Lassy es una perra más de película que nunca: de Poio a Fuerteventura para hacer felices a unos de Noia

María Hermida
María Hermida PONTEVEDRA / LA VOZ

ESPAÑA EMIGRACIÓN

María Romaní, con su perra Lassy, que ya vive con ella en Fuerteventura.
María Romaní, con su perra Lassy, que ya vive con ella en Fuerteventura.

Una familia de origen gallego pero residente en Canarias leyó en La Voz la historia de este animal, que se quedó sin casa cuando su dueña se fue a una residencia, y la adoptó

26 ago 2023 . Actualizado a las 18:49 h.

La voz de María suena alegre, llena de entusiasmo e incluso euforia al otro lado del teléfono: «¡Estoy tan, tan feliz... esto es increíble!». ¿De qué habla esta mujer? María Romaní Santiago, nacida en Noia pero residente en Fuerteventura (Canarias) desde los diez años, habla así de algo que le sucedió este verano y que está convencida de que le ha cambiado la vida «para muchísimo mejor». Ha adoptado a una perra. A Lassy. Y lo ha hecho de una manera digna de ser contada. 

Todo empezó a mediados de julio. El día 20, su madre, la gran Chefa, llegó a Casa Manolo, al restaurante familiar que regenta esta familia gallega en Corralejo, en el norte de Fuerteventura, con un runrún en la cabeza. «Había leído en el periódico, en La Voz, la noticia de una perra llamada Lassy, como de la película, que se había quedado sin familia en Poio porque su dueña tenía que irse a una residencia de ancianos y le había impresionado». Le contó la historia a su hija y dejó entrever que ellos podrían hacer algo por ese animal. María explica que en Casa Manolo siempre tuvieron perro, concretamente pastores alemanes como la Lassy de la noticia, pero cuando murió su última mascota, hace siete años, decidieron que no tendrían más. «Lo pasamos tan mal que no nos atrevimos a volver a tener otro perro», explica María. Pero Chefa no deja de hablar de Lassy. Y poco a poco María y su padre, Manolo, también fueron encariñándose con esa historia. Ya no podían mirar para otro lado.

 

Lassy, en el nuevo hogar que le dio en Canarias esta familia de Noia.
Lassy, en el nuevo hogar que le dio en Canarias esta familia de Noia.

No pasaron muchos días hasta que se decidieron a llamar a la Canceira de Poio para saber algo más del animal. Todo lo que les contaban era maravilloso y hubo un momento en el que se dieron cuenta de que sí o sí querían darle un hogar a Lassy. Viajaron a Galicia como hacen de forma frecuente y, una vez aquí, hicieron los trámites para llevarse a la perra a Canarias. No fue cosa fácil: «La tenían que traer mis padres, viajaban con Vueling y no podían traerla porque es grande y además solo dejaban viajar a determinados animales por vuelo. Tuvimos que cambiar los billetes, que salieran en un vuelo desde Vigo con la compañía canaria Binter y así por fin pudieron traerla. Fue toda una odisea, pero mereció mucho la pena». 

Una vez en Canarias, la perra se fue a vivir con María. Dice ella que no tardaron ni dos minutos en tener complicidad y que el animal la sigue a todas partes. «No puede ser más buena, está totalmente encariñada conmigo. No lleva aquí ni una semana y está súper feliz... y yo también», señala. Lassy ya se ha hecho al paisaje de dunas y mar y no deja de acompañar a María en sus paseos. Mientras, en Galicia, en Poio, los miembros de la protectora de animales de esta localidad sonríen ampliamente por el final feliz que tuvo esta historia. Desde la perrera quieren dar las gracias tanto a la familia acogedora como al departamento de Medio Ambiente del Concello de Poio y a la clínica veterinaria Cevac por ayudarles a agilizar los trámites del cambio de titularidad de la perra para que María y sus padres pudiesen llevársela a Canarias en tiempo récord. 

A partir de ahora, Lassy seguramente le dará la bienvenida a quienes se den un garbeo por Casa Manolo, todo un templo de la gastronomía en Fuerteventura. Desde allí, con toda la ilusión del mundo, María cuenta que se trata de un negocio familiar que sus padres abrieron tras emigrar a Canarias y que poco a poco fue ganándose a pulso un hueco entre esos sitios sagrados de la isla. Allí se come paletilla de cordero, cabra o buenos quesos. Dice María que «todo está muy bueno». Pues así queda escrito.