Paola Acuña se ha visto obligada a hacer las maletas y partir rumbo al archipiélago ante la falta de oportunidades para investigar
14 sep 2012 . Actualizado a las 12:42 h.La joven bióloga Paola Acuña ya sabe lo que es la emigración. Como muchos gallegos, que reviven ahora épocas pasada de la historia de esta tierra, se ha visto obligada a hacer las maletas y partir rumbo a las islas Seychelles con las ganas de trabajar por bandera. En Vigo, su ciudad natal, se le han agotado las opciones.
Acuña, licenciada en Biología, trabajaba para conocer los efectos en la costa atlántica, tanto en Galicia como en Portugal, de vegetales y animales llegados desde África, pero un proyecto que no se prorrogó le obligó a congelar estos estudios sobre invasiones biológicas por parte de especies foráneas y sus efectos en los ecosistemas. Paola no se rindió. Y ahora ha encontrado otras salidas, aunque no tan cerca. La colaboración internacional con universidades de diferentes países le brindó a la investigadora viguesa la oportunidad de seguir haciendo lo que más le gusta, pero un poco más lejos.
Así, la falta de fondos en Vigo ha empujado a Paola a colaborar con la Universidad de Aarhus de Dinamarca en un proyecto d einvestigación, donde incluso podría desarrollar su doctorado. «El problema radica en que no hay salidas profesionales para los doctores, pero no se ha cortado el origen, por eso cada año las personas que acaban sus tesis, después de cuatro años de esfuerzo y dedicación, se ven obligadas a emigrar», explica el profesor universitario Luis Navarro.