Historias de talento gallego exportado

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En muchos de los nuevos emigrantes destaca el currículo académico y profesional

26 mar 2013 . Actualizado a las 13:47 h.

Cuando no hay oportunidades en casa se difuminan las fronteras. La crisis económica ha abierto de nuevo el grifo de la emigración en Galicia. Ingenieros, investigadores científicos, camareros, traductores... Hoy ellos son la sexta provincia gallega.

De Lugo a San Francisco

Ángel Prado Montes, 27 años, ingeniero informático. Un expediente brillante, una vocación innata y una pizca de suerte lo convirtieron en el 2007 en el primer gallego en trabajar en la sede de Microsoft en Seattle, Estados Unidos. Su talento, pero sobre todo la falta de oportunidades en España, lo animaron a dar el salto a San Francisco, donde es «hacker ético» de la multinacional Sales Force, artífice de la nube de Internet. Visita con frecuencia a la familia y aprovecha para comer pulpo, empanada o tarta de galleta. Pero sus expectativas laborales están a miles de kilómetros, y su hermano pequeño, que en breve acabará la misma carrera, empieza a preparar las maletas.

De Noia a Dubai

Bernardo García, 25 años, profesional de la hostelería. Partir de cero a los Emiratos Árabes fue una aventura. Este noiés de 25 años no siente vértigo al mirar las altas torres de Dubái ni el camino que ha tenido que andar para lograr un empleo digno después de estudiar en la Escuela de Hostelería de Santiago. Es camarero en un hotel y asegura que, aunque no gana para darse grandes caprichos, tiene al menos opciones de mejorar: «El sueldo no es gran cosa, pero con las propinas me da para vivir. Aquí también me ofrecen alojamiento». Llegó el pasado verano y ya siente morriña. Pero cree que acertó. Muchos de sus amigos gallegos no han conseguido un empleo. Para animarlos creó el blog que lleva por título Desde el mundo para Galicia.

De Vigo a Cork

Laura Linares, 25 años, licenciada en Traducción. Trabaja como traductora de videojuegos desde diciembre en una firma de Cork, en Irlanda. Encontró la oferta en una lista que recibió por correo electrónico, y pasó una entrevista por Skype y otra personal. «A mi edad, tengo contrato fijo, buena atmósfera, trabajo de 8 horas y un salario decente que me permite vivir independiente. En España no tendría esas condiciones. La empresa me valora y me consulta. Animo a la gente a que se lance», dice.

De Ferrol a Noruega

Guillermo Gradaílle, 25 años, licenciado en Ingeniería Industrial. Ante la falta oportunidades, no dudó en marcharse a Noruega. Está especializado en energías. Habla inglés, italiano, francés y portugués. Lleva apenas unas semanas afincado en Bergen trabajando en NaCoM Energy, empresa del sector oil-gas donde realiza tareas de ingeniería mecánica. «Recomendaría a todo el mundo pasar algún tiempo fuera de España. Pero hay que tener cabeza, en Noruega no es posible probar suerte salvo que tengas un colchón económico», dice. Lo peor, el idioma. «Aquí todo el mundo habla inglés, pero si vives en otro país hay que aprender el idioma local», dice.

De Santiago a Londres

Adriana Páramo , 27 años, licenciada en Comunicación Audiovisual. Esta viguesa licenciada por la Universidade de Santiago lleva ya cinco años en Londres. Allí se fue para completar su formación. Decidió quedarse. Sin embargo, ahora se plantea volver a Galicia en un futuro cercano, porque «Londres é unha cidade dura, é máis unha cidade de tránsito, chea de opcións e oportunidades». Reconoce, con todo, que «é certo que aquí é máis fácil facer cousas» y todavía puede optar a subvenciones, así que por el momento sigue en Inglaterra, donde quiere grabar su segundo cortometraje tras el éxito de Illa Pedra.

De Carballo a Austria

María Gómez Brandón, 32 años, licenciada en Biología. Durante casi dos años, María Gómez Brandón ha trabajado en Austria con una beca posdoctoral de una fundación española. Cuando ya pensaba que tendría que regresar a España para engrosar la lista de parados, el Instituto de Microbiología de la Universidad de Innsbruck le ofreció un contrato que la mantendrá en tierras austríacas hasta diciembre del 2015. Estudia las comunidades microbianas en las plantas de aguas residuales y en los suelos de bosque de la región alpina de Trento. «Me están dando muchas oportunidades», dice. Su nuevo trabajo le ha permitido mudarse a una zona más céntrica, y ahora tendrá más tiempo para perfeccionar su alemán: «Entiendo un montón, pero hablarlo...».

De A Coruña a México DF

Raquel Rivas, 27 años, licenciada en Periodismo. Desde septiembre, trabaja en México DF y no tiene intención de volver a corto plazo. Su empresa inserta publicidad en vídeos que se pueden ver a través de la Red y hay un nicho de mercado importante. «Hay ofertas y a eso ya no estamos acostumbrados en España, pero hay mucha competencia». Otra ventaja: «Aquí hay posibilidad de crecer profesionalmente, aquí el género becario no existe». ¿Hay muchos españoles? «Muchísimos, pero la colonia francesa es todavía mayor. Lo que la gente no sabe es que nos han cerrado las puertas a los españoles con el visado, no es tan fácil como antes entrar».

De Pontevedra a Londres

Jacobo Valle Martínez-Sapiña, 27 años, ingeniero superior en Telecomunicaciones. Se fue a hacer un máster a Plymouth en el 2011. Cuando comenzó a acudir a entrevistas de trabajo, en España eran con contrato en prácticas o de becario. «Me sentí un poco humillado en algunos momentos», cuenta. En el Reino Unido le ofrecían contrato de ingeniero. Trabaja en la consultora ferroviaria suiza Enotrac UK realizando estudios de compatibilidad electromagnética y de energía.

De Ourense a Lisboa

Carlos Lodeiro, 38 años, investigador científico. Después de cuatro años dirigiendo un grupo de investigación proteómica, Bioscope, en la Facultad de Ciencias del campus de Ourense, Carlos Lodeiro decidió hace unos meses marcharse a Lisboa. «Es cuestión de supervivencia, porque en las condiciones actuales, con los últimos recortes, no llegamos a fin de mes», aseguró. «Tenemos contratos de investigadores y lo que nos ofrece Lisboa es estabilidad, con plazas fijas, laboratorios y, en definitiva, poder dar un paso hacia el crecimiento del grupo», justificó.

De O Grove a Dublín

Gonzalo Iglesias, 31 años, licenciado en Informática. Cursó sus estudios en la Universidad de Vigo, hizo un máster de Seguridad Informática en Suecia y otro de dirección de proyectos en la Universidad de Santiago. Pero ni siquiera su brillante currículo lo salvó de engrosar las listas del paro. Hace algo más de dos años decidió irse a Dublín a probar suerte. Y la encontró: un puesto en una empresa de telecomunicaciones. «En Galicia, y en España en general, no puedes demostrar si vales. No tienes ni esa oportunidad. Aquí, por lo menos, sí la tienes», explica.