El alcalde gallego de Ginebra elogia la democracia y la valentía de emigrar

Santiago Garrido Rial
S. G. Rial LA VOZ EN GINEBRA

SUIZA

Alfonso Gómez, en el centro, en el desfile previo a la toma de posesión como alcalde de Ginebra.
Alfonso Gómez, en el centro, en el desfile previo a la toma de posesión como alcalde de Ginebra. S. G. RIAL

Alfonso Gómez, natural de Corme, tomó posesión como regidor de la ciudad suiza, muy emocionado y con guiños a la diversidad y la integración

15 jun 2023 . Actualizado a las 21:04 h.

El alcalde número 181 de Ginebra (Suiza) con el sistema actual iniciado en 1842, el gallego de Corme Alfonso Gómez Cruz, rindió ayer un homenaje a la diversidad, el diálogo, la participación y el coraje. Lo hizo en su discurso final del acto de investidura en su nuevo cargo por las calles de la ciudad vieja de Ginebra, seguido por centenares de personas. Seguido en sentido estricto, pues fue un desfile desde la explanada de Saint-Antoine hasta la terraza de la Treille, pasando por delante del Ayuntamiento en el que gobernará hasta finales de mayo del año que viene, que es el período que le toca dentro de sus cinco ejercicios en el ejecutivo de la ciudad. Y le seguían muchos amigos, compañeros y cargos de la política cantonal y municipal. Numerosos emigrantes gallegos en la ciudad y llegados de otros puntos del país, y autoridades como el cónsul general de España en Ginebra, la eurodiputada Ana Miranda o el alcalde de Tordoia, entre otros.

El desfile empezó con los tambores suizos de un colectivo de mujeres de varias nacionalidades, que hunde sus raíces en los ritmos colombianos. Tomó el relevo el grupo de música tradicional de A Irmandade Galega na Suíza, entidad que acaba de cumplir 50 años de vida, y que interpretó el himno del Antigo Reino de Galicia, además de una pieza tradicional de Ginebra, Piornedo, A Barroca, Rumba da Buxaina y remató, como no podía ser menos, con una foliada. Y la banda de música de Ginebra aportó los sones más locales.

A Alfonso Gómez se le vio feliz, emocionado, incapaz casi de atender a todas las solicitudes de abrazos, fotos, felicitaciones… Mucho calor humano, pero también del otro. Muchos aplausos, risas, comentarios sobre las relaciones humanas de siempre entre Galicia y Ginebra, más de 63 años ya de conexión y llegada de los primeros migrantes.

De ellos habló Alfonso, al referirse a la democracia, esa que en Suiza exige modestia al relevar cada año al titular correspondiente: «Yo experimenté ese coraje de niño en Galicia, gracias a la lucha de los republicanos españoles por la democracia y la libertad. Lo aprendí de mi abuelo, un maestro de escuela encarcelado por el Gobierno de Franco por luchar contra la dictadura. También, gracias a la valentía de mis padres, la de emigrar en busca de un mundo mejor. Así descubrí Suiza y sus instituciones».

El grupo de música tradicional de la Irrmandade Galega na Suiza, que actuó en el acto.
El grupo de música tradicional de la Irrmandade Galega na Suiza, que actuó en el acto. SANTI GARRIDO

Y añadió: «He visto coraje en los muchos países a los que me ha llevado mi compromiso con el Comité Internacional de la Cruz Roja. Ver el coraje de la gente, sobre todo de las mujeres, en Irán, Kurdistán, Sudán, Georgia, Somalia, Kenia y la antigua Yugoslavia fue una experiencia fundamental en mi carrera». La democracia no es banal, advirtió, sino imperfecta, frágil, criticable y mejorable, aunque siempre el sistema menos malo en un mundo cada vez más complejo. «Ser alcalde es, en cierto modo, recibir de la población, por unos instantes, la misión de ocuparse de la organización de nuestra sociedad y de nuestro bien común». Y ante el público, prometió intentar hacerlo, mejorar la calidad de vida de Ginebra «entre todos». Y en la calle, porque como dijo antes el presidente del consejo del Ayuntamiento, Alfonso es «más de calle que de canapés».