán de llevarse a cabo.

Colectivos como el del Centro de Descendientes de Españoles Unidos confía en que el Ejecutivo empuje a hacer una lectura amplia y generosa de la Ley, para que, entre otros extremos, tampoco se vayan a quedar fuera de la ventana de nacionalización exprés los nietos de los emigrados que salieron de España no por razones políticas e ideológicas, y sí se incluyan a los que lo hicieron por cuestiones económicas, laborales y otros supuestos no contemplados en la norma. «Hay mucho malestar», señala desde Buenos Aires Juan Manuel de Hoz, uno de los impulsores del CeDEU, que confía en que se pare la comunicación de la instrucción ministerial hasta que se le dé una interpretación política amplia que dé pie a una nacionalización con los mayores supuestos posibles. Para presionar en ese sentido, su asociación ha pedido a todos sus integrantes que envíen correos electrónicos a todos los diputados del PSOE y miembros del Gobierno para hacerles ver que dejar fuera de la ley a los nietos de varones de emigrantes «es una discriminación. Se os está observando desde el exterior», señala, aludiendo a la participación electoral que se estima crecerá en estas elecciones generales entre la diáspora tras eliminarse el voto rogado.

 Por una ley de nacionalidad

David Casarejos, presidente de la comisión de Derechos Civiles y Participación del Consejo General de la Ciudadanía Española en el Exterior y presidente del Consejo de Residentes Españoles de Manchester, aboga por superar la polémica generada con la nueva ley y exigir a las Cortes la aprobación de una ley de la nacionalidad «que recoja de verdad el sentido de nacionalidad, que no está suficientemente reconocido», mantiene.

Entiende Casarejos que regular la nacionalidad no debe de ser una cuestión de segundo orden dentro de una norma destinada a reparar los desmanes causados por el golpe de Estado del 36 y la posterior represión. «En esta ley se repara entre otras cuestiones discriminaciones que sufrieron los que tuvieron que exiliarse, pero hace falta una ley de nacionalidad expresa», mantiene. Pone el ejemplo de Italia o Portugal, donde el linaje es un elemento suficiente para poder acceder a la condición de nacional, mientras que en España todo se vincula al nacimiento o descendencia próxima.

Advierte que la puesta en marcha de la Ley de Memoria Democrática y la vía a la nacionalización ha desatado el pánico entre colectivos de emigrados, expectantes ahora para ver qué interpretación hace el Gobierno de dicha norma en la instrucción que prepara, pero advierte que los técnicos ya adelantaron que poco margen queda a la interpretación de los supuestos definidos el jueves en el BOE.