Laurent Duteil, el sastre del viento busca un aprendiz en Galicia

Serxio González Souto
serxio gonzález VILAGARCÍA / LA VOZ

ACTUALIDAD

Martina Miser

Laurent Sails es una de las contadas velerías que elaboran, reparan y modifican paños náuticos en las rías

05 oct 2022 . Actualizado a las 10:10 h.

Llegó a Vilagarcía de Arousa hace 18 años, después de recorrer medio planeta detrás de una vela. Mejor dicho, envuelto en varias de ellas. Lauren Duteil (París, 1968) es uno de los contados fabricantes y reparadores de paños para veleros que trabajan en Galicia. En la provincia de Pontevedra apenas operan cinco velerías. Dos en Vigo, una en Cuntis, que se dedica a encargos externos, y otras dos en Vilagarcía. Una de ellas lleva su nombre, Laurent Sails. Con la otra, Taller de Velería, centrada en las embarcaciones tradicionales, comparte instalaciones en el número 8 de la calle Santa Mariña.

Aunque con el paso del tiempo se ha ganado a pulso el título de sastre del viento, Laurent no siempre estuvo relacionado con el mundo de la navegación. Con 22 años trataba de vender ordenadores. «No era lo mío, sobre todo lo de vender, ni me interesaba ni se me daba bien, pero había que vivir». Nuestro hombre nació en una de las grandes capitales europeas, pero las megalópolis nunca entraron en sus planes. Siendo un chaval viajó a la isla de La Reunión, al Este de Madagascar, en el océano Índico, para intentar colocar allí su material informático. «Fue donde empecé a navegar y me gustó tanto que me puse a buscar algo relacionado con la vela». El destino se cruzó con él en forma de revista náutica. «Vi el anuncio de un centro de formación en velería. Estaba Fréjus, en el sur de Francia, así que volví y aprendí durante un año». No mucho después, en Cannes, entró en contacto con el equipo del desafío francés para la Copa América y llegó el momento del gran salto.

«Yo preparaba las velas y me fui con ellos a San Diego, en California, para hacer toda la campaña de la copa». A continuación, Laurent ficha por North Sails en Annapolis, en la Cota Este de Estados Unidos. Desde allí, de regreso a La Rochelle, donde trabaja un par de años en Incidence Sails, la mayor velería de Francia. La siguiente parada es Montpellier, desde donde desembarca en Valencia para sumarse al equipo del desafío español en una vieja conocida, la Copa América, que le permite viajar a la ciudad neozelandesa de Auckland. «Después volví a Europa, otra vez con North Sails, y trabajamos en todos los grandes proyectos, la Volvo Ocean Race y las embarcaciones Open 60, los barcos de la vuelta al mundo. En Francia hay mucho de esto». Con North Sails se establece en la Bretaña para, a continuación, recalar en Galicia. «Trabajé quince años con North Sails España, pero se acabó y en marzo del 2021 , en plena pandemia, monté mi propia empresa».

Laurent Sails hace todo tipo de servicios vinculados a la velería. Reparaciones, mantenimiento, modificaciones. También las fabrica. «Hablar de un precio es algo muy variable. Hay velas que cuestan quinientos euros y otras que pueden alcanzar los cien mil, porque hay barcos que son una pasada». Del lino o el algodón de la navegación tradicional se ha pasado al nailon, el poliéster «o la aramida, una fibra muy resistente con la que se elaboran los chalecos antibala».

Para Laurent, la ría de Arousa constituye un paraíso. «Se puede navegar prácticamente todo el año y para los niños es una maravilla». La náutica, sin embargo, está claramente infradesarrollada en Galicia. «No tiene nada que ver con Francia. Allí los chavales que viven en la costa hacen vela en el colegio. Los que están en la montaña esquían. Aquí todo es fútbol. Baloncesto, como mucho». Tampoco hay centros de formación en velería. Por cierto, el sastre del viento busca un aprendiz. Los requisitos: «Alguien que tenga maña y ganas de aprender, que sepa navegar y moverse en un barco. Con eso es suficiente». Para tomar nota.

en detalle

MONICA IRAGO

  • 50 cumpleaños en las Azores. En el 2018, Laurent cumplía cincuenta años. Difícil imaginar un mejor motivo para reunir a un grupo de viejos amigos y embarcar con destino a las Azores. «Fue mi travesía más larga. Seis días de navegación y mil millas. Toda una experiencia».
  • 2.200 metros cuadrados de vela. «En North Sails —explica el sastre del viento— hicimos una vela importante. Una gennaker de 2.200 metros cuadrados para un barco de 85 metros de eslora». Para poder doblarla, el equipo tuvo que recurrir a un campo de fútbol: «Aquí apenas se ven barcos tan grandes. La mayoría con los que trabajo tienen esloras de diez a quince metros».