Adrián Abella rescata la biografía de un monje clave en la fundación de lo que llegaría a ser la ciudad estadounidense
12 mar 2014 . Actualizado a las 18:40 h.En la confluencia de las calles Dolores y la 16 de San Francisco, en California (Estados Unidos) se levanta una pequeña iglesia. Es la Misión San Francisco de Asís, popularmente conocida como Misión Dolores, nombre herederos de una pequeña laguna cercana que así se llamaba. Se trata del templo más conocido de la ciudad, en la que es el edificio más antiguo que se conserva, e incluso de los más viejos de California.
En pie desde 1791, cuando se consagró a principios del mes de agosto, fue una de las primeras piedras de la actual San Francisco, muy próxima a la fortificación o presidio y también a la anterior iglesia del mismo nombre, construida pocos años antes y ya derruida.
Ese lugar, hoy centro de peregrinaciones de fieles y turistas, le debe mucho a un franciscano de Malpica llamado Pedro Benito Cambón Romero. Sobre él se conocían datos sueltos, retazos de una vida que debió ser apasionante y sacrificada, extraídos de enciclopedias locales o aportaciones de eruditos, entre ellos el larachés (de Coiro) Lino Gómez Canedo, el mayor experto mundial en el trabajo desarrollado por la Iglesia en América. Sobre él también han aparecido muchos errores, incluidos los que se deslizan en el cuadro que recuerda su gesta como fundador (uno de ellos) de San Francisco, situado en el Centro Comarcal de Bergantiños, en Buño, ilustrado con un cuadro que le representa.
Biografía
Gracias al trabajo y tesón de un malpicán, Adrián Abella Chouciño, lo que hoy se conoce de su paisano, porque había nacido en Seaia, es mucho más. Muchísimo más. Abella ha rescatado la biografía que, sobre Cambón, escribió hace 15 años el arquitecto y restaurador Frank J. Portman (fallecido justo al año siguiente), un buen conocedor de las misiones en general y que casualmente había nacido muy cerca de la Dolores.
Pero Abella va más allá y realiza su propio trabajo de investigación sobre Cambón, desde la localización de su partida bautismal hasta la recopilación de datos aportados por expertos de allá y de aquí, incluidas las propias consideraciones. Una de las más significativas la desliza al final: no entiende cómo, a día de hoy, la figura de Cambón sigue siendo desconocida en su pueblo natal, sin el más mínimo homenaje. No ocurre lo mismo en San Francisco, donde incluso le dedicaron una calle, no muy lejos de la misión.
Porta define al monje como «viajero, agricultor, ingeniero, arquitecto y misionero». Fue la mano derecha de sus superiores para mil y una tareas. Trató directamente al mallorquín Junípero Serra, una institución en la historia de Estados Unidos. Participó en la creación de otras misiones, pero su obra cumbre fue la Dolores: sus conocimientos, incluido el traslado de lugar cuando las obras ya habían empezado, fue clave para que soportara (nadie más lo hizo) todos los terremotos y huracanes que habrían de venir.
Portman detalla minuciosamente algunos de los episodios que le tocaron vivir en un mundo apasionante que ya forma parte de la Historia.