Sada y Lito del Moby, madre e hijo (predilecto)

ACTUALIDAD

El pleno de la localidad de As Mariñas acaba de aprobar por unanimidad la declaración honorífica para uno de los hosteleros de referencia en el noroeste español y uno de los vecinos más queridos, fallecido hace cuatro años

06 feb 2014 . Actualizado a las 10:28 h.

Se llamaba Modesto pero todos le veían muy grande. Tanto, que ahora la villa que lo vio nacer será su segunda madre. A Sada le acaba de salir otro hijo. Y no uno cualquiera. Este es predilecto. Por muy Modesto que se llame. De hecho, ya casi nadie recuerda el nombre de su pila bautismal. Para todos era (es) Lito. ¿Apellidos? También el paso del tiempo los ha modificado, como si las máximas de Darwin tuvieran especial predilección por este hombre. Así, Pena López ha derivado en «del Moby Dick». Recapitulemos: Lito del Moby Dick.

Cuando expiraba este mes de enero, el pleno de la corporación de Sada lanzó, a mano alzada, como si cada concejal señalara al lugar donde ahora se encuentra Lito, el reconocimiento de hijo predilecto de Sada, un honor guardado para muy pocos que han hecho mucho por este rincón de As Mariñas.

El 1 de octubre próximo cumpliría 71 años, pero ya hace cuatro que se apagó para siempre, y con él este local que el gobernaba con la misma destreza que el capitán Ahab en el timón del Pequod. Este perseguía a la gran ballena. Lito, en cambio, iba detrás de la excelencia cultural, de la música sin fronteras, de la amistad en el arte. Aunque ambos capitanes llamasen a sus utopías de la misma manera.

Los defensores de la moción de su nombramiento como hijo predilecto le destacaron como «persona inquieta, innovador, entusiasta, imaginativo y con gran don de gentes, capaz de involucrar a cualquiera que charlase con él». Muchas cosas cabían en esas escasas cuatro letras. Y a esa lista de virtudes también habría que añadir la de culo inquieto. La necesidad le obligó a alejarse de Sada en los años cincuenta, pero Lito no solo extrajo un sustento económico de la emigración a Suiza, sino que aprovechó cada experiencia vital para crecer como ser humano y contagiar. Un proyecto. Y otro. Y otro?

Así, el año 1967 también es muy importante en la biografía de Sada. Fue cuando abrió el Moby Dick, presentado en sociedad como un snack bar, pero (aquí traemos otra vez a Darwin) el tiempo lo convirtió en un ente vivo y con alma aun en las escasas horas en que no había seres vivos en su interior. Desde el local de la calle del Río se convulsionó parte de la cultura de Galicia. Aquí se escribieron las páginas de Lenta Raigame, la primera obra del Centro Dramático Galego; artistas locales entraron en el mundo de la fama tras colgar su creación en estas paredes; Siniestro Total hizo un guiño en sus letras al Moby, donde se grabaron numerosos anuncios. El Moby era la casa de todos. «Él convirtió el Moby en un punto de reunión al que acudían de todas partes, de todas las generaciones, de todas las clases sociales e ideologías, un lugar abierto en el que nacieron importantísimos proyectos culturales y económicos que en la actualidad forman parte de la idiosincrasia de Sada», señalaron en el pleno en tono mayestático e institucional, nada que ver con el hablar desenfadado de Lito.

Su pasión por el cine le llevó a impulsar en el año 1977 la primera Xornada Nacional do Cine Galego, en la que participaron pioneros del largometraje gallego: Antonio F. Simón, Miguel Gato, Enrique R. Baixeiras y Miguel Castelo; al año siguiente el primer Festival de Cine Cidade de Sada, que contó con la presencia de personalidades de la talla de Fernando Colomo, Juan Antonio Bardem, Adolfo Marsillach, Carmen Maura? Sada pasó de ser extrarradio a ser epicentro cultural y estas iniciativas fueron el inicio de proyectos cinematográficos en los que Lito actuó de guionista y director: Demasiada Sangre, Cuestiones Musicales, Marisa, Heroína, Lúa nova, Pintor Lloréns.

Esta nueva relación entre Sada y Lito, madre e hijo, ha convertido a ambos en un episodio propio de la mitología griega.

Y una calle para el Moby

Paralelamente a la declaración de hijo predilecto, el mítico local también podría conseguir su homenaje particular. Ana Abruñedo, una vecina que trabajó hace años en el Moby Dick, ha solicitado a través de la página Change.org una calle para el Moby. Ya supera las doscientas firmas, llegadas de todos los rincones del mundo. «Tenemos hasta de la Polinesia Francesa», explica Ana, quien colaboró con el propio Lito en la redacción del guion de la película Heroína.