De una campaña agrícola en República Dominicana a la dirección de una cadena de ferreterías

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Abelardo Iglesias emigró para cooperar en territorio dominicano y hoy cogestiona una de las empresas de mayor tradición del país. Envía tu historia sobre negocios de gallegos emigrantes que triunfan por el mundo a webvoz@lavoz.es, con el tema de «negocios_emigrantes_gallegos».

04 jul 2008 . Actualizado a las 10:28 h.

Razones políticas y económicas movieron a varias generaciones de españoles, entre ellos muchos gallegos, a dejar su tierra y embarcarse en un viaje lejano en busca de opportunidades. Pero no todos los emigrantes que ahora mantienen viva sus raíces españolas -y gallegas- por todo el mundo decidieron dejarlo todo como única vía a salir adelante. Otros lo hicieron empujados por campañas gubernamentales para cooperar en otros países. Es el caso de Abelardo Iglesias Silvar, un coruñés que decidió en 1955 participar en una campaña promovida por el presidente dominicano para impulsar una reforma agraria en este país. Hoy, 53 años después, tres hijos y una vida asentada en República Dominicana, es dueño junto a otro emigrante español, de una de las empresas de mayor tradición en la venta de artículos ferreteros del país.

Pero antes de la estabilidad que a día de hoy ha conseguido con Feretería Bellón, Abelardo tuvo que hacer prácticamente de todo: este hombre original de San Xurxo de Queixeiro, una parroquia de la localidad coruñesa de Monfero, fue maestro, fotógrafo, herrero y vendedor de piezas de arte; un recorrido en el que, según cuenta su hijo pequeño, Carlos, «tuvo que esforzarse por ganarse su sustento».

La campaña agrícola anunciada, que le hizo salir de A Coruña en el barco Auriga con destino a Santon Domingo «lleno de sueños sin dinero y con una maleta de madera que todavía adorna la casa», no pudo llevarse a cabo, porque las condiciones de la tierra en el momento no eran buenas «y lo ofertado no fue cumplido»; y entonces Abelardo tuvo que buscar otras salidas en su nuevo país de residencia. Así, trabajó de profesor de niños y jóvenes, «atendiendo a una necesidad de la zona que no contaba con colegio». Y en su tiempo libre hizo de fotógrafo en bodas, cumpleñaos, bautizos y demás festividades. Su hijo cuenta que esta idea surgió gracias a una pequeña cámara que le acompañó en su viaje. Estos años fueron los más difíciles de este gallego, porque todo lo que ganaba lo guardaba «por si tenía que regresar».

A los diez años de dejar Galicia, Abelardo se casó con Ángela Tamara Rodríguez, hija de otro emigrante español. De hecho, su integración en el país fue «inmediata», cuenta su hijo, gracias al apoyo de la colonia española, con los que se juntaba casi diariamente. Aún hoy, la relación con los otros gallegos y españoles residentes en República Dominicana es permanente, «la colonia se apoya y se juntan en el Centro Español». Tras su boda, y el nacimiento de sus tres hijos, su situación fue estabilizándose, y desde entonces viaja cada año a España para volver a su pueblo natal y ver a sus dos hermanos y sobrinos.

El siguiente periplo profesional de Abelardo le llevó a trasladarse a la capital del país, Santo Domingo, donde se embarcó en un nuevo proyecto en un taller de herrería. Participó entonces en la construcción de la verja del Palacio Nacional, una de las casas del entonces presidente Rafael L. Trujillo. Y de ahí, entró a formar parte de Ferretería Bellón, C. por A., una empresa que entonces necesitaba un empuje para su implantación. Abelardo Iglesias es hoy dueño del negocio, junto con el español de origen asturiano Manuel González. La compañía cuenta con 450 empleados, el líder en su sector y cuenta con cuatro establecimientos repartidos por toda la geogrfía dominicana. Según explica su hijo, abastecen de productos procedentes de una decena de países de todo el mundo.

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